El PP ha necesitado a Vox para recuperar buena parte del poder institucional tras las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Esa dependencia ha evidenciado las distintas almas dentro del partido de Alberto Núñez Feijóo a la hora de entenderse con la extrema derecha, que llevaron al propio líder a ponerse de perfil, primero, y dar bandazos, después, respecto a los acuerdos con los de Santiago Abascal. Uno de cada cinco votantes populares recela de los acuerdos alcanzados con Vox en comunidades y ayuntamientos.
Son los datos que se desprenden de la encuesta de Simple Lógica para elDiario.es, que reflejan, en el otro extremo, que el 17,8% de los electores del PP ven “muy mal” los pactos postelectorales con Vox y un 4,1% los califican como “mal”. Frente a este porcentaje, está el 63,5% de votantes populares que los respaldan. Casi el 15% prefiere no pronunciarse al respecto.
Parte de la estrategia de Feijóo pasa por desmarcarse todo lo posible de sus alianzas con la extrema derecha en buena medida porque quiere 'pescar' del electorado moderado e incluso socialista descontento con la coalición o la dependencia que Sánchez ha tenido de las fuerzas independentistas y alentar el voto útil, tal y como sucedió en Andalucía donde Juan Manuel Moreno Bonilla logró captar voto de Vox y sumó una mayoría absoluta. Pero los pactos sellados en más de un centenar de ayuntamientos y en varias comunidades autónomas con la extrema derecha complican ese camino.
Si se abre el abanico a otros partidos, el 58% de la ciudadanía los critica, según los datos de Simple Lógica. El 90,5% de los electores del PSOE los rechazan y sólo el 3,2% los ve bien. En el caso de Sumar, la plataforma que encabeza Yolanda Díaz, el 90,9% de sus electores los censuran, aunque un 7,1% no los ve mal.
Cuando el PP empezó a mostrar dudas sobre los acuerdos, especialmente en Extremadura y la Región de Murcia, Abascal apretó y aseguró que sólo apoyaría investiduras en las comunidades si tocaba poder. Frente a las suspicacias en una parte del electorado del PP, el respaldo a esos acuerdos es casi total entre los votantes de Vox: lo aplaude el 92,8%. Sólo un 5,8% los ven mal.
Más de la mitad de quienes se declaran abstencionistas ven mal la entrada en gobiernos de la ultraderecha frente al 22,3 que la avalan.
El efecto movilizador de la izquierda
Los electores de la derecha temen, además, que la entrada de la extrema derecha en gobiernos municipales y autonómicos, como la Comunitat Valenciana, Extremadura y numerosas ciudades, puede tener un efecto movilizador de la izquierda de cara a las generales del 23 de julio. El 11% de los votantes del PP lo da por hecho. La cifra alcanza el 16,5% en el caso de los de Vox. El 41,7% de los electores de Feijóo lo ve bastante probable y el 34%, en el caso de los de Abascal.
La cifra es, en todo caso, superior en el caso de los votantes progresistas. El 72,4% de los depositantes de la papeleta del PSOE ve alguna probabilidad de que otorgar poder a Vox movilice a los suyos y el porcentaje asciende al 76,4% en el caso de los de Sumar.
Preocupación por la convivencia
El sondeo de Simple Lógica refleja preocupación de los votantes del PP por la alianza con la extrema derecha. Así, a la pregunta de si la influencia de Vox en la agenda política y en las decisiones aportaría un equilibrio necesario, el 34,8% se muestra de acuerdo frente a más de la mitad (56,8%) que responden “poco” o “nada”. Respecto a “las actitudes discriminatorias o excluyentes hacia las minorías y colectivos vulnerables por parte de Vox”, sólo el 16,1% de los electores de Feijóo las ven con buenos ojos mientras que 73,5% que las censuran.
Más de la mitad del electorado del PP (53,1%) no cree que “la convivencia multicultural y la diversidad social permanecerían como están con la inclusión de las políticas de Vox” mientras que el 37,3% considera que no corren riesgo.
No obstante, el 73,4% de los votantes de Vox quieren que Abascal revierta las políticas en materia de igualdad de género, derechos LGTBI y medioambientales frente a casi un 20% que no está de acuerdo. Una cuarta parte de los votantes del PP también aplaude dar marcha atrás en esas áreas mientras que el 70% están poco o nada de acuerdo con esa posibilidad.
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