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Opinión - Libelos de sangre, bulos sin red y gente que elige creer. Por Isaac Rosa

Tres razones para dejar Twitter, tres para quedarse y una conclusión provisional

Perfil de Elon Musk en X.

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Desde que Elon Musk compró Twitter (ahora X) la moderación de contenidos ha decaído hasta revelarse incapaz de embridar el discurso de odio. El documental de Movistar+ Twitter en la era de Elon Musk muestra cómo el empresario impuso su política de permitir cualquier discurso -incluso los delictivos-, aun a costa de numerosas tensiones éticas con los empleados. Pese a que Musk ha declarado que quiere hacer de Twitter la “plaza pública digital”, ha puesto la aplicación al servicio de Donald Trump en plena campaña electoral, lo cual no se compadece con la neutralidad esperable de una “plaza pública”, y muestra su laxo sentido del conflicto de interés. 

To tweet or not to tweet”, esa es la cuestión. Mis motivos para marcharse se resumirían en tres.

1. El odio en X no es gestionable (particularmente para las mujeres). Todos hemos de entrenarnos en tolerar la crítica, pero nadie tiene por qué soportar el escupitajo constante. Y Twitter es hoy una escupidera mundial donde los envidiosos, los resentidos y los rencorosos, salen en manada del infierno para esparcir su odio. Tienen como blancos de su odio a cualquiera, pero sobre todo a las mujeres que destacan. Porque sí, porque a los haters no les gustas, o por tu foto o tu último éxito. En el fondo se odian a sí mismos y Twitter sustituye la terapia que no han hecho. 

2. Los “followers” han muerto. Jack Conte, músico y cofundador de Patreon, ha explicado recientemente cómo ha cambiado el ecosistema de las redes sociales. Basándose en su propia experiencia como artista y emprendedor, afirma que, desde que las plataformas han virado a un modelo de negocio basado en anuncios, los creadores ya no pueden usarlas para comunicarse con sus seguidores. No sólo les sucede a los creadores. Si, como ciudadano, sigues concibiendo Twitter como un lugar para informarte, debes saber que corres grave riesgo de creerte bulos. Si sigues pensando que Twitter es el sucedáneo digital del debate público, has de saber que ese debate ha sido cortocircuitado por su política comercial y por los caprichos de su dueño, un maestro en difundir desinformación. Da igual cuántos seguidores tengas, si no posteas hoy algo viral, el algoritmo te desdeña.

3. Uno de los cambios introducidos por Elon Musk en el algoritmo hace que hayamos dejado de ver tuits de gente que nos resultaba interesante o divertida. A cambio, ha programado el algoritmo para que sus tuits tengan más difusión. Es algo peor que un capricho, es la deriva 3.0 de un Aló Presidente de libro. Musk ve a los usuarios de TW como audiencia cautiva. Muy desagradable.  

Por esas tres razones, deberías dejar Twitter. Pero hay motivos para quedarse:

1. Los líderes de los gobiernos y los partidos políticos europeos deben permanecer a toda costa, por lo que X tiene de necesidad democrática. Al mismo tiempo, han de trabajar ya en una red social europea alternativa. Musk no garantiza nada parecido a la neutralidad y es aficionado a la desinformación. Precisamente por eso, no se puede abandonar sin alternativa. Los gobiernos han cometido graves errores: han confiado el debate público, el discurso político e incluso la comunicación de servicio a una empresa privada. Como no es europea, tampoco pueden regularla, sólo aprobar legislación respecto a su funcionamiento en Europa (como el reglamento de protección de datos). Sin embargo, eso no cambia el corazón de lo que es Twitter hoy: un medio de comunicación muy influyente en manos de la extrema derecha norteamericana. Necesitamos una plataforma europea y no se construye de un día para otro.

2. Twitter tiene unos 600 millones de usuarios en todo el mundo. Por lo tanto, si quieres un lugar donde intentar llegar a tu audiencia, dar visibilidad a tu negocio o contactar con gente afín, aun con trabas sigue siendo el lugar adecuado. Entre las plataformas que usan el texto de forma predominante, no hay otra donde vayas a encontrar más gente: si tuviera que emprender ahora un pequeño negocio, sin duda pagaría la versión Premium, sigue siendo barato a cambio de lo que da. Hay muchas otras plataformas donde publicar tu trabajo creativo (Substack o Premium para los escritores), pero X sigue siendo el lugar donde anunciar que tu obra está disponible en otros sitios menos poblados. 

3. El último es la pura inercia: si ya no sirve para que artistas y creadores lleguen a sus fans, ni para celebrar un debate público sano, ni para informarse, ¿para qué sirve exactamente? Para ver de vez en cuando algo entretenido mientras estás a disposición de los anunciantes. Es lo que nos dio siempre la televisión, ese aparato viejuno que no interesa a nadie…

La conclusión provisional es clara: hay que quedarse para seguir observando. Las próximas elecciones en EEUU nos permitirán aquilatar la influencia real de Twitter.

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