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¿Crisis de gobierno o un gobierno de crisis?

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Foto de familia del gobierno de Rajoy, tomada en la escalinata del edificio del Consejo de Ministros de La Moncloa el 23 de diciembre de 2011. Pool Moncloa

A lo largo de estos dos años de legislatura, Rajoy ha expresado, en numerosas ocasiones, su satisfacción con la labor realizada por su equipo de Ministros. Y cuando ha tenido la oportunidad ha respaldado a aquéllos, como José Ignacio Wert o Alberto Ruiz-Gallardón, cuya gestión está resultando más polémica. Hace poco más de un mes, en el marco de una entrevista, Rajoy volvía a elogiar a sus Ministros destacando el “coraje que han tenido por tomar decisiones muy difíciles y valientes”. En línea con esa encendida defensa y, aparentemente, incondicional apoyo a su equipo, Rajoy siempre ha reiterado su intención de no hacer ninguna remodelación gubernamental.

Sin embargo, el acusado deterioro sufrido por el gobierno en la primera mitad de la legislatura, ha elevado las presiones sobre Rajoy para hacer cambios que le permitan recuperar impulso político. Los datos hablan por sí solos. De acuerdo con los últimos datos del CIS, siete de cada diez ciudadanos desaprueban la gestión del gobierno. Desde octubre de 2012, siguiendo los datos del CIS, Rajoy, con una valoración media inferior al tres, ostenta la condición de ser el Presidente peor valorado de la democracia. Por detrás queda del peor registro (un 3,05) obtenido por Zapatero en sus horas más bajas.

Por otra parte, los Ministros de Rajoy comenzaron la legislatura con unas notas inusualmente bajas. Sólo tres de los trece obtenían un aprobado. Y, tres meses después de llegar al cargo, todos recibían ya un suspenso. Desde entonces ninguno ha aprobado y, además, desde enero de 2013, la mayoría lo ha hecho con una puntuación inferior a tres. El gobierno de Rajoy ha cruzado el ecuador de la legislatura siendo el más impopular de los últimos treinta años.

Cuando el gobernó echó a andar, y como se puede ver en el siguiente cuadro, Alberto Ruiz-Gallardón, Soraya Sáenz de Santamaría y Ana Pastor encabezaban el ranking de valoración. El entonces recién estrenado Ministro de Defensa, Pedro Morenés, ocupaba el último puesto. Dos años después, y con unas notas mucho más bajas, Miguel Arias Cañete, José Manuel García Margallo y Ana Pastor lideran ese ranking, mientras José Ignacio Wert se sitúa en el último puesto. Por otro parte, los votantes del PP han pasado de aprobar a suspender a todos los Ministros. Aunque, al igual que al inicio de la legislatura, la mejora valorada por estos electores es la Vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

Cuadro 1. Puntuación media de los Ministros. Escala 0-10

Fuente: Barómetros (enero 2012 y enero 2014) del CIS.

Todos los Ministros, sin excepción, han visto erosionada su imagen (ver gráfico). Por un lado, Alberto Ruiz-Gallardón, José Ignacio Wert, Cristóbal Montoro y Ana Mato han sido los que mayor desgaste han sufrido. Y los que menos, Miguel Arias Cañete y José Manuel García Margallo.

Gráfico: Variación entre enero de 2014 y enero de 2012 de la puntuación media que reciben los Ministros. Fuente: Barómetros CIS.

La mayor o menor magnitud de la pérdida de popularidad de los Ministros ha conllevado un cambio en la posiciones que éstos ocupan dentro el ranking (cuadro 2). Todos se han movido, menos Ana Pastor y Fátima Báñez que siguen manteniéndose respectivamente en el tercer y noveno puesto. Mientras que, por el contrario, en el grupo de los que han descendido están Ruiz-Gallardón, Cristóbal Montoro, Ana Mato, José Ignacio Wert, José Manuel Soria y Soraya Sáenz de Santamaría. En el otro extremo nos encontramos a los que han escalado posiciones: Pedro Morenés, Luis de Guindos, José Manuel Margallo, Jorge Fernández Díaz y Miguel Arias Cañete.

Cuadro 2. Posición que ocupan los Ministros en el ranking de valoración (de mejor a peor valorado).

Todos los Ministros son hoy más conocidos por la ciudadanía que al inicio de la legislatura. Pero sigue habiendo un alto porcentaje (por encima del 40%) de ciudadanos que desconocen a los respectivos titulares de Defensa, Interior, Asuntos Exteriores y Empleo. Notoriedad, en todo caso, no va ligada a popularidad. José Ignacio Wert comenzó siendo el Ministro más desconocido y hoy se encuentra entre las caras más conocidas del gobierno. En términos demoscópicos, el actual Ministro de Educación dilapidó pronto su capital político, ya que desde abril de 2012 es, de forma ininterrumpida, el “farolillo rojo” de Rajoy.

No es de extrañar, así, que la pregunta sobre una posible crisis de gobierno sea recurrente. Y a la menor ocasión se disparen los rumores de un posible cambio de gobierno. Como ha ocurrido en las últimas semanas ante la posibilidad de que Rajoy se decante por Miguel Arias Cañete para encabezar la lista del PP a las elecciones europeas. En algunas “quinielas”, junto a la salida de Cañete, aparecen también José Ignacio Wert y Ana Mato. En todo caso, se da por hecho que, en caso de producirse, se trataría de una remodelación mínima. Tampoco se descarta, según algunas informaciones, que, finalmente, Rajoy opte por no hacer ningún cambio, designando como cabeza de cartel en las europeas a un dirigente ajeno al gobierno.

Es muy probable que Rajoy no quiera quemar antes de tiempo el “cartucho” de una crisis de gobierno. En el supuesto de que el PP sufriera un duro revés en las próximas citas electorales, Rajoy podría optar por una profunda remodelación de su ejecutivo para recuperar oxígeno político. Especialmente si tenemos en cuenta que él puede considerar los cambios de gobierno como un signo de debilidad política. Además, al igual que Rajoy parece mostrarse confiado en que la “pregonada” recuperación de la economía conllevará automáticamente una mejora de las expectativas electorales del PP, también puede dar por hecho que ésta tendrá una efecto de arrastre positivo en la valoración de su gobierno.

La diferencia con otros Presidentes del gobierno no radica en el tiempo que estaría tardando Rajoy para hacer un cambio de gobierno, sino en el contexto. En su primera legislatura (1982-1986), Felipe González hizo la primera remodelación de su ejecutivo casi a los tres años de llegar al cargo. Al igual que en el primera legislatura (1996-2000) de Aznar, el primer cambio de gobierno se produjo al tercer año de su mandato.

La opción de las crisis de gobierno parece ser más utilizada cuando los Presidentes se han encontrado en momentos políticamente difíciles. Así, por ejemplo, en la segunda legislatura de Zapatero, marcada por la crisis económica y la pérdida de popularidad del gobierno, éste optó por hacer una profunda remodelación de su ejecutivo al año de haber ganado las elecciones. Y Rajoy podría estar también optando por el modelo contrario que siguió su predecesor: ni sobreexposición mediática, ni actuar de pararrayos, dejando que los Ministros cumplan ese papel, ni crisis de gobierno. A su favor juega, por ahora, un contexto de profundo descontento de los ciudadanos con todos los actores políticos y en el que, por tanto, pasa más inadvertida la mala valoración de su equipo.

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