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Casado intenta esquivar la crisis interna generada por Álvarez de Toledo tras descalificar a la prensa y al feminismo

Pablo Casado, este miércoles, durante su visita al colegio concertado San Alfonso de Madrid.

Iñigo Aduriz

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Mientras intenta volver a situar al Partido Popular como la fuerza hegemónica del centro derecha y la “casa común” de “todo lo que esté a la derecha del PSOE” –tal y como lo fue durante décadas, hasta la irrupción de Vox y Ciudadanos–, el líder del PP, Pablo Casado, quiere mantenerse al margen de la nueva guerra interna que ha generado una de sus grandes apuestas personales, la portavoz popular en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo. Esta última batalla se ha producido tanto por las descalificaciones vertidas por la polémica dirigente hacia los medios y también por su particular visión del feminismo con motivo del 8M.

Con la independencia ideológica y estratégica que le caracteriza y que trae de cabeza a la dirección del PP, la también diputada por Barcelona generó una tormenta en las filas populares el martes, cuando se identificó como una “feminista amazónica de la escuela de Camille Paglia” –escritora y profesora norteamericana que, por ejemplo, considera que “sin el hombre la mujer nunca hubiera salido de la cueva”–, y recalcó que no acudirá a la manifestación del 8M a la que sí quiere apuntarse ahora la dirección de su partido, tras constatar el éxito sin precedentes del año pasado.

Otra de las declaraciones más polémicas de Álvarez de Toledo tuvo que ver con la violencia machista. La portavoz parlamentaria del PP llegó a asegurar que las mujeres “no son víctimas”, pese a los asesinatos contabilizados: 1.047 desde 2003, año en el que se empezaron a contar las cifras, y 14 solo en los dos primeros meses de 2020. Además, se erigió como una negacionista de la “ideología machista” en la misma línea de la extrema derecha de Vox, asegurando que las mujeres en España “nacen libres” y sin ningún tipo de discriminación.

Este miércoles, a última hora, Álvarez de Toledo aprovechaba su intervención en un acto de la revista Yo Dona para cargar contra el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias y la ministra de Igualdad, Irene Montero, en los siguientes términos: “Si yo fuera ministra de igualdad y mi marido saliera cual macho alfa a defender a su hembra de un colega de un ministerio lo mandaría al sofá. No me puedo imaginar mayor humillación, condescendencia y machismo. (...) La señora Montero es la mujer más humillada de la política española”.

Casado, este miércoles, se negaba a respaldar la teoría de Álvarez de Toledo, que ha generado un profundo malestar en el sector más moderado del PP, pero tampoco la cuestionaba. El líder de los populares optó por negarse a responder a las preguntas de la prensa tras convocar a los medios a una “intervención” en un colegio concertado y religioso del barrio de Lavapiés de Madrid donde quiso empezar una campaña contra la nueva ley educativa del Gobierno.

Diferenciarse de Vox

El presidente del PP quiere esquivar la polémica después de que numerosos dirigentes populares se hayan mostrado en las últimas horas –de momento en privado– muy molestos con las palabras de su máxima representante en el Congreso, por llegar en una semana crucial para el movimiento feminista con el que el PP pretendía “reconciliarse” este 8M para diferenciarse principalmente de Vox.

El sector más moderado del partido, del que forma parte la vicesecretaria de Política Social, Cuca Gamarra, consiguió que Casado aceptara enviar una “delegación” de los populares a las marchas de este fin de semana, aunque con un manifiesto y lema propio: “Las mujeres por encima de todo”.

Mientras Gamarra se definió el martes como “feminista” y reivindicó la lucha de las mujeres porque “queda mucho por hacer” en materia de igualdad, Álvarez de Toledo, máxima representante del sector más conservador, el conocido como aznarismo –que copa algunos de los puestos de mayor importancia en la cúpula popular–, negaba la mayor: “En mi nombre no puede hablar nadie, no habla ni un hombre ni una mujer por el mero hecho de nacer mujer. Es una forma de caer en la misma colectivización”, decía, en la misma línea que la extrema derecha.

Frente al silencio de Casado, el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, sí quiso responder a Álvarez de Toledo. En su opinión, en “el mundo real”, la igualdad entre hombres y mujeres “no es plena” y por eso “hay razones para decir en una manifestación” que se tiene que avanzar hasta lograrla, “que no es una opción”. El 8M es, a su juicio, un día para “decir alto y claro sí a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, lo que para el PP es irreversible e irrenunciable”.

Un conflicto con los medios

También han generado un gran enfado en las filas populares y, sobre todo, en Génova 13, las declaraciones de Álvarez de Toledo sobre los medios, sobre todo por llegar a las puertas de una nueva campaña electoral por los comicios convocados para el 5 de abril en Euskadi y Galicia. Después de que el lunes la portavoz parlamentaria del PP acusara a La Sexta de “hacer negocio con la erosión de la democracia” durante una entrevista en Onda Cero en la que contraprogramó al propio Casado, que estaba siendo también entrevistado en Telecinco, el martes, la también periodista volvió a cargar contra la prensa.

“Hay medios que hacen negocio a costa de la democracia y hay medios que promueven o participan de las mentiras populistas y nacionalistas a costa de la democracia”, dijo, generando un fuerte malestar en Génova 13 que no quiere verse enfrentado a un grupo mediático tan importante como Atresmedia, del que forman parte, además de La Sexta, Antena 3 u Onda Cero.

Casado tampoco ha querido respaldar ni matizar las palabras de su portavoz en el Congreso, aunque han sido numerosos los dirigentes del PP que en las últimas horas se han desmarcado públicamente de su compañera de filas defendiendo la “libertad de expresión” y la “libertad de prensa”.

En medio de la polémica, el presidente de los populares optaba por pronunciar un discurso centrado únicamente en criticar la ley educativa del Gobierno, cargando contra el supuesto “adoctrinamiento” en las aulas paradójicamente desde un centro religioso, el San Alfonso de Madrid, perteneciente a la congregación religiosa de las Hijas de la Caridad, y ante un crucifijo.

El líder de los populares prefiere callar ante las salidas de tono de la polémica diputada por Barcelona, que día tras día agranda con sus declaraciones la brecha interna que existe en el PP entre un sector moderado con cada vez menor peso en Génova 13 y el aznarismo, que aboga por contemporizar con Vox y adoptar algunas de las ideas de la extrema derecha para tratar de repescar a los votantes que se hayan podido marchar al partido de Santiago Abascal en los últimos meses.

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