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Erótica de mucho peso

Donna Simpson, una mujer nacida en Nueva Jersey (Estados Unidos) hace 50 años, tiene una entrada en la wikipedia y un récord Guinness. Su mérito: Haber sido la madre más gorda del mundo en el momento de parir. Pesaba 230 kilos y hubo de ser sometida a una cesárea de alto riesgo. Un equipo de 19 profesionales sanitarios se sumergió entre kilos de grasa para poder extraer a la bebita. Simpson no sufre obesidad mórbida como consecuencia de trastornos hormonales asociados a la tiroides. Que va. Lo de esta mujer es deliberado, perseguido caloría a caloría. Tiene el objetivo de alcanzar los 450 kilos y un aliado para lograrlo: su compañero y padre de su hija, Philippe.

Resulta difícil entender que alguien ponga su salud en juego por un objetivo como ganar kilos por ganarlos, consumiendo cantidades ingentes de alimentos muy calóricos. Pueden encontrarse sus menús en la web, pero aviso de que hay alto riesgo de que se produzca un efecto estomagante en quien los busque. El caso de Philippe y Donna, quien se formó como enfermera, tiene su origen en que obtienen placer sexual en el hecho de que ella gane y gane kilos. En unas declaraciones a un diario estadounidense, él habla de sexapil y ella dice que a Philippe le gusta ponerse encima y jugar con la grasa de su vientre. Lo que obtiene ella parece no tener interés.

No son un caso aislado. Tal y como sucede con la anorexia, las webs sobre cómo ganar peso y de relatos personales son accesibles a cualquiera. La terminología que se usa en ellas es en inglés, pero la semana pasada la Fundéu ha divulgado recomendaciones para usar términos del español. Propone ‘cebismo’ como alternativa válida al inglés ‘feederism’, que designa un tipo de conducta en la que dos personas encuentran placer erótico en engordar o ser engordadas. Y añaden: “En la práctica del ‘cebismo’ suele haber dos papeles, que se pueden llamar ‘cebado’ o ‘cebada’ (‘feedee’ en inglés) para la persona que aumenta de peso y ‘cebador’ o ‘cebadora’ (‘feeder’ en inglés) para la que da comida”.

Podría ser todo muy igualitario, pero resulta que la mayoría son cebadores y ellas las cebadas. Por decirlo de otra forma: ella sale perdiendo en salud aunque ambos gocen; ella es la que pone más en la balanza –en sentido estricto−. La obesidad mórbida está asociada a hipertensión y diabetes. Pero no es solamente una cuestión de salud o de falta de ella. La obesidad mórbida reduce la esperanza de vida, produce discapacidad que deriva en minusvalía y conduce al aislamiento y la exclusión social. Finalmente, nos encontramos a una Donna (o muchas) encadenada a una cama, con necesidad de cuidados permanentes para poder satisfacer cualquiera de las muchas necesidades biológicas que los seres humanos tenemos a diario.

Me pregunto si el placer erótico puede ser incompatible con el amor −sobre todo, con el amor a una misma−.

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