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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

TV3 y La Vanguardia

Jordi Évole, en su programa Salvados, habló de la penuria laboral en la que estamos instalados. En un momento del espacio, un sindicalista de la empresa de automoción Nissan dijo que la presión a la que están sometidos en las negociaciones con la empresa traspasa el ámbito de las puras relaciones laborales entre empresa y trabajadores: políticos y medios de comunicación toman posiciones conminándoles a negociar rebajas salariales y recortes de empleo con el fin de que se mantengan en el país estas multinacionales subvencionadas por el erario, es decir, por todos nosotros.

Durante la conversación con Évole, el sindicalista dijo que cada día, sobre el mediodía, llegan a la planta de Nissan alrededor de 2.000 ejemplares del diario La Vanguardia, que se distribuyen gratuitamente entre los trabajadores.

Évole mostró en su iPad un editorial y varias informaciones de La Vanguardia que pedían “diálogo” y “sensatez” por parte de los trabajadores de la planta de la Zona Franca, que aceptaron una doble escala salarial y rebajas en su sueldo. Nissan, que recibió varias decenas de millones del Gobierno de José Montilla (PSC), realizó una regulación de empleo al poco tiempo de ingresar estas subvenciones a fondo perdido.

“Es lo que hay”, decían los trabajadores entrevistados en Salvados. Y seguramente es verdad que no tenían/teníamos otra opción.

Es llamativo el papel que los medios pueden jugar en los momentos de crisis. No debemos esperar una defensa de los más débiles, sino más bien una alineación con los poderosos, quizás porque entre los primeros también se encuentran algunos diarios catalanes.

El director de El Periódico de Catalunya alertaba en una columna sobre la concesión de la externalización (privatización) de la publicidad de TV3 a favor de intereses ocultos de grupos privados que todos interpretan en clara alusión a su competencia: La Vanguardia.

El Periódico ha colgado en su web y publicado en el diario varias informaciones, incluida una del comité de empresa de TV3 en la que tacha de error la decisión mayoritaria del Parlament de Catalunya.

La Vanguardia ha publicado una información de perfil bajo sobre este tema: ¿significa eso que el Grupo Godó aspira a la concesión de la venta de espacios publicitarios de TV3?

Una de las razones esgrimidas para privatizar la facturación publicitaria de la cadena es la imposibilidad de competir con el oligopolio de Antena 3 y Telecinco. Se supone impensable que el concesionario fuera precisamente uno de ellos (Atresmedia o Mediaset), aunque pudieran resultar los más eficaces. Grupo Zeta, editor de El Periódico, no tiene experiencia en gestión comercial televisiva, y en cambio Godó dispone de 8TV, que ha alcanzado una audiencia del 5,8% que, unida a la de TV3, que raya el 15%, le permitiría hacer una buena tarifa conjunta publicitaria a imagen y semejanza de la empleada con La Sexta y Cuatro por parte de Antena 3 y Telecinco, respectivamente.

Sí o sí, parece que lo de la publicidad de la tele catalana acabará en manos de La Vanguardia.

No hay que rasgarse las vestiduras por ello. La mayoría de los gobiernos, incluido el tripartito, han beneficiado en subvenciones al Grupo Godó. Y éste de CiU se cree en deuda con el editor de La Vanguardia, que no ha tenido reparo en modular su interpretación “moderada” hacia la independencia hace tan solo unos días.

Visto el papel de altavoz y propaganda que La Vanguardia hace de las consignas del poder económico y político establecido, yo le daría la publicidad de la televisión pública a ese diario: ha demostrado que lo puede hacer con eficacia y solvencia.