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La confianza en los medios empeorará antes de mejorar

Los periodistas en 2020 van a tener que hacer frente a la posibilidad de que la confianza en los medios caiga en los próximos años. Esta predicción no refleja una evaluación sobre cómo andan actualmente los medios, ni una mirada sobre el contexto social más amplio en el que se desenvuelve el periodismo. Está simplemente basada en una observación: desde 2015, la confianza en los medios ha caído en la mayoría de los países. Y aún no hay consenso real sobre las razones por las que viene ocurriendo esto o qué debe hacerse al respecto. Así es difícil imaginar que esa tendencia se vaya a revertir.

Por consiguiente, mientras la mayoría de los líderes digitales encuestados confía en las perspectivas futuras de sus compañías, que se enfrentan a importantes disrupciones tecnológicas y de negocio, la disrupción social y política de la erosión de la confianza pública sigue constituyendo un desafío para muchos medios.

De acuerdo con los datos de Digital News Report de Reuters Institute, en el plano nacional los niveles de confianza en los medios cayeron, desde 2015, un promedio de cinco puntos porcentuales en 18 países (ver gráfico). Por supuesto, si analizamos con más detalle la información, las cosas se tornan más complicadas. La confianza cayó en diez de los 18 países sobre los que tenemos datos desde hace cinco años: Reino Unido, Alemania, Francia, Austria, Finlandia, Japón, Portugal, Brasil, Polonia y República Checa. Por el contrario, en otros países, como Italia o Australia, la confianza aumentó, mientras en Dinamarca, EE.U.U, Países Bajos e Irlanda, ésta se mantuvo estable. Incluso en esos países donde la confianza cayó, de cierta forma la disminución parece menor de la que cabría esperar, si se tiene en cuenta la narrativa de crisis que permea muchas discusiones.

Dicho eso, las pequeñas disminuciones de año en año en algunos casos se combinaron para producir caídas considerables de unos diez puntos porcentuales desde 2015.

En Alemania, la proporción de quienes confían en la credibilidad de la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo ha pasado del 60% en 2015 al 47% en 2019. En Finlandia los números descendieron del 68% al 59%, y en el Reino Unido, del 51% al 40%. En España el grado de confianza llegó a subir hasta el 51% en 2017, pero en los últimos dos años ha bajado hasta el 43%.

El gráfico también revela que los países que han experimentado caídas son los que empezaron con niveles de confianza relativamente altos. De los once países en los que la confianza superaba el 40% en 2015, ocho tuvieron caídas significativas y los tres restantes mostraron cifras estables. Los únicos países que vieron un crecimiento en los últimos cinco años son aquellos que partían de niveles de confianza relativamente bajos. Cuando se trata de la confianza del público en los medios, parece que las cosas tienden a empeorar antes de empezar a mejorar.

Ante estos datos, cabe hacerse algunas preguntas:

¿Qué factores influyen en la erosión de confianza? Debemos tener en cuenta que la confianza en los medios no depende enteramente de los periodistas, ni de las empresas de noticias. Algunos estudios apuntan a que la confianza en los medios está cada vez más relacionada con los niveles de confianza en la política. Si cae la confianza en las instituciones políticas, eso tiene un efecto arrastre en la confianza en los medios. Y si la situación política se torna más polarizada, grandes sectores de la población pueden considerar sesgadas incluso las coberturas de los mejores medios (ver aquí). Por lo tanto, la percepción que tiene la opinión pública sobre el periodismo y los medios está profundamente condicionada por la percepción que tiene sobre otras instituciones, y por las señales que dan políticos y otras élites. Políticos y élites que en algunos países atacan explícitamente, y cada vez más agresivamente, a los medios independientes, así como cuestionan la integridad y los propósitos de los periodistas.

¿Qué puede hacerse para incrementar la confianza? En términos de lo que el periodismo y los medios pueden hacer, un comienzo sería analizar lo que están haciendo bien y mal a ojos de los ciudadanos. Como señalé en otro artículo, en el caso de las personas que piensan que los medios hacen un mal trabajo al informar sobre los últimos acontecimientos o creen que éstos fallan al monitorear y controlar a los poderosos, es mucho menos probable que digan que confían en la información. Y parece importar poco si creen relevante o no lo que publican los medios, o si los medios adoptan un tono positivo o negativo.

De este modo, la confianza no tiene que ver con distintas ideas sobre lo que las noticias deben ser, sino con lo bien que cumplen los medios con objetivos aceptados ampliamente. Esto es al mismo tiempo un desafío y una oportunidad para el periodismo. En general, la gente acepta que ciertos temas son inherentemente noticiosos y otros no. Como resultado de ello, muchas coberturas tienden a ser negativas. Pero a los ciudadanos les cuesta confiar en medios que actúan de forma pobre al informar sobre lo que ocurre, que no ayudan a comprender el mundo y que no controlan al poder. En otras palabras, la gente que tiene poca confianza en los medios no quiere que esos medios cambien su esencia, sino, sencillamente, que sean mejores.

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Este texto forma parte del informe 'Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2020', publicado por el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford. 

Los periodistas en 2020 van a tener que hacer frente a la posibilidad de que la confianza en los medios caiga en los próximos años. Esta predicción no refleja una evaluación sobre cómo andan actualmente los medios, ni una mirada sobre el contexto social más amplio en el que se desenvuelve el periodismo. Está simplemente basada en una observación: desde 2015, la confianza en los medios ha caído en la mayoría de los países. Y aún no hay consenso real sobre las razones por las que viene ocurriendo esto o qué debe hacerse al respecto. Así es difícil imaginar que esa tendencia se vaya a revertir.

Por consiguiente, mientras la mayoría de los líderes digitales encuestados confía en las perspectivas futuras de sus compañías, que se enfrentan a importantes disrupciones tecnológicas y de negocio, la disrupción social y política de la erosión de la confianza pública sigue constituyendo un desafío para muchos medios.