En términos demoscópicos, este nuevo año cargado de citas electorales arranca con la consolidación de las tendencias que se vienen observando desde la celebración de las pasadas elecciones europeas. Nuevos jugadores políticos disputan la tradicional hegemonía de las dos grandes formaciones políticas, Partido Popular y Partido Socialista, al tiempo que se abre paso un nuevo eje de competición electoral que descansa en la dicotomía entre un nuevo y un viejo tiempo político. En ese contexto se enmarcan los resultados del sondeo publicado el pasado 11 de enero en El País, en el que, junto a la confirmación de Podemos como una fuerza emergente con posibilidades de ser el partido más votado, irrumpe Ciudadanos como la cuarta fuerza política en unas elecciones generales (por delante de IU y UPyD). Y a esto se une la buena imagen del líder de esta formación, Albert Rivera, quien sería ahora el político mejor valorado a nivel nacional (aunque sea el menos conocido, ver cuadro 1).
Cuadro 1. Estimación de voto y valoración de líderes de acuerdo a la encuesta de Metroscopia para el País (Enero 2015)
(Notas: *Encuesta realizada entre el 7 y el 8 de enero de 2015. **Resultado de restar el porcentaje de aprobación y de desaprobación).
A cuatro meses de la primera cita electoral de este año, las elecciones autonómicas y locales del 24 de mayo, la carrera entre las diferentes fuerzas políticas se ha vuelto más compleja. En las pasadas elecciones europeas se confirmó el (anunciado) retroceso del bipartidismo, mientras nuevas y viejas fuerzas políticas ganaban terreno. Así, la entrada de Podemos en el escenario político no impidió que otros partidos políticos, como IU y UPyD, también crecieran. En cambio, ahora la pugna es mucho más competitiva y, como consecuencia de la eficaz estrategia de Podemos y de la evolución del propio contexto político, la principal ventaja para competir es la de ser percibido como un movimiento político nuevo (integrado por ciudadanos), frente a los partidos tradicionales (con políticos “profesionalizados”).
Planteada así la competición electoral, tanto Podemos -como nueva fuerza política- y Ciudadanos -como una opción que aparece como novedosa a nivel nacional-, son los partidos mejor posicionados para atraer a los electores que desconfían de los partidos tradicionales (en sentido amplio) y de lo que éstos les ofrecen. Ambos se erigen en los partidos del cambio político y rechazan ser etiquetados como fuerzas de izquierdas o derechas y competir por el voto en el eje ideológico. Ciudadanos se define como un partido “constitucionalista, demócrata y progresista”.
La formación liderada por Albert Rivera ha logrado un gran impulso político en el ámbito nacional. Algo que se explica por su capacidad para aprovechar los elementos del contexto político que le han resultado favorables, así como para rentabilizar la pérdida de popularidad y problemas internos que ha protagonizado UPyD en los últimos meses.
En primer lugar, Ciudadanos ha logrado hacerse más visible a nivel nacional por el papel que está jugando en Cataluña oponiéndose al independentismo y abanderando la regeneración democrática. Según el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, Ciudadanos sería la tercera fuerza política más votada en unas elecciones autonómicas catalanas. Esa visibilidad ha sido, por otra parte, potenciada por su éxito electoral en las pasadas elecciones europeas en las que logró dos escaños.
En segundo lugar, y pese que Ciudadanos nació en 2006, ha jugado hábilmente el papel de partido político nuevo (de base ciudadana) que conecta con la demanda de una nueva forma de hacer política. Mientras otros partidos han optado o están optando, como consecuencia de la potente entrada de Podemos en el escenario político, por el relevo generacional de sus equipos, Ciudadanos ha sacado rédito a su posición de partida. Ya contaba con un líder joven, que tenía grandes capacidades comunicativas y que a nivel nacional no era muy conocido. Estos elementos los ha sabido utilizar para proyectar la imagen de opción política novedosa.
Y, en tercer lugar, Ciudadanos se ha beneficiado de la potencial pérdida de tirón electoral de UPyD. Siguiendo los datos del CIS nos encontramos que desde el pasado Julio, y pese a haber crecido en las elecciones europeas de Mayo, la formación liderada por Rosa Díez ha visto empeoradas significativamente sus expectativas de cara a las elecciones generales. Por el contrario, las de Ciudadanos han ido al alza (ver gráfico 1). Precisamente las desavenencias dentro de UPyD sobre el frustrado intento de concurrir conjuntamente con Ciudadanos en las próximas convocatorias electorales ha sido uno de los principales focos de tensión que han podido pasarle factura a esta formación (con la destacada deserción de Francisco Sosa Wagner y las críticas al liderazgo de Rosa Díez).
Gráfico 1. Voto estimado (%) de UPyD y Ciudadanos en elecciones generales. Serie CIS (enero 2012- octubre 2014)
Como una fuerza política emergente, cabe plantearse cuál es el perfil de los potenciales votantes de Ciudadanos a nivel nacional y, por ende, en qué medida está o no acotado el espacio que puede ocupar. Se puede esbozar ese perfil a partir del último barómetro del CIS realizado en Octubre, el último que incluye indicadores electorales. Según los resultados de ese estudio, Ciudadanos es percibido a nivel nacional como un partido de centro (con una media de 5,38 en una escala en la que 1 es la posición más situada a la izquierda y 10 a la derecha). Esta percepción contrasta con la imagen más escorada a la derecha que proyectaba esta formación en Cataluña, pues de acuerdo con un artículo publicado por Lluís Orriols en Agosto de 2013 Ciudadanos era percibido por los votantes catalanes como un partido claramente posicionado en la derecha e ideológicamente más conservador que CiU.
En comparación con UPyD (con una media ideológica de 5,55), Ciudadanos es percibido como un partido situado si acaso ligerísimamente a la izquierda (aunque la diferencia es muy pequeña). Esto resulta curioso porque mientras el sector ideológico en el que UPyD logra más apoyos es en el electorado de centro izquierda, Ciudadanos lo hace en el electorado de centro derecha (ver cuadro 2). Por votantes, Ciudadanos parece nutrirse de electores descontentos con UPyD y el PP, y resulta una formación atractiva entre los que no tenían edad para votar en las elecciones generales de 2011. Por edad, es entre los electores más jóvenes (de 18 a 24 años) donde Ciudadanos tiene más éxito potencial, lo que le diferencia también de UPyD (que recaba sus principales apoyos en el grupo de los que tienen entre 55 y 64 años). Otro elemento en el que se diferencian es que, al contrario que UPyD, Ciudadanos logra más apoyos entre los hombres que entre las mujeres. No obstante, por clase social, ambas formaciones se parecen bastante, obteniendo mejores resultados en las clases acomodadas.
Cuadro 2. Perfil de los votantes potenciales de Ciudadanos y UPyD en elecciones generales. Intención directa de voto. CIS Octubre 2014
Nota: El barómetro de octubre de 2014 es el último realizado por el CIS que incluye indicadores electorales. El siguiente barómetro con indicadores electorales se realizará en enero. La pregunta que formula el CIS a los encuestados es “suponiendo que mañana se celebrasen elecciones generales, es decir, al Parlamento español, ¿a qué partido votaría usted?”.
Ciudadanos se ha convertido en una importante amenaza para UPyD, no ya porque pueda ser un obstáculo para su expansión, sino porque le puede llegar a fagocitar. Con los sondeos a favor y al contrario de lo que ha ocurrido en otras ocasiones, son ahora los miembros de Ciudadanos los que no tendrían muchos incentivos para buscar el pacto con UPyD y presentar candidaturas conjuntas.
Pero la formación de Rosa Díez no es la única amenazada por la pujanza de Ciudadanos. A los populares les preocupa esta pujanza, porque una creciente parte de su electorado está dispuesto a cambiar de voto y apostar por Ciudadanos. En el caso de los socialistas, las fugas de sus votantes hacia esta formación son menores, pero cualitativamente importantes porque en fase de retroceso o, en el mejor de los casos, de estancamiento -y con un tablero en el que cada vez hay más competidores- todas las fugas restan. Por otra parte, Ciudadanos también es un competidor para Podemos, ya que la formación de Pablo Iglesias también pretende “pescar” en el caladero de votos del electorado de centro (izquierda). Para competir con Podemos, la estrategia de Ciudadanos parece ser la de situarse en el mismo eje de partidos alternativos que tienen otra forma de hacer política a los tradicionales, para después diferenciarse en el tipo de proyecto político que representan (contraponiendo, desde esa estrategia, moderación y cambio en positivo, Ciudadanos, frente a revancha y radicalismo, Podemos). Es útil por tanto interpretar el “fenómeno Ciudadanos” como otra clara señal de la creciente demanda que hay en la sociedad española de una nueva forma de hacer política.
En todo caso, es conveniente insistir en que los sondeos sólo captan la instantánea demoscópica del momento en que se realizan. Una instantánea que puede fácilmente cambiar en el futuro. Más aún en estos tiempos marcados por una elevada volatilidad política y en los que la gran incógnita es saber hasta qué punto y cómo se acabará traduciendo en las urnas el (acumulado y visible) malestar social. Como tampoco está claro el impacto que puedan tener en los electores las estrategias de polarización que llevarán a cabo tanto el PP (“PP o el caos del cambio”), como Podemos (“Podemos o el caos de la continuidad”) y, en una posición debilitada, el PSOE (“PSOE como garantía del cambio frente a la aventura peligrosa de Podemos y a la perniciosa continuidad del PP”). Una polarización que podría perjudicar a Ciudadanos y que explicaría el énfasis de esta formación en señalarse como un partido alternativo (al igual que Podemos), enfrentado a los tradicionales.
El interés mediático y político por Ciudadanos ha crecido en la medida en que, en un horizonte de gran fragmentación política, este partido aparece potencialmente como un actor que podría llegar a ser clave en la gobernabilidad en la próxima legislatura. Por el momento, han sabido jugar bien sus cartas y están bien posicionados para dar el salto a la política nacional. El siguiente paso en ese objetivo será el trampolín de las elecciones autonómicas y locales. Será entonces cuando Albert Rivera decidirá o no presentarse como candidato de esta formación a las elecciones generales o, por el contrario, continuar en la arena política catalana. Paradójicamente el personalismo que tanto critican de otras formaciones políticas -al igual que en el caso de UPyD y Podemos-, es lo que puede jugar en su contra. Veremos.