Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El discurso del PP con los menores migrantes salta por los aires
Los 20 millones que ocultó el jefe de la UDEF conducen al principal narco español
OPINIÓN | 'Las democracias mueren a plena luz del día', por Enric González

¡Pero si solo fue un cachete!

Luis Rubiales, a su salida de la Audiencia Nacional.
13 de febrero de 2025 21:54 h

32

No entiendo que Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, se haya molestado tanto por el cachete que le di el otro día. Supongo que todos lo visteis, pues fue televisado en directo: Rubiales salía de la Audiencia Nacional tras declarar por el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso. Entonces me acerqué a él y, delante de las cámaras, le di un cachete en la cara. Plaf.

Él me ha denunciado ¡por agresión! ¡Pero si solo fue un cachete! Una manita en la cara, algo “espontáneo”, un “signo de cariño”, “sin ninguna importancia ni para mí ni para él”. Mi cachetazo se enmarca en “una manifestación de alegría incontrolable”, después de oír su declaración. Además, en mi defensa diré que antes de darle el cachete, mientras le sujetaba la cabeza para que no pudiera esquivarlo, le pedí su consentimiento: “¿Puedo darte un cachetito?”. Y él me contestó: “vale”. Estoy totalmente seguro de ello.

No percibí ningún tipo de rechazo por su parte, y tras el cachete se alejó sonriente, todos lo visteis en televisión. Ese mismo día Rubiales comió con unos amigos y bromeó sobre ese cachete que ahora llama agresión. Él ha dicho que eso no le quita gravedad, y que “no tengo que estar llorando en una habitación para entender que no me gustó el cachete”, pero yo me pregunto: ¿qué clase de víctima se va de celebración después de ser agredido?

Tan tranquilo estoy de lo que hice, que no solo no pienso dimitir, sino que además os animo a que le deis también un cachetito cada vez que os crucéis con él. Un cachete flojito, cariñoso. ¡Plaf! Y ya de paso, podéis cachetear a todo el que diga que lo de Rubiales fue “solo un besito” (¡plaf!), que fue espontáneo (¡plaf!), que no es para tanto (¡plaf!), a qué viene tanto revuelo (¡plaf!), tanto juicio, tanto seguimiento mediático, tanto artículo de opinión, tanta declaración política, tanto gasto en abogados y en celebrar un carísimo juicio de varios días, tanta pena de cárcel solicitada y tanta indemnización (¡plaf!, ¡plaf!, ¡plaf!, ¡plaf!).

¡Que solo fue un beso, un besito, un piquito! (¡plaf!). ¡Que una agresión sexual es una cosa más seria! (¡plaf!) ¡Que, como dijo su abogada, no podemos confundir el pecado con el delito! (¡plaf!) ¡Por dios, que tenemos cosas más importantes de que ocuparnos, Trump, Ucrania, Gaza, el SMI! (¡plaf!, ¡plaf!, ¡plaf!). Dales solo un cachete, no una paliza: un cachetito simpático que suena pero no duele, el equivalente a un “piquito”, igual de humillante y denigrante, sobre todo cuando se retransmite por televisión y todo el mundo lo ve. Si además se lo das a un inferior jerárquico, más humillante todavía, pero no te cortes solo porque seas tú el jefe.

Yo mismo me cacheteo cuando pienso algo así, pues ninguno estamos a salvo de minimizar, banalizar o normalizar una agresión, sobre todo cuando la sufre una mujer: solo fue un beso, solo le tocó el culo, solo le envió una foto-polla, solo la acorraló en el baño, solo la acosó de palabra… ¡Plaf! Lo de Rubiales “solo” fue un beso no consentido, y “solo” fue una estrategia de coacción aprovechando su posición de poder y usando a terceras personas para que ella le quitase importancia y no lo denunciase. ¡Plaf! Perdón, solo ha sido un cachete.

Etiquetas
He visto un error
stats