Se repetirán las elecciones. Lo publica el Boletín Oficial del Estado. Sí, el BOE, en cuyo edificio el gobierno tiene a vigilantes contratados por 700 euros al mes. Repasar noticias en el Día de la Libertad de Prensa ofrece estos sobresaltos. Como leer a Mariano Rajoy quejarse de que sufre “vetos”. El mundo al revés. Rajoy dice que “vetar no contribuye a nada, en ninguna faceta de la vida”. Esto mientras, por seguir celebrando el día del periodismo, los trabajadores de la televisión pública siguen denunciando el intervencionismo político del partido de don Mariano. Por citar solo un caso. Pero “los vetos son malos”, dice el presidente en funciones. Y ya tal.
La nueva campaña electoral se lanza con el PP en plan víctima (qué malos son los demás que no han querido pactar), con la enésima batalla interna del PSOE (con amigos así, para qué enemigos), con el enésimo intento de Podemos e Izquierda Unida de “confluir” (¿volverán a marear la perdiz?) y con Rivera que no se sabe si viene o va (¿queda claro si seguirá “vetando” a Rajoy?). Todo para mayor victimización del presidente en funciones, que se ha fumado un puro estos meses y quiere que ahora la cosa vaya de que los demás son unos irresponsables. Como si ya nadie se acordara de su complacencia con la corrupción, con la desigualdad y con los millones de empleos que iba a crear.
El primer veto lo ejerce Mariano Rajoy a su propio partido. Son muchos los que dicen en privado que están deseando que se marche para regenerar el PP. Los vetos los aplica él mismo a levantar alfombras. Sin ir más lejos, mientras el presidente lamentaba que le vetan, un juez acaba de bloquear la cuenta del Partido Popular de Valencia, donde se investiga la trama de blanqueo. Rajoy ha protegido a Rita Barberá, como a los demás, en todo momento.
De estas tramas corruptas por juzgar ya apenas se habla. Ni de Bárcenas, Rato o Blesa. No conviene. Es como si el debate debiera centrarse en quién tiene la culpa de que se repitan las elecciones. Y aquí cada uno tiene su teoría. Lógico. Pero, cuidado con olvidar las situaciones reales. ¿Alguien se acuerda de los problemas que nos han traído hasta aquí? Pongamos por caso el 21% de tasa de paro, los casi 3 millones de personas que llevan más de un año sin trabajo o los dos millones sin prestación.
Los vetos van por barrios. Esteban González Pons, que prometió tres millones y medio de empleos, acaba de anunciar que Ana Mato, dimitida por la Gürtel, ha sido recolocada para “fomentar el conocimiento de las políticas de la Unión Europea entre los jóvenes”. Con un 50% de paro juvenil en España y con Mato empleada en impartirles doctrina, aquí tienen un buen ejemplo de que los verdaderos vetos son para quien los sufre.