Con boato e institucionalidad. Así presentó Alberto Núñez Feijóo hace seis meses su plan para la regeneración de España. Todo estaba medido. El escenario, el Oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, donde en 1812 se firmó la primera constitución española (‘La Pepa’). Y la escenografía, una declaración institucional, que viene a ser un discurso sin aceptar preguntas de los periodistas, es decir, sin margen a la equivocación. Pero tras las elecciones del 28 de mayo, el líder del PP ha incumplido ya, y de forma amplia, una de las principales propuestas: que gobierne la lista más votada.
Feijóo ha jugado con este planteamiento desde el principio. Primero lo limitó a los ayuntamientos, que tienen una fórmula especial de elección del alcalde que permite salvar bloqueos y, en caso de que ningún candidato obtenga la mayoría absoluta, se proclama directamente al cabeza de la lista más votada.
La idea no gustó fuera ni dentro del PP. Isabel Díaz Ayuso la rechazó porque ella, precisamente, fue elegida presidenta pese a quedar por detrás del PSOE en las elecciones de 2019. Igual que Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León. Unos meses antes le pasó a Juan Manuel Moreno en Andalucía. Ambos llegaron al poder con ese “pacto de perdedores” del que reniega el PP hasta que le conviene. Con Ciudadanos como socio de Gobierno y Vox de apoyo parlamentario. Para la líder madrileña, la propuesta de Feijóo tampoco valía porque su aspiración de ampliar al máximo su control municipal en la región pasaba por conseguir corporaciones locales en coalición con Vox.
Feijóo la hizo después extensible a las comunidades autónomas. Las encuestas conocidas en las semanas previas a las elecciones de mayo empujaron a al líder del PP a ampliar también a los gobiernos regionales su propuesta. Ya no por escrito sino de viva voz en actos de partido. Cuando los sondeos apuntaban a que el partido no ganaría ni en Extremadura ni en Castilla-La Mancha (tal y como ocurrió), el líder de la derecha puso sobre la mesa la idea de que Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara presionaran a Pedro Sánchez para un acuerdo sobre la lista más votada.
Pero la propuesta ha caducado con los resultados del 28 de mayo. El primer municipio donde el PP gobernará sin ser la lista más votada está en Murcia. En Molina de Segura (70.000 habitantes), el PSOE ganó las elecciones, pero la derecha y la ultraderecha se harán con el bastón de mando.
El municipio murciano no será el único en el que ocurra lo que Feijóo dijo que no iba a ocurrir. De hecho, hay conversaciones entre el PP y Vox para gobernar sin ser las listas más votadas en algunas capitales de provincia en Castilla-La Mancha y Castilla y León, así como importantes localidades en Madrid.
Es el caso de Guadalajara (donde el PSOE se impuso por nueve puntos) o Toledo (siete puntos). El líder del PP castellanomanchego, Paco Núñez, ha dado el visto bueno a estas conversaciones, para vengar su derrota el pasado 28M ante Emiliano García-Page. Sobre la mesa también está Valladolid, donde el PSOE se impuso por medio punto, y Burgos (2,5 puntos de ventaja).
Pero hay más: en Madrid, Alcalá de Henares (1,5 puntos de diferencia para el PSOE), Moraleja de Enmedio (4,5 puntos) o Guadalix de la Sierra (más de 17 puntos) están en negociaciones. En la Comunidad Valenciana, Elche y Torrent. Y Calvià en Baleares. En la localidad mallorquina la distancia del PSOE rozó los 10 puntos.
Desde el PP justifican su decisión en la falta de correspondencia por parte de los demás partidos, especialmente desde el PSOE. Algo que ya estaba previsto en las semanas previas a las elecciones, cuando desde la dirección nacional se respondía con sorna que el partido no contempla “el suicidio político”.
Los conservadores (tercera posición) han alcanzado un acuerdo con Coalición Canaria (segundos en las elecciones) para desbancar a Ángel Víctor Torres, que fue quien ganó en las urnas. Por ahora no han trascendido muchos detalles de ese acuerdo, gestado en ocho días, más que los nacionalistas recuperarán el Gobierno de las islas con el apoyo del PP.
Canarias es la única comunidad en la que Vox no entra en la ecuación (más allá de la mayoría absoluta de Madrid). Feijóo, que siempre se ha jactado de arrinconar en las urnas a la extrema derecha, que no tiene representación en el Parlamento gallego, quiere ahora desmarcarse de las alianzas.
El líder del PP ha dado manos libres a la candidata en Extremadura, María Guardiola, para negociar con Vox y arrebatar el gobierno a Guillermo Fernández Vara quien, empatado en número de escaños, recibió más votos en las urnas el 28M. En una entrevista en Onda Cero, Feijóo aseguró que la dirección nacional le dará posteriormente el “visto bueno” al pacto. Además, el gallego bautizó en la Junta Directiva Nacional del PP del 30 de mayo a la candidata con el cargo de “presidenta”.
A pesar de intentar ponerse de perfil respecto a la dependencia de la extrema derecha en buena parte del territorio, el PP pasó la campaña electoral sin desvelar si pactaría con Vox en la Comunidad Valenciana, cuyo candidato fue condenado por violencia machista. Este mismo jueves Feijóo ha presumido de las medidas de su partido en materia de igualdad. Por ahora Carlos Mazón insiste en que aspira a un gobierno en solitario. En un acto junto a Feijóo celebrado el miércoles, ninguno de los dos se pronunciaron sobre una alianza con los de Santiago Abascal y se limitaron a decir que quieren un ejecutivo autonómico estable. Pero sin Vox, no le salen los números.
La misma ecuación se repite en otras regiones, pendientes de resolver. Salvo Madrid, con mayoría absoluta, y Murcia, donde el PP suma más que toda la izquierda, en el resto de territorios en juego las cuentas solo salen con Vox. Y, como en 2019, lo fundamental será quién sume escaños suficientes para la investidura, no quién ha obtenido más o menos papeletas en las urnas.
Con todo, Feijóo ha reiterado ahora su compromiso por la lista más votada para las inminentes generales. “No gobernaré si no gano las elecciones”, ha dejado dicho el líder del PP, quien ha pedido correspondencia en su propuesta a Pedro Sánchez. El candidato a revalidar la Presidencia no ha entrado, de momento, al cebo de Feijóo.