Ya saben que tenemos un Gobierno de gente de codos. Opositores a carretadas, personas de orden y, nos sugieren, con la cabeza ordenada. Los más de ellos procedentes del mundo del Derecho. Formidable, si no fuera porque casi todos sus proyectos de ley acaban teniendo problemas técnicos. Es tal su afán de imponer ideológicamente su modelo que ni siquiera alcanzan a ver las líneas rojas que pisan y emborronan con una técnica legislativa puesta al servicio de sus deseos.
La nomografía se les enfanga. Eso sí, están consiguiendo que colectivos jurídicos de todo tipo se movilicen para enmendarles la plana, advertirles o hasta gritarles sobre el sindios que pueden liar si dejan que los proyectos de ley salgan tal y como han sido planteados.
Ya contábamos que la urgente bajada de pantalones ante el gobierno chino, además de aplacar a ese régimen tan democrático, causará daños colaterales en la persecución no sólo de otros delitos de jurisdicción universal sino de delitos de crimen organizado. Desde la Audiencia Nacional, la Fiscalía ha preparado un prolijo informe jurídico en el que se repasan, paso a paso, todos los atropellos que de esta reforma apresurada y poco pensada se derivarían y se lo ha enviado al fiscal general del Estado, a ver si para el desvarío y consigue mejorar técnicamente el dislate.
No solamente el texto contradice convenios internacionales suscritos sino que hace desaparecer infracciones criminales de la jurisdicción universal como los delitos de tráfico ilegal o inmigración clandestina, dejando su persecución limitada a que los hechos se produzcan en territorio nacional. Eso porque estamos muy preocupados por las mafias cuando vuelan las pelotas que si no... El repaso les explica también cómo su texto, que se votará ya a toda mecha hoy, afecta sustancialmente a la llamada extradición pasiva. Todo ello sigue siendo así de desastroso aún a pesar de que la Policía haya conseguido forzarles a introducir una modificación para poder seguir asaltando “narcobarcos”, algo que se habían cargado limpiamente en su reforma.
Y como no será el proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana que, a pesar de haber desactivado y domado a su antojo al CGPJ, éste ha emitido un informe demoledor sobre la dudosa constitucionalidad de una parte importante del nuevo articulado del proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana. No son ya cuatro tertulianos rojos, señor Fernández. La regulación de las identificaciones, los atentados contra los derechos de reunión y manifestación, el exceso de la atribución administrativa sobre infracciones sobre las banderas o los nuevos usos de la seguridad privada. Casi todo lo que han introducido como novedad se ve cuestionado ahora por los técnicos.
La Ley de Emprendedores provocó que los jueces mercantiles elaboraran un documento conjunto repasando los problemas e incongruencias que se derivaban de su articulado.
La ley del Aborto de Gallardón no es que sea manifiestamente injusta, ideológica y confesional sino que ha recibido ya el primer informe demoledor de una de las ponentes que el Consejo del Poder Judicial designó para estudiarla.
La ley que introduce las tasas judiciales está suscitando grandes movimientos de los colectivos de abogados y de secretarios judiciales, también de jueces y usuarios, y no sólo por su radical injusticia al dificultar el acceso a los tribunales sino también por las deficiencias y problemas que su puesta en funcionamiento ha suscitado.
La propia reforma del Código Penal tiene un gran cuestionamiento técnico y la introdución del concepto de prisión perpetua revisable está siendo cuestionada por catedráticos de Derecho Penal, asociaciones de jueces y de juristas que la consideran inconstitucional.
Plas, plas, plas, plas. Una bofetada después de otra. Los chicos serios, los opositores, los juristas por los codos no dan una.
Y no se trata ya, ni siquiera, de que oigan el clamor de la ciudadanía que se opone a ese recorte de derechos y libertades sin precedentes. Se trataría, al menos, de que consultaran con los técnicos y con las personas que tendrán que aplicarlas, que dialogaran, que no las redactaran a escondidas. A ver si no iban pisoteando como elefantes el Estado de Derecho. No caerá esa breva.