Hubo un momento en el que temimos que el ébola se extendiera por España. El contagio de Teresa Romero activó la alarma en nuestro país, y cuando nos comunicaron su recuperación y supimos que no se habían detectado nuevos contagios, respiramos aliviados. En España respiramos aliviados, pero en África Occidental: Liberia, Sierra Leona, Guinea... la epidemia se ha cobrado ya casi 5.000 vidas y el número de casos de ébola detectados supera los 13.000.
Las poblaciones de estos países viven con miedo permanente a que este brote sin precedentes les afecte y se lleve a su gente. Los testimonios que nos llegan desde terreno son aterradores. David Watako, responsable de Agua y Saneamiento de Oxfam en Liberia, explica que “vivir en Liberia hoy es vivir con una ansiedad constante. Todo el mundo tiene miedo a cualquier apretón de manos, al contacto con cualquier fluido o superficie que pueda estar infectada. Incluso algunos trabajadores sanitarios ya no son bienvenidos en las comunidades donde viven, porque la gente teme que puedan infectarles por el trabajo que están haciendo.”
La falta de información en algunas zonas, sobre todo en las rurales, ha generado desconfianza y ha provocado que corran rumores que afectan directamente al comportamiento de la gente. Por ejemplo, el Gobierno de Sierra Leona ha anunciado que todas las personas que detecten un caso de ébola y no lo reporten se enfrentan a dos años de cárcel. Holly Taylors, responsable de proyectos de Oxfam, cuenta cuenta que: “Cuando alguien muere, por miedo a ir a la cárcel, abandonan el cuerpo en la calle. Si avisaran al equipo de enterramiento, suu comunidad quedaría en cuarentena y como nadie quiere responsabilizarse de ello el cuerpo yace en la calle durante días”.
Es importante que la información llegue. La gente necesita saber cómo protegerse para evitar el contagio y adónde acudir cuando tenga los primeros síntomas. Se trata de información básica y tremendamente valiosa para reducir las probabilidades de contagio, pero que en muchas zonas es difícil hacer llegar. La radio, vallas publicitarias, mensajes de texto a teléfonos móviles, pero sobre todo las visitas puerta a puerta, son los canales que las organizaciones humanitarias estamos usando. Siempre adaptadas al público al que nos dirigimos. Con información podremos frenar la expansión del ébola desde la raíz.
Hubo un momento en el que temimos que el ébola se extendiera por España. El contagio de Teresa Romero activó la alarma en nuestro país, y cuando nos comunicaron su recuperación y supimos que no se habían detectado nuevos contagios, respiramos aliviados. En España respiramos aliviados, pero en África Occidental: Liberia, Sierra Leona, Guinea... la epidemia se ha cobrado ya casi 5.000 vidas y el número de casos de ébola detectados supera los 13.000.
Las poblaciones de estos países viven con miedo permanente a que este brote sin precedentes les afecte y se lleve a su gente. Los testimonios que nos llegan desde terreno son aterradores. David Watako, responsable de Agua y Saneamiento de Oxfam en Liberia, explica que “vivir en Liberia hoy es vivir con una ansiedad constante. Todo el mundo tiene miedo a cualquier apretón de manos, al contacto con cualquier fluido o superficie que pueda estar infectada. Incluso algunos trabajadores sanitarios ya no son bienvenidos en las comunidades donde viven, porque la gente teme que puedan infectarles por el trabajo que están haciendo.”