No hay alianza más perversa que la que une la política tramposa con la desinformación interesada. Con una pandemia su peligrosidad puede ser letal. Y hay que mantenerse alerta por si el gato echa a correr como una liebre. De repente, la Comunidad de Madrid que ha venido siendo epicentro de la pandemia de coronavirus, con los peores registros de Europa incluso, registra una espectacular reducción de contagios, sin tomar medidas tan drásticas como otros lugares. Se habla ya del “milagro de Madrid” –cuidado con los milagros– y la prensa conservadora se lanza a publicitarlo como si fuera la hoja parroquial. La llamada “estrategia” de Ayuso ha sido, a tenor de lo que avanzan sus portavocías, mantener el pulso al Gobierno y evitar el parón total de la hostelería… y eso solo haciendo test de antígenos y confinando por áreas sanitarias, como si unas funcionaran peor que otras. El problema es tan serio, las sospechas tan preocupantes, que exigen una aclaración. Aun en estos tiempos tan confusos política y mediáticamente.
El milagro del Madrid de Ayuso ha llegado a la prensa internacional. Lo contaba anoche el Huffington Post: “La prensa alemana se viene arriba con Díaz Ayuso”, aludiendo a un artículo de Die Welt. Con cierta ironía el periódico alemán se preguntaba: “los contagios están cayendo rápidamente, aunque los bares y restaurantes están llenos. ¿Qué hace la ciudad de manera diferente?”. Ayuso habría descubierto la cuadratura del círculo y dado una lección a toda España y al mundo que utiliza medidas más duras para contener al coronavirus, cuando funciona igual o mejor con todo abierto. Raro es desde luego. Los “medios hablan de un milagro, los investigadores están asombrados y no encuentran una explicación correcta del fenómeno”, dicen.
Tirando del hilo, la información procede de un artículo de El Mundo y la difundió –a palo seco– la Agencia de noticias alemana DPA. El milagro Ayuso ya corre por los medios. El Telediario de TVE sacó este lunes a un par de expertos explicando que quizás ha aumentado la responsabilidad individual, la reacción de los ciudadanos al verse señalada su comunidad como líder en contagios. Apenas recogida el alma de mis pies, vamos a buscar argumentos más serios.
Hay un dato clave: “En dos semanas, la Comunidad pasó de hacer casi 170.000 PCR a no llegar a las 73.000 (entre el 4 y el 10 de octubre); exactamente los 14 días en los que los contagios caen en picado”, como concretaba El País. Se detectaron menos casos súbitamente, que no implica que no los hubiera. Madrid es la única Comunidad en España que hace más pruebas de antígenos que PCR. La última semana de octubre, fueron estos el 69,3% de todos los test. Los casos positivos pasaron de representar un 19,5% a menos de la mitad, 8,64% detalla ctxt.es.
En un informe anterior, la periodista Vanessa Jiménez también citaba los casos del barrio de San Diego, en Puente de Vallecas –que pasó de tener el 75% de la población infectada al 1% en los test de Ayuso, aquel show de largas colas que deparó la Comunidad–, y cómo se ordenó dejar de hacer test a “todos los contactos estrechos de un caso confirmado con infección activa”. A los milagros lo que mejor les sientan son los datos. No hay menos casos, se detectan menos con el riesgo que implica el contagio por medio de los asintomáticos. Pero a estas alturas sabemos que cada test tiene un objetivo diferente. Los test de antígenos dan una visión global y los PCR más concreta, los PCR son los que realmente confirman que se tiene o no Covid-19. Los de antígenos solo son efectivos durante los primeros 5 días de la enfermedad y siempre y cuando el paciente manifieste síntomas, aseguraba la revista Redacción Médica.
“Los test de antígenos son muy útiles en detectar infección en pacientes sintomáticos desde el inicio de síntomas hasta 5-7 días después de la aparición de síntomas. También son capaces de detectar asintomáticos con alta carga viral, aunque puede perder personas con baja carga viral”, responde a mis preguntas Pedro Aparicio, profesor de Inmunología de la Universidad de Murcia. A los de antígenos se les pueden escapar infectados, los PCR detectan casos que no son suficientemente intensos como para contagiar, puede concluirse. Pero cada cual tiene un campo, sin duda.
Aparicio estima que “los datos de la CAM de hospitalizaciones sugieren que la rapidez en la obtención de resultados en Madrid con estos test permiten un control de la infección mejor que los test de PCR que tardan días en dar los resultados, ya que aíslas a los casos antes”. Es la misma línea que señaló Fernando Simón. Pero no cualquier test ni mucho menos hecho en cualquier parte “la prueba diagnóstica puede estar sesgada por la manera en la que se extrae la muestra”. Desde luego, no hay un único test de antígenos. Los test rápidos y baratos que compró Madrid son los de la compañía estadounidense Abbott. Los mismos que Trump.
El cribado con antígenos parece ser la causa de un brote que ha ocasionado 25 víctimas mortales la residencia de Domus Vi en Puente Genil. Así lo creen trabajadoras del centro y el alcalde del municipio. Apuntan a la falta de fiabilidad de estos test de antígenos que dieran “falsos negativos” entre residentes y trabajadores y que sea la posible causa de la expansión del virus.
Ayuso acaba de presentar unos anuncios de concienciación ante la pandemia que nos han costado a los residentes en la Comunidad tres millones de euros. Test baratos, anuncios caros. Transportada por los elogios al “milagro” que ella ha propiciado dijo que el mensaje “de responsabilidad” lanzado por su Ejecutivo “está admirando al mundo”. “Cada vez más capitales europeas y más prensa extranjera habla de lo que está sucediendo en Madrid”, dice. Y ya ven que hablan como hablan. Da la sensación de que Ayuso ya se ve en La Moncloa como aventuran sus fieles en los medios. De ahí que haya vuelto a escribir a la presidenta de la Comisión Europea pidiéndole que autorice a las farmacias a hacer test, como si dependiera de Ursula von der Leyen y no del Gobierno español al que puentea en ridícula actitud. La idea ha sido rechazada por al Agencia Española del Medicamento. Y Fernando Simón, como coordinador de Alertas Sanitarias, piensa que podría poner en riesgo al personal que atiende en las farmacias.
Creer en los datos de Ayuso nos remite al significado exacto del verbo creer y no es nada fácil otorgarle esa confianza. Practica el trumpismo pandémico que Biden se propone cambiar como primera medida de su presidencia. Primar la economía, algunas economías, sobre la salud de los ciudadanos. Algunas voces intentan enfriar el entusiasmo de Ayuso y su clan. Pero las dudas exigen una respuesta absolutamente clara y rotunda.
Nuestra salud no es algo secundario desde ningún ángulo que se la mire. Los datos del coronavirus siguen siendo sobrecogedores. España ha superado este martes el millón y medio de contagios y registra 435 fallecidos en un día, el máximo de la segunda ola. Solo hace 20 días, el 21 de octubre, se alcanzaba el millón de contagios desde el inicio de la pandemia. Sigamos enfrentando el reto con sensatez y verdad.
Si dejamos fuera el tema de los test, que es mucho dejar, lo de Madrid podría ser más que por pundonor madrileño, como decían los expertos del Telediario, porque muchos ciudadanos se quedan en casa. Igual por el miedo de algunos descreídos de que no le funcionen a Ayuso sus milagros.