El próximo día 24 se celebran elecciones autonómicas y municipales en un contexto de fragmentación partidista notable. De acuerdo a la estimación del CIS realizada a partir de su encuesta preelectoral, sólo en una de las trece comunidades autónomas donde se celebran elecciones (Castilla y León) habría una mayoría absoluta, y en ninguna de las siete ciudades para las cuales el CIS ha extraído muestras especiales que le permiten hacer pronósticos electorales (las cinco grandes, Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, y Zaragoza, más Vitoria y Santiago de Compostela). Los gobiernos autonómicos y locales sin mayorías absolutas no son ninguna novedad en nuestra democracia, pero en esta elección serán mucho más frecuentes que en el pasado.
Es oportuno recordar en este nuevo contexto que las reglas para elegir gobiernos municipales y autonómicos a partir del reparto de concejales y diputados son diferentes en cada caso, así que repasémoslas no sea que a partir del día 25 alguien se lleve sorpresas.
La situación actual de Andalucía nos recuerda cómo se eligen los gobiernos autonómicos (todas las comunidades autónomas que celebran elecciones el 24 de Mayo con la excepción de Castilla-La Mancha tienen un procedimiento en lo fundamental similar al andaluz). Para ser elegida presidenta autonómica, Susana Díaz necesita de una mayoría simple de apoyos en el Parlamento, es decir, que haya más síes que noes en la votación de investidura. En caso de que ningún candidato obtenga esa mayoría, tras un tiempo (normalmente dos meses), los estatutos de autonomía obligan a disolver la cámara y convocar nuevas elecciones. La excepción a esta regla es Castilla-La Mancha, cuyo estatuto prevé que en caso de que nadie obtenga una mayoría, la persona que encabece la lista más votada será investida presidenta.
Los municipios tienen reglas diferentes para elegir a sus gobiernos. Simplificando, la regla de elección del gobierno local es la siguiente: será alcalde(sa) quien encabece la lista más votada a no ser que la mitad más uno de los concejales se pongan de acuerdo en elegir a otro candidato. En un contexto de gran fragmentación partidista como el actual, esta segunda regla es muy exigente, por lo que es esperable que gobiernen muchas “listas más votadas” sin una mayoría de concejales en el pleno.
Para que veamos con datos “reales” las implicaciones prácticas de esta regla, tomemos las estimaciones del número de concejales en la encuesta preelectoral del CIS para las cinco ciudades más grandes del país. Como decíamos, en ninguna de ellas está previsto que ningún partido obtenga una mayoría absoluta, por lo que habrá siempre que evaluar la posibilidad de que un grupo de partidos que no hayan sido primeros en número de votos puedan conformar una mayoría absoluta de ediles (la clave está en que no basta con superar el número de concejales de la lista más votada, es necesario que sumen la mitad más uno del total de concejales de la localidad).
La primera y segunda columnas de la tabla muestran quienes serían, siempre según la estimación del CIS, el primer y segundo partido en estas cinco ciudades. La tercera columna, que es la más importante, muestra la coalición más pequeña posible necesaria para obtener una mayoría en el pleno de la localidad que no incluya al primer partido. En otras palabras, o se forma esta coalición alternativa, o gobernará la lista más votada.
En Valencia, Sevilla y Zaragoza, las coaliciones necesarias podrían parecer relativamente viables, aunque enormemente inciertas, al implicar siempre a más de dos partidos y al disponer según el CIS de una mayoría muy justa de ediles en los tres casos. Así todo, no es del todo descartable que en estas ciudades la lista más votada (en principio el PP) no pudiera gobernar, toda vez que estos partidos sumarían en caso de ponerse de acuerdo la mayoría absoluta requerida por la ley.
En Madrid y Barcelona la situación es diferente. Siempre según los datos del CIS, el partido que gane en número de votos (el PP en Madrid, Barcelona en Comú en Barcelona), alcanzaría con casi total seguridad la alcaldía dada la dificultad de construir una coalición alternativa en su contra que cuente con la mitad más uno de los concejales. En Madrid, esa hipotética coalición requeriría poner de acuerdo a Ahora Madrid, PSOE y Ciudadanos. En Barcelona sería una coalición aún más heterogénea, formada nada menos por CiU, Ciudadanos, PSC y PP (otras que se han sugerido, como CiU, PSC y ERC, o CiU, ERC y CUP, no contarían con los ediles suficientes). Hemos visto cosas muy raras en política últimamente, pero me cuesta mucho imaginarme que se formen estas coaliciones.
El aumento de la fragmentación partidista paradójicamente facilita a la lista más votada acceder a la alcaldía, por lo que una posible respuesta de los electores podría ser que votaran estratégicamente a las formaciones con más probabilidades de ser primer partido (los incluidos en las primeras dos columnas de la tabla). Si esto ocurre, en el contexto de las grandes ciudades tendríamos un inesperado perdedor: el PSOE, que tras décadas apelando al “voto útil de la izquierda” (hace cuatro años fue segundo en las cinco mayores ciudades, y con una holgada diferencia siempre respecto al tercer partido), no es hoy según el CIS ni primer ni segundo partido en tres de ellas.
El próximo día 24 se celebran elecciones autonómicas y municipales en un contexto de fragmentación partidista notable. De acuerdo a la estimación del CIS realizada a partir de su encuesta preelectoral, sólo en una de las trece comunidades autónomas donde se celebran elecciones (Castilla y León) habría una mayoría absoluta, y en ninguna de las siete ciudades para las cuales el CIS ha extraído muestras especiales que le permiten hacer pronósticos electorales (las cinco grandes, Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, y Zaragoza, más Vitoria y Santiago de Compostela). Los gobiernos autonómicos y locales sin mayorías absolutas no son ninguna novedad en nuestra democracia, pero en esta elección serán mucho más frecuentes que en el pasado.
Es oportuno recordar en este nuevo contexto que las reglas para elegir gobiernos municipales y autonómicos a partir del reparto de concejales y diputados son diferentes en cada caso, así que repasémoslas no sea que a partir del día 25 alguien se lleve sorpresas.