1- Las provincias pequeñas dejan de ser coto privado del bipartidismo
Tradicionalmente, el bipartidismo tuvo como principal aliado el reducido tamaño de las circunscripciones. Alrededor de la mitad de las circunscripciones de nuestro país tienen asignados cinco o menos escaños. En estos distritos, sólo de forma muy ocasional las terceras y cuartas fuerzas conseguían arrebatar algún escaño al bipartidismo. En estas elecciones, todo indica que este patrón puede desvanecerse.
El gráfico 1 muestra cómo a medida que el sistema de partidos se fue estabilizando en nuestro país, el bipartidismo fue colonizando la práctica totalidad de los escaños de las circunscripciones pequeñas. A partir de los años 90, los terceros partidos sólo podían arañar entre 3 y 5 escaños del conjunto de todas esas provincias. Esa cifra apenas representaba el 3% del total de escaños de los distritos pequeños. Además, en la mayor parte de las ocasiones, esto ocurría en Cataluña, País Vasco y Navarra, territorios con importantes singularidades en sus sistemas de partidos. Si quitamos estas autonomías, el dominio del bipartidismo en las circunscripciones pequeñas era absouto.
Esta tendencia se puede romper el próximo 20D. En esta ocasión, los terceros partidos entrarían, según las estimaciones del CIS, en circunscripciones pequeñas (como Huesca o Guadalajara) en las que el bipartidismo jamás había perdido un solo escaño. Incluso en la provincia más pequeña de toda España (Soria), Ciudadanos podría arañar uno de los dos escaños que se reparten. En total, los terceros partidos podrían incluso ganar 21 escaños provenientes de circunscripciones pequeñas, lo que representa una cifra casi cuatro veces mayor a la media. El bipartidismo está retrocediendo, pues, incluso en sus feudos tradicionalmente más inquebrantables.
Aún con ello, el sistema electoral seguirá dando primas electorales al PP. Según el CIS, el sistema electoral favorecerá al PP con entre 20 y 28 escaños con respecto a un reparto estrictamente proporcional. En cambio, la prima electoral que el sistema le ofrecería al PSOE sería mucho más modesta.
Nota: el gráfico muestra el número de escaños que obtienen las terceras o cuartas fuerzas políticas en las circunscripciones de magnitud igual o inferior a 5.
2-El PSOE, en cuarta fuerza política en Madrid
Si se cumplen los pronósticos del CIS, el PSOE dejará de ser la primera o segunda fuerza política en al menos 13 provincias y sólo lograría un empate en escaños con terceras fuerzas en otras 16 provincias. Se trata, sin duda, de un verdadero terremoto político, pues la foto del bipartidismo podría desaparecer en nada menos que la mitad de las circunscripciones de nuestro país (el 56% para ser precisos).
Pero, quizás, uno de los escenarios que muestra de forma más dramática la gravísima crisis que sufre el bipartidismo es Madrid, la circunscripción de mayor magnitud de nuestro país. Según el CIS, los socialistas quedarían relegados a un cuarto lugar y obtendrían apenas 5 escaños, lo que situaría al PSOE a niveles homologables a los del CDS o IU en esa provinicia durante la década de los 80 y 90.
3-El bipartidismo pierde el centro
Hasta la emergencia de los nuevos partidos, el centro político estuvo monopolizado por el bipartidismo. Sin embargo, las encuestas indican que el próximo 20D la naturaleza de nuestro centro político cambiará sustancialmente, pues Ciudadanos está en condiciones de derrotar al bipartidismo en ese espacio ideológico. Según el CIS, casi uno de cada tres votantes de centro optaría por la papeleta de C’s, un porcentaje que –atención- doblaría al del Partido Popular.
Ni en sus mejores tiempos consiguió UPyD acercarse a tan elevadas cotas. En 2011, el partido de Rosa Díez consiguió atraer al 10% de los votantes de centro, situándose muy por debajo del PSOE (la mitad) y del PP (cinco veces menos).
En España había una regularidad empírica: quien ganaba las elecciones, también lo hacía en el centro político. En la época dorada del bipartidismo, la lucha por el centro político era uno de los frentes importantes a la hora de consolidar mayorías. Si los pronósticos se cumplen, el 20D también acabará con esta regularidad. En esta ocasión, existen indicios de que no ganará las elecciones quien sea mayoritario en el centro. Se trata, sin duda, de otro síntoma de grave crisis del bipartidismo.
Fuente:Prelectoral CIS 2015
4-El PP sería cuarta fuerza si no votaran los mayores de 65 años
El PP pasaría de primera a cuarta posición en intención directa si, por algún motivo, los mayores de 65 años decidieran no ir a votar el 20D. El reciente eslogan electoral del PP “nos vota mucha gente diferente” nunca había estado tan alejado de la realidad. Con el fin del bipartidismo desaparecen los partidos transversales. El PP concentra sus apoyos entre jubilados y empleados del hogar, pero pierde fuerza en los otros colectivos. De hecho, entre los desempleados vencería el PSOE, entre los trabajadores, ganaría Ciudadanos y, entre los estudiantes, lo haría Podemos. Así, en cada categoría laboral ganaría un partido distinto.
Este patrón representa un punto y aparte a lo que ocurría en el pasado. Por lo general, el ganador de las elecciones generales era también mayoritario en todos los colectivos laborales. El escenario más parecido al que estamos viviendo es el del fin de la hegemonía del PSOE durante la primera mitad de la década de los 90. Entonces el PP consiguió ser mayoritario entre estudiantes y trabajadores, pero el PSOE se siguió manteniéndose en primera posición entre los desempleados, jubilados y empleados hogar.
5-El PSOE es castigado por la situación económica y la gestión del PP
Normalmente las crisis económicas y la mala gestión pasan factura al partido gobernante y acaban beneficiando al principal partido en la oposición. Sin embargo, en esta ocasión, está ocurriendo un fenómeno poco habitual: tanto la situación económica como la gestión no sólo perjudicarían a quien tiene las riendas de gobierno (PP), sino también al principal partido de la oposición (PSOE). Así lo muestra el gráfico, que recoge las probabilidades de dejar de votar al Partido Socialista en función de la situación económica. Es cierto que la magnitud del efecto no es dramática, pero, en todo caso, la relación es opuesta a la que a priori cabría esperar.
El hecho de que el PSOE se vea castigado por la gestión del PP y por la situación económica es un síntoma de la excepcionalidad de la coyuntura que vivimos. Pero, ¿por qué nos encontramos ante este fenómeno? Una posible explicación es que los ciudadanos consideran al bipartidismo (y no sólo al PP) responsables de la situación en la que se encuentra nuestro país. Debido a ello, el enfado ciudadano no beneficia al principal partido de la oposición, sino a las nuevas formaciones. En esta ocasión, nos encontramos, pues, ante un voto de castigo al bipartidismo.
Nota: el gráfico muestra probabilidades predichas de dejar de votar al PSOE (vs seguir votándolo) en un modelo de regresión logístico en las que se incluyen como variables explicativas: situación económica, gestión del gobierno, valoración de líderes, edad, sexo, situación laboral