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Como el Titanic
Es la imagen que me viene a la cabeza al ver el momento que vivimos y la forma de pensar y actuar de muchos de mis conciudadanos.
Hemos sido advertidos de forma insistente y reiterada por la ciencia primero y por organismos internacionales después que el planeta tierra no da más de si.
Tendremos que vernos con el agua al cuello para reaccionar.
Tampoco parece que nos inquiete mucho el tambaleo del estado de bienestar que tanto costó poner a flote a nuestros mayores.
Este barco está tocado en su línea de flotación y, sin embargo, sólo obedecemos a quien vestido de smoking nos pide calma mientras ellos y los suyos se hacen con los primeros y mejores botes salvavidas.
Luego nos tocará a la segunda clase -eso nos dicen-, después al servicio, luego a los pobres y por último a los inmigrantes y vagos (gentes sin derechos).
Es la ley del “sálvese quien pueda”, la ley del pudiente y de los que aspiraban a serlo, aunque terminarán hundiéndose igualmente. Ni siquiera en este caso habrá auxilio para niñ@s (futuro incierto en un planeta a la deriva) y ancian@s (véanse pensiones). El mar no entiende de clases sociales.
Esta nave se hunde. Frente a la razón y el sentido común parece imponerse la miopía de quienes sólo piensan en situarse en primera clase formando parte de la casta a la que muchos sueñan pertenecer.
El Titanic, nuestro Titanic está amenazado. El 90% pertenecemos a las clases que nunca podremos pagar sus botes salvavidas.
No pienso quedarme sentado esperando, ni pienso seguir el juego a quienes con engaños nos han llevado a la deriva y ahora se presentan repeinados y trajeados ofreciéndonos con mentiras y medias verdades reservados en un barco que se hunde y del que ell@s creen estar a salvo.
Nos queda la dignidad de unirnos y resistir. Por mis hij@s, niet@s, por mis mayores, por quienes están peor que yo, no cederé a vuestro chantaje, no me rendiré.
El voto sólo será mi primer paso.
Es la imagen que me viene a la cabeza al ver el momento que vivimos y la forma de pensar y actuar de muchos de mis conciudadanos.
Hemos sido advertidos de forma insistente y reiterada por la ciencia primero y por organismos internacionales después que el planeta tierra no da más de si.