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Las feministas se avergÜEnzan

En la cola del concierto en homenaje a Angela Davis que se celebró hace cinco meses en Bilbao, un grupo de feministas hablaban indignadas de la situación de las personas en busca de refugio a las puertas de Europa. Nada de lamentos. Ese mismo día quedaron en pensar posibles acciones de protesta. Antes ya habían convocado en su ciudad una manifestación por los derechos de las personas refugiadas. Si algo sabemos las mujeres es de lucha, aunque la nuestra no forme parte de los libros de historia. Las primeras reuniones de la plataforma que se constituyó entonces, Ongi etorri Errefuxiatuak Bizkaia, se celebraron en el Centro de Documentación de Mujeres vinculado a la Asamblea Feminista de Bizkaia. No es casualidad. Esta anécdota es uno de los gérmenes de la Caravana a Grecia, una iniciativa de distintos movimientos sociales y colectivos ciudadanas Por no repetir plataforma...Colectivos ciudadanos?O colectivos sociales y movimientos ciudadanos? que busca denunciar la actitud de indiferencia de los gobiernos europeos. Lejos de garantizar el derecho a la vida de las miles de personas que están huyendo de la guerra, Europa vuelve ahora a mostrar su peor cara. En realidad, la única que muestra nos queda La única que muestra? .

El 15 de julio, desde distintas ciudades del Estado español, alrededor de 300 personas empiezan un viaje a Grecia, en cinco autobuses, para mostrar el rechazo que les provocan los gobiernos europeos. La iniciativa se plantea, desde el primer momento, como una acción de denuncia política que trascienda la solidaridad. “Tenemos la ilusión puesta en este tipo de iniciativas, las que nos permiten recorrer distintos países encontrándonos con diferentes movimientos y personas”, asegura Bea Plaza, de la organización Omal-Paz con Dignidad. El feminismo, que trabaja no sólo por hacer visibles las desigualdades que viven las mujeres, sino también otras personas con identidades de género más allá del binarismo, permite mirar más lejos: “¿Qué poderes están detrás?; ¿Qué multinacionales se están lucrando?; ¿A qué poderes les interesa que gran parte de la población esté en riesgo y en continuo desplazamiento?”, se pregunta. Diana Urrea, parlamentaria de EH Bildu, también viaja en uno de los autobuses y recuerda que la mirada internacionalista es indispensable para el movimiento feminista que “tiene que tener totalmente clara la importancia de una perspectiva de ciudadanía global y solidaridad entre los pueblos” para hacer frente a la situación. Denuncia que los gobiernos europeos no sólo están vulnerando los Derechos Humanos sino que, en el caso de las mujeres y las niñas, están obviando normas establecidas por los organismos internacionales como el Convenio de Ginebra o el Protocolo de Estambul. “Las mujeres son las que se llevan la peor parte -sigue- porque está más que comprobada la violencia sexual, la explotación y todo tipo de vejaciones que sufren durante el proceso migratorio por parte de mafias, por otros refugiados o la policías O la policía de fronteraMe falta el artículo de frontera”.

No se trata de una crisis humanitaria. “Lo que está en crisis es Europa, que está y totalmente vaciada de contenido político, desorientada frente a los Derechos Humanos, pero muy bien orientada a los intereses del capital y las empresas transnacionales. Las políticas que se aplican no sólo son injustas para la mayor parte de la población sino que son ilícitas”, denuncia Plaza. Anabel Sanz, una de las personas más activas en la organización de la caravana, explica que las políticas migratorias responden a un sistema social, económico y político que es “patriarcal, militarista y capitalista”, pero ambas aseguran que el feminismo es la teoría de pensamiento que más propuestas y denuncias hace ante estos sistemas. Entre otras razones, por su visión internacionalista.

Apostar por el internacionalismo

El patriarcado es tan universal como la lucha de las mujeres por destruirlo. “El primer movimiento internacionalista que conocemos es el movimiento sufragista. Las feministas hemos estado históricamente organizadas entre nosotras. Las mujeres en todas las partes del mundo somos capaces de establecer formas de resistencia y, de hecho, lo hacemos. No los conocemos, no porque no existan, sino porque el nivel de presión del patriarcado es tan grande que nos borra del mapa”, cuenta Sanz. En una reunión que se celebró ayer en el barco que llevaba a todas las integrantes de la caravana hacia Tesalónica, un grupo de mujeres se reúnen en la cubierta. Todas se asumen como feministas y eso, para muchas de las compañeras que llevan años en esta pelea, es motivo suficiente para sonreír.

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En la cola del concierto en homenaje a Angela Davis que se celebró hace cinco meses en Bilbao, un grupo de feministas hablaban indignadas de la situación de las personas en busca de refugio a las puertas de Europa. Nada de lamentos. Ese mismo día quedaron en pensar posibles acciones de protesta. Antes ya habían convocado en su ciudad una manifestación por los derechos de las personas refugiadas. Si algo sabemos las mujeres es de lucha, aunque la nuestra no forme parte de los libros de historia. Las primeras reuniones de la plataforma que se constituyó entonces, Ongi etorri Errefuxiatuak Bizkaia, se celebraron en el Centro de Documentación de Mujeres vinculado a la Asamblea Feminista de Bizkaia. No es casualidad. Esta anécdota es uno de los gérmenes de la Caravana a Grecia, una iniciativa de distintos movimientos sociales y colectivos ciudadanas Por no repetir plataforma...Colectivos ciudadanos?O colectivos sociales y movimientos ciudadanos? que busca denunciar la actitud de indiferencia de los gobiernos europeos. Lejos de garantizar el derecho a la vida de las miles de personas que están huyendo de la guerra, Europa vuelve ahora a mostrar su peor cara. En realidad, la única que muestra nos queda La única que muestra? .

El 15 de julio, desde distintas ciudades del Estado español, alrededor de 300 personas empiezan un viaje a Grecia, en cinco autobuses, para mostrar el rechazo que les provocan los gobiernos europeos. La iniciativa se plantea, desde el primer momento, como una acción de denuncia política que trascienda la solidaridad. “Tenemos la ilusión puesta en este tipo de iniciativas, las que nos permiten recorrer distintos países encontrándonos con diferentes movimientos y personas”, asegura Bea Plaza, de la organización Omal-Paz con Dignidad. El feminismo, que trabaja no sólo por hacer visibles las desigualdades que viven las mujeres, sino también otras personas con identidades de género más allá del binarismo, permite mirar más lejos: “¿Qué poderes están detrás?; ¿Qué multinacionales se están lucrando?; ¿A qué poderes les interesa que gran parte de la población esté en riesgo y en continuo desplazamiento?”, se pregunta. Diana Urrea, parlamentaria de EH Bildu, también viaja en uno de los autobuses y recuerda que la mirada internacionalista es indispensable para el movimiento feminista que “tiene que tener totalmente clara la importancia de una perspectiva de ciudadanía global y solidaridad entre los pueblos” para hacer frente a la situación. Denuncia que los gobiernos europeos no sólo están vulnerando los Derechos Humanos sino que, en el caso de las mujeres y las niñas, están obviando normas establecidas por los organismos internacionales como el Convenio de Ginebra o el Protocolo de Estambul. “Las mujeres son las que se llevan la peor parte -sigue- porque está más que comprobada la violencia sexual, la explotación y todo tipo de vejaciones que sufren durante el proceso migratorio por parte de mafias, por otros refugiados o la policías O la policía de fronteraMe falta el artículo de frontera”.