Rajoy dice que el debate es su “medio natural”. Es una fiera Mariano. Por eso, en los documentales de La 2 tienen al león de la sabana africana y en la Primera ha aparecido el presidente del gobierno, con su lado más salvaje, respondiendo a preguntas grabadas, sin posibilidad de que la gente repregunte. No vaya a ser que ese animal de escena, que es Mariano Rajoy, se venga arriba y los destroce a todos. Porque, como diría Félix Rodríguez de la Fuente, es “el hombre y la tierra”. El hombre, Rajoy, sabe que ha construido su realidad paralela: fin de la crisis y firmeza contra la corrupción. La tierra, la fauna y flora de este país, reflejan en las encuestas que se lo tragan. Así que, ¿para qué va a alterar Mariano semejante ecosistema?
Perdemos calidad democrática gota a gota, zarpazo a zarpazo. Las leyes mordaza, los plasmas y los diferidos simulados conviven con los palmeros de un país que, según dice el presidente en su balance de mandato, ha logrado “sobreponerse” a la crisis “sin que nadie quede en el camino” y ha “sentado las bases para que los corruptos devuelvan lo que han robado”. Toma esa. Y lo ha dicho Rajoy, el del “Luis, sé fuerte”, el de la sede del partido pagada con dinero negro, el del imparable aumento de la desigualdad.
Porque, en el país de Mariano, donde –recuerden- el debate es su “medio natural”, los parados y los trabajadores precarios son como animales buenos del bosque, mientras el presidente del gobierno termina la legislatura habiendo comparecido en apenas dos ocasiones ante el Congreso cuando lo ha pedido la oposición. Total, en una de estas veces Rajoy dio por superada la crisis y en otra dijo que el caso Bárcenas era solo culpa del tesorero. Todos los diputados del PP le aplaudieron a rabiar. Siempre habrá alguien a quien cargarle el marrón. Por cierto, ahora también nos dice el presidente que, haga lo que haga con los debates, será culpa de su jefe de campaña (recuerden aquella otra mítica frase marianista: “Yo voy donde me llevan”).
Para qué va a dar explicaciones Rajoy a preguntas complicadas, si puede montar un paripé con que ha abierto una “Oficina Anticorrupción”. Por mucho que hasta los fiscales conservadores acaben de decirle que está poniendo “graves dificultades a la investigación de las formas más graves de delincuencia, en especial de los delitos relacionados con la corrupción”. El presidente y su “medio natural” controlan la libertad de expresión, nos hablan de vasos y platos y… así que llegue la Navidad y los votantes les entreguen el voto como alegres pastorcillos.