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Cine de terror, mujeres y los nuevos miedos

En pocos días comienza en Sitges uno de los eventos más esperados por los y las amantes del cine fantástico y de terror. El Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, que presenta este año su quincuagésimo primera edición, ha publicado ya una atractiva cartelera en la que destacan algunos títulos.

En las últimas ediciones del festival se ha visto una creciente presencia de películas dirigidas por mujeres entre las grandes apuestas del evento. Justamente, la representatividad de mujeres en el cine de terror ha sido objeto de reflexión en revistas especializadas de cine y cultura popular durante los últimos cuatro años. Casualidad o no, el auge de historias hechas por mujeres y sobre mujeres coincide, con lo que los y las especialistas denominan una renovación del género de terror que presenta nuevos temas y ofrece nuevas perspectivas.

El cine de terror que se venía haciendo hasta hace poco, a menudo reciclaba viejos clichés sobre las mujeres. Un recurso utilizado hasta la saciedad en el terror y en algunas películas fantásticas y de ciencia ficción es el de la mantis religiosa. Este personaje está siempre encarnado por una mujer atractiva a la par que malvada que aprovecha su sexualidad para seducir, manipular y a veces, exterminar a los protagonistas de la historia. En ocasiones, ella es la protagonista, como en el caso de Jennifer's body, un film protagonizado por Megan Fox en 2009 cuando la famosa actriz encabezaba las encuestas sobre las celebridades más deseadas. La histórica femme fatale tiene en el extremo opuesto al personaje la joven virginal, la mujer que queda en pie tras sobrevivir a la muerte de todos los miembros del grupo, y que se enfrenta sola con el asesino al final de la película. Cherry Falls (2000) fundamentaba su trama precisamente en el rol de la virgen, ya que el asesino persigue exclusivamente a mujeres que todavía no han tenido relaciones sexuales.

El cine de terror estaba gravemente necesitado de nuevas perspectivas que se ajuste a los nuevos tiempos y las cineastas del género las están ofreciendo. Las cintas de terror más exitosas de los últimos cuatro años como The Babadook (2014), La invitación (2015) o Crudo (2016), representan nuevas metáforas de nuestros miedos sociales y dan un giro a los antiguos roles de las mujeres en el género cinematográfico de terror. Que las mujeres consumen cine de terror es un hecho probado. El servicio PostTrak que encuesta a las audiencias de cine estadounidenses para proveer de información a los estudios cinematográficos calculó, tras el estreno de la película It (2017), que las mujeres compraron un 49% de las entradas, y el 51% restantes las compraron los hombres. Poco a poco, la paridad en el consumo se está trasladando a las pantallas. Un monitoreo llevado a cabo por Google y el Geena Davis Institute en las películas estrenadas en Estados Unidos entre el 2014 y el 2016 revelaba que, si bien los hombres hablan mucho más y aparecen más tiempo de promedio en pantalla que las mujeres, el cine de terror es una excepción. Las mujeres aparecen un 53% de tiempo de promedio en pantalla en estas películas, superando con diez puntos las cifras del género romántico, y situándose por encima de la comedia, la ciencia ficción, el drama, el cine de acción, el biográfico y el de crimen. Además, en los largometrajes de terror, las mujeres también hablan más que en cualquier otro género cinematográfico.

Es cierto que todavía hay un desequilibrio rotundo en el lado de la producción. En la selección oficial de películas que irán a competición en esta última edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya hay solo cuatro largometrajes de autoría femenina frente a los diecinueve de autoría masculina, pero esta asimetría no opaca las historias de las directoras. Dos de las cineastas cuentan con una sólida experiencia y una excelente reputación. Es el caso de la cineasta Reed Morano que se ganó a la crítica mundial con Meadowland (2015) y que se popularizó en el 2017 tras dirigir los tres primeros episodios de la popular serie The Handmaid's Tale. Este año presenta en Sitges la película I think we're alone now, una cinta apocalíptica protagonizada por Elle Fanning y Peter Dinklage.

La directora polaca Agniezka Smoczynska también se había estrenado en la gran pantalla con el musical de terror The Lure (2015). Este año presenta Fuga (Fugue), una pieza dramática sobre una mujer que regresa con su antigua familia para asumir, contra su voluntad, su rol como esposa, madre e hija, dos años después de perder la memoria. Los otros dos largometrajes de autoría femenina, incluidos en la selección oficial, son el drama psicológico Nancy de la directora americana Christina Choe que presenta la historia de una joven convencida de que fue secuestrada de pequeña y Lazzaro Felice de la italiana Alice Rohrwacher, sobre lo que acontece en la vida aislada de un honrado campesino.

También son cuatro las directoras que compiten en la categoría de cortometraje. La irlandesa Kate Dolan explora de una forma visceral en Catcall, uno de los malestares cada vez más visibilizados en pantalla, como es el del acoso callejero. A su vez, Mariama Diallo también pone en escena un malestar actual en Hair Wolf, un largometraje protagonizado por un grupo de estilistas de Brooklyn que se ven amenazadas por el monstruo blanco que quiere robar el alma de la cultura negra. Los otros dos cortos de autoría femenina son Good morning de Elaine que muestra la adaptación de una joven y su padre a ciertos cambios terroríficos y, The lady from 406, de la directora coreana Lee Kyounmi que presenta la reacción de una mujer ante la respuesta inesperada de uno de sus vecinos.

Las espectadoras y espectadores interesados en las piezas de autoría femenina también podrán disfrutar este año en Sitges, del documental Anime en femenino producido por Isabel Guerrero en el que se analiza el auge de la presencia femenina en el sector de la animación japonesa.

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