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Casado representa en Moncloa el papel de estadista en pleno giro al centro para la campaña del 26M

Imagen de la reunión mantenida por Sánchez y Casado en la Moncloa.

Iñigo Aduriz

El líder del Partido Popular, Pablo Casado, aprovechó este lunes su reunión con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa, para enfundarse el traje de hombre de Estado y hacer gala de su perfil más moderado. Se trata de una faceta desconocida en los diez meses que lleva al frente del PP, que trata de explotar ahora a punto de que comience oficialmente la campaña de las elecciones autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo.

En pleno viraje al centro, al que se vio forzado tras la derrota del 28A, Casado evitó en su comparecencia posterior al encuentro con Sánchez los ataques directos al Gobierno que caracterizaron su discurso hasta las generales.

El líder del PP se abre ahora a lograr pactos de Estado con Sánchez, al que hasta hace una semana consideraba “cómplice” del independentismo y a quien llegó a llamar “traidor” y “felón” por iniciar un diálogo con la Generalitat de Catalunya. “Las descalificaciones quedan dentro de la confrontación política”, se justificó Casado este lunes.

Forzado por los barones de su partido que en menos de un mes se enfrentan a una nueva cita con las urnas, Casado intenta así moderar su imagen y la del PP tras encajar en las generales el peor resultado de la historia de la formación conservadora –66 diputados, menos de la mitad que en 2016– viendo frustrado el giro a la derecha que emprendió nada más ganar las primarias, que le llevó a acercarse a Vox y que le ha provocado una sangría de votos hacia el centro derecha.

“Lo mejor para España”

Ciudadanos, su principal competidor, se situó el 28A solo nueve escaños por debajo y Albert Rivera intenta arrebatar al PP la hegemonía al frente del espectro ideológico conservador que ha mantenido en los últimos 30 años. “El líder de la oposición es aquel que representa al segundo partido en votos”, remarcó Casado este lunes en Moncloa, reivindicando su posición amenazada por el crecimiento de la formación de Rivera que se denomina como liberal.

También en busca de reforzar su liderazgo en la oposición Casado emplazó a Ciudadanos a facilitar la investidura de Sánchez con el argumento de que así el líder socialista no tendrá que pactar con los independentistas. Tratando de allanar el camino el entorno del presidente del PP asegura que el partido no “hará sangre” ni atacará a los de Rivera si pactan con el PSOE, un propósito que suena a electoralista y que busca anular a Ciudadanos como fuerza opositora al Gobierno.

“El Gobierno no va a contar ni con apoyo ni con la abstención del PP para la investidura pero eso no quiere decir que entendamos que lo mejor para España es que se puedan llegar a acuerdos con partidos que respeten el sistema constitucional”, explicaba, en ese papel de hombre de Estado en el que se ha enfundado Casado, que hasta el domingo demonizaba cualquier papel del PSOE de Sánchez en la política española por su acercamiento a las fuerzas independentistas.

“Creo que vamos a una legislatura con un Gobierno débil, que tendrá en el PP una oposición, firme, fuerte pero responsable”, advertía Casado nada más comenzar su intervención en la sala de prensa de Moncloa, la principal del complejo presidencial cedida al líder popular en deferencia por su papel institucional.

“Se ha roto el cordón sanitario”

La reunión ponía fin a siete meses de ruptura total entre el líder del PP y Sánchez, que en octubre decidió acabar con la relación con el presidente popular después de que éste le acusara de ser “responsable del golpe de Estado” en Catalunya. Casado considera que a raíz del encuentro de este lunes la relación con el presidente del Gobierno y con el PSOE se ha retomado por completo. “Hoy parece que el cordón sanitario contra el PP se ha roto”, zanjaba.

Desde el equipo más cercano a Casado consideran que la reunión confirma el papel de líder de la oposición del presidente popular que, recuerdan, tiene “un mandato de cuatro años”. Pese a las evidencias del viraje al centro emprendido desde el 28A, desde la dirección nacional del PP insisten en que su líder no ha cambiado un ápice su discurso respecto al que defendió, por ejemplo, en la Convención Nacional del partido que se celebró en enero.

En cuanto a las discrepancias surgidas en las filas populares sobre la estrategia mantenida por Casado desde su triunfo en las primarias fuentes del equipo del líder del PP tratan de vender que el partido “está unido” y que prueba de ello es el apoyo que le manifestaron todos los barones durante el Comité Ejecutivo Nacional del pasado martes en el que, sin embargo, todos esos dirigentes territoriales reivindicaron volver al centro.

Génova resta importancia a declaraciones como las pronunciadas este lunes por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en defensa de la veteranía en la política y que sonaron como un dardo contra Casado, que no tiene experiencia de gestión pública: “Hay políticos en España que quieren ser primeros espadas y no han gestionado nunca. Eso es peligroso”, concluía el también líder de los populares gallegos al que muchos dentro del partido consideran ya el posible sucesor del líder del PP si el próximo 26M el partido no logra una mejora en las urnas.

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