Tras años de advertir cómo iba llegando el lobo, resulta que ya está aquí. Ha sido fruto de un trabajo concienzudo, eso nadie puede negarlo. Quienes con tanto empeño trataron de arruinar el asalto al cielo de los derechos sociales han conseguido la toma de las cloacas del franquismo y han liberado incorruptos a todos sus demonios. A unos cuantos, para hablar con precisión: les quedan el resto de la batería que convirtió este país en un profundo atraso histórico.
Los pactos para la constitución de los nuevos Ayuntamientos y Comunidades Autónomas tras las elecciones no dejan lugar a dudas: PP y Vox gobernarán juntos, desde este sábado, bajo postulados de estricta ultraderecha. Las decisiones en la Comunidad valenciana son una evidencia nítida: los ciudadanos han cambiado unas políticas avanzadas y progresistas por la vuelta al viejo PP -paradigma de la corrupción- bajo la batuta del atroz involucionismo de Vox, que no incomoda en lo más mínimo a sus anfitriones institucionales. Nombrar vicepresidente y conseller de cultura a un torero de muy extrema derecha sin canuto siquiera para hacer la letra 'O' es -además de un insulto- una declaración de intenciones. Y se confirma cada día, casi por minutos.
Hoy ha sido el número 2 de Vox en Valencia. Asegura que la Violencia de Género no existe, que la violencia machista no existe. Todo un escandaloso giro reaccionario que pretende devolvernos a la España de los cincuenta del siglo pasado con la mujer diezmada por la pretendida superioridad de hombres con un ladrillo por cabeza. Así se criaron y las décadas transcurridas no han minado en absoluto aquello que mamaron. Mujeres sumisas incluidas. O las que se pierden por vericuetos de buscada ofuscación sin distinguir los verdaderos peligros.
No hay lugar a equívocos, van contra derechos consolidados desde hace décadas, y a normalizar un cúmulo de vergonzosas trágalas machistas. A meter en las instituciones a seres como el condenado por violencia de género que amenazaba a su mujer y la llamaba “puta imbécil” en Valencia o al tipo de Coalición por el Bierzo, Pedro Muñoz, que dejó tetrapléjica a la suya y gobernará con PP y Vox.
La ultraderechizacion de la sociedad no es un fenómeno único de España -han invertido mucho esfuerzo y dinero quienes de benefician de ella- pero aquí tiene rasgos muy peculiares que aún la hacen más peligrosa. Nada conseguirían sin cómplices mediáticos que añaden más porquería a la añeja: no limpiar en años las fosas sépticas ni sacar la basura arroja estos resultados. Y no dirán que no se avisó.
El problema de España fue dejar impune al franquismo y estaba claro que nos pasaría factura como sociedad. Los países que intentaron hacer justicia con sus dictaduras sangrientas han sufrido diversos avatares, aunque la mayoría salió algo más airoso. Al menos en decencia. Argentina arbitró leyes de Punto Final y ha juzgado a responsables de aquella infamia; en España siguen copando incluso las instituciones. Ahora también lo que llaman “el relato”.
Y así nos encontramos en una realidad pavorosa. PP y Vox no son propiamente partidos políticos al uso. La ultraderecha es una anomalía democrática en sí misma y el PP una organización que utiliza la política para sus fines propios como he dicho muchas veces porque así lo evidencian. Un par de ejemplos recientes: PP y Vox se han puesto de acuerdo en suprimir la Oficina Anticorrupción de Balears, dicen que es un gasto inútil. En la progresión de hechos, causas y resultados, atentos a los tintes en la designación de Marta Rivera de la Cruz como número 2 del PP por Madrid: “La presidenta de la Comunidad de Madrid sabe cómo pagar las lealtades que acaban con sus enemigos”. ¿Qué tipo de organizaciones funcionan así, a ese grado?
Los gobiernos Vox/PP han asomado ya la pezuña y la garra completa. Ese ideario en esquema que avergonzaría hasta a alumnos de un parvulario es como una inmensa tomadura de pelo que al parecer sintoniza con electores a su nivel. Todo un trazado completo a implantar desde la infancia con pines parentales para seguir educando cenutrios a su imagen y semejanza. Y con un PP que ha hecho de la mentira su principal arma política, con la complicidad de los medios y de personas concretas en ellos. Todo esto no es democracia, la democracia debería haber sabido defenderse de la podredumbre que la ha infectado. El contrapunto de la información que tuvo, ahora flaquea. Y no parece que ya tenga remedio. No a corto plazo y no sin atravesar la debacle de la barbarie. Ya está aquí. Por cuatro años. Por voluntad del PP que no le hace ascos a nada si consigue los objetivos que le guían en la empresa. Con aspiraciones de sentarse también en la Moncloa para completar la labor.
Ahora también Extremadura “se abre” a caer en la ultraderecha. Y lo que venga. Hay motivos para una intensa alarma. En Castilla y León se ha llegado al punto de suspender en la Universidad una conferencia del magistrado emérito Martín Pallín: iba a hablar de la democracia frente a la extrema derecha. Los días más negros ya no están por venir. ¿Se acuerdan de cuando nos echábamos las manos a la cabeza por la promoción mediática de la ultraderecha?
Europa alerta del impacto que puede tener un gobierno de esa derechaultraderecha nuestra en la Moncloa, de cómo contraviene algunas políticas comunitarias: medio ambiente, migraciones, justicia social o fondos europeos pueden estar en cuestión. Pero el auge de Meloni en Italia y las alianzas que ya forman en las instituciones de la UE no presagian nada bueno.
Eran, tras la pandemia, los tiempos de ahondar en las políticas sociales sin las que la tragedia hubiera sido aun peor, y desataron la tan “oportuna” guerra. Y, antes, la banalización y el adoctrinamiento en el egoísmo y la estupidez. Y todo el tiempo en este país, la impunidad y la corrupción. El lobo ya está aquí. Y la España en blanco y negro coloreada por los artesanos de la falsedad también. Algunos avispados sin escrúpulos toman posiciones.
Un triunfo de los desaprensivos en el PP con el Poder Judicial -que han logrado mantener a su favor contra natura durante cuatro años- se dibuja tétrico. Ojalá Pedro Sánchez consiga reeditar un gobierno progresista, si le deja el lastre oscuro de su partido. Solo faltaba la desunión de las izquierdas. También es tarde para liberarlas de sus bacterias. Y en cuanto a la derecha tradicional, cuesta creer que tantos millones de personas avalen completo ese pack de corrupción, barbarie y brutal retroceso.