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El antigitanismo que nos define
Niñas gitanas, de entre 12 y 14 años, fueron seguidas y perseguidas por los guardias de seguridad de un centro de comercial de Bilbao al que habían ido al cine, el pasado 9 de octubre, según denuncia la asociación AMUGE. El acoso que vivieron les hizo sentir miedo y 'entender' que un centro comercial de su ciudad no es un lugar seguro para ellas.
Saber que muchas personas con las que compartimos calle y acera sufren discriminación de manera sistemática no es ningún descubrimiento, pero escuchar ejemplos de racismo es un golpe en toda la cara. Durante la Conferencia Internacional Estrategias contra el Antigitanismo, organizada la semana pasada por la Asociación Sociocultural Gitana Karipen, varias de las personas ponentes contaron cómo se sienten perseguidas cada vez que entran a un establecimiento comercial: desde el inicio se las mira con el cartel de 'sospechosas'. Lo que fue narrado en muchos casos como anécdotas interiorizadas en tono cómico es una forma de violencia cotidiana y acoso que vive gran parte de la población, seguramente más de 12 millones de personas en Europa.
Después de leer y escuchar a Silvia Agüero, tengo muy claro lo que es el antigitanismo, al menos desde el punto de vista teórico: “Un tipo de racismo, basado en la ideología de la superioridad de la raza paya. Basada en la imposición de los modelos organizativos payos, políticos, culturales, es estructural, se da en todas las estructuras de la sociedad”, cuenta en una entrevista. Es más difícil ser conscientes de las discriminaciones diarias que sufren nuestras vecinas.
¿Qué sabemos de la historia del pueblo gitano?
El pueblo gitano, uno de los más antiguos y más extendidos de Europa, lleva sufriendo 600 años de estigmatización, exclusión y marginación, mientras gran parte de la población paya (por si acaso, la que no es gitana) miramos para otro lado. ¿Sabemos algo de la historia de este pueblo con el que compartimos tierra?, ¿somos conscientes de la persecución de la que han sido objeto incluso a través de leyes?, ¿conocemos el genocidio que sufrieron en la Alemania nazi?, ¿conocemos la Gran Redada que hubo en España, Gran Redadael 29 de julio de 1749, en la que fueron capturadas entre 9000 y 12000 personas?, ¿alguien nos ha contado que muchas mujeres gitanas han sufrido esterilizaciones forzosas en todo el continente hasta hace nada?, ¿nos hemos enterado de que Matteo Salvini anunció un censo de gitanos para expulsar a los no nacidos en Italia?
Yo no tenía ni idea. “¿Por qué estudiamos en los colegios la vida de los pueblos esquimales y nada del pueblo gitano?”, pregunta y comenta Bruno, un gitano de Navarra, profesor de música, en un receso de las jornadas. El señalamiento del sistema racista en el que vivimos y la culpabilización de los pobres programas educativos no nos eximen de nuestra responsabilidad personal: ¿nos hemos interesado alguna vez por la cultura gitana?
La primera mujer profesora de universidad en Europa, Sofia Kovalévskaya, era gitana. Ahí, es nada. Un ejemplo que puede parecer anecdótico pero que también es significativo. Por cierto, lo contó Tamara Clavería, de AMUGE, en el cierre de las V Jornadas Feministas de Euskal Herria. “Sólo somos mirados como objeto de estudio y no como fuente de conocimiento”, anoté en mi cuaderno durante las jornadas de la semana pasada.
La importancia de la reparación
“Estamos todavía considerablemente lejos de lograr un reconocimiento explícito y sin matices del racismo institucional y un reconocimiento de sus consecuencias históricas en el desarrollo actual de las vidas de las gitanas y gitanos. Ese reconocimiento, que no es algo que debamos mendigar, sino exigir de forma digna y contundente, es la puerta de entrada a la transformación de las políticas de integración en políticas de reparación. El discurso soberbio de la mentalidad dominante manipula y difumina el pasado de opresión antigitana, situándolo en el espacio simbólico de las reliquias del pasado”, expuso Helios Fernández en la conferencia internacional, celebrada la semana pasada de Tenerife y a la que acudieron ponentes de distintos lugares de Europa.
La propuesta de la reparación la recoge el 'Informe sobre antigitanismo informativo 2019', de Rromani Pativ, un programa que además apunta las malas prácticas informativas y ofrece recursos para enfrentar el antigitanismo desde los medios. Y es que, el 73% de las informaciones sobre población gitana no está contrastada con fuentes gitanas, subrayaron en las jornadas tinerfeñas. Rromani Pativ muestra además de manera somera los discursos de odios contra el pueblo gitano que copan internet sin que nadie intervenga: ni plataformas digitales, ni policía, ni fiscalía…
Susana Gisbert, fiscal valenciana contra los delitos de odio, concluye que el pueblo gitano es el que estadísticamente sufre más discriminación, pero también es de los que menos denuncia, porque tiene interiorizado el antigitanismo. La asociación AMUGE, de Bilbao, quiso denunciar el acoso sufrido por las niñas en el centro comercial, pero de momento el sistema apenas le ha dejado poner una queja.
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Niñas gitanas, de entre 12 y 14 años, fueron seguidas y perseguidas por los guardias de seguridad de un centro de comercial de Bilbao al que habían ido al cine, el pasado 9 de octubre, según denuncia la asociación AMUGE. El acoso que vivieron les hizo sentir miedo y 'entender' que un centro comercial de su ciudad no es un lugar seguro para ellas.
Saber que muchas personas con las que compartimos calle y acera sufren discriminación de manera sistemática no es ningún descubrimiento, pero escuchar ejemplos de racismo es un golpe en toda la cara. Durante la Conferencia Internacional Estrategias contra el Antigitanismo, organizada la semana pasada por la Asociación Sociocultural Gitana Karipen, varias de las personas ponentes contaron cómo se sienten perseguidas cada vez que entran a un establecimiento comercial: desde el inicio se las mira con el cartel de 'sospechosas'. Lo que fue narrado en muchos casos como anécdotas interiorizadas en tono cómico es una forma de violencia cotidiana y acoso que vive gran parte de la población, seguramente más de 12 millones de personas en Europa.