El Gobierno confía en que el cambio de actitud del PP sea fruto de la reflexión y no una treta electoral
¿Táctica o estrategia? Esa es la pregunta que planea sobre la decisión del PP de apoyar el Real Decreto sobre la “nueva normalidad”. ¿Será una falsa tregua por la campaña electoral en Euskadi y Galicia? ¿Será en respuesta a la demanda social para que haya unidad política ante la mayor crisis sanitaria de la historia? ¿Será porque no rentabiliza políticamente la crispación y el barullo? El Gobierno aspira a que sea consecuencia de la “reflexión serena” y no una treta electoral. Lo ha dicho la ministra portavoz, María Jesús Montero, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario que ha aprobado la ampliación de los ERTE hasta septiembre.
En La Moncloa mantienen cierta cautela, después de que el PP haya ido de la mano de VOX durante la pandemia y de que el propio Casado se autoexcluyera hace unos días de la negociación para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado con los que España deberá afrontar afrontar la reconstrucción económica del país. No ocurre lo mismo con Ciudadanos, una formación que para el Ejecutivo de Pedro Sánchez, “sí ha hecho una reflexión profunda” sobre el papel a desempeñar en la escena política y que está dispuesto incluso a apoyar las cuentas públicas. La posición de Arrimadas durante el estado de alarma ha tenido una continuidad que se ha viso reflejada en su apoyo a varios decretos y a las sucesivas prórrogas del estado de alarma.
Montero ha abogado por la “unión, el diálogo y el acuerdo” en respuesta a lo que “nos demandan los ciudadanos y ha practicado el Gobierno desde que empezó la Legislatura” el pasado enero. “Las soluciones que necesita el país deben tener un amplio consenso”, ha añadido tras afirmar que “los españoles necesitan más política útil, y menos crispación y menos ruido”. Y en este sentido ha celebrado el amplio acuerdo por el que el Congreso apoyó el decreto sobre la nueva normalidad, incluido el principal partido de la oposición, al que ha invitado a sumarse a futuros pactos para afrontar la reconstrucción económica que necesita el país.
La ministra, que hace unos días achacó el giro de la derecha a una operación de “maquillaje político”, se sorprendió de que sea noticia algo que debiera ser habitual como es la unidad política ante circunstancias como las que vive el país. Hubiera sido, en todo caso, “contradictorio” que el PP votara en contra de un decreto que el Gobierno había acordado previamente con las Comunidades Autónomas, algunas de ellas gobernadas por el propio Partido Popular.
Confía así en que la disposición al acuerdo del partido de Pablo Casado tenga continuidad y “no sea un paréntesis electoral, sino fruto de una reflexión sobre el papel que tiene que jugar la derecha ante la reconstrucción del país”. Montero ha celebrado que el PP haya salido del “frente del no” en el que estaba junto a VOX, pero pide cautela y prudencia hasta constatar que hay realmente “honestidad en ese cambio de posición”.
“Bienvenido al acuerdo que ojalá tenga continuidad y nos permita ahora poner el foco en las ayudas europeas”, ha proseguido al tiempo que exigió a Pablo Casado a que retire el documento que el PP presentó en Europa y en el que presentaba al de Sánchez como un “gobierno antidemocrático que no respeta derechos y libertades” de los ciudadanos.
Montero ha mostrado además la disposición del Gobierno a reunirse cuantas veces sean necesarias con los dirigentes del PP, si bien no ha concretado si tenía previsto o no una próxima reunión con el líder de la oposición. “Estamos -ha dicho- disponibles cien por ciento para posiciones de aproximación teniendo en cuenta la importancia de lo que tenemos entre manos”. Pero, insistió en varias ocasiones en que lo importante no es una conversación telefónica ni quién llame a quién, sino el papel que el PP quiera jugar en la política en los próximos cuatros años.
“Si en algún momento albergó -dijo en alusión al PP- la esperanza de que el gobierno cayera, se equivocó. Estamos fuertes y cohesionados, y ahora necesitamos una derecha moderada, que aporte soluciones y propuestas”. La voluntad del Gobierno, en todo caso, es “sin ninguna duda llegar a acuerdos”, pero no depende de un teléfono o una llamada, sino de si los populares “han llegado al convencimiento de que solo desde la política útil puede tener el reconocimiento de los ciudadanos”, enfatizó.
En la misma comparecencia, Montero ha anunciado que el Gobierno aprobará en las próximas semanas el anteproyecto de los Presupuestos Generales del Estado y no concretó, por otra parte, la fecha de una reunión con los independentistas para reactivar la mesa de diálogo con Catalunya. Y, aún así, el Gobierno aspira a que ERC se mantenga en la mayoría que hizo posible la investidura para la aprobación de las cuentas públicas. “Quiero pensar que Esquerra está en la mayoría y que es una formación política que sabe conjugar su modelo sobre la arquitectura de España en relación con la independencia -que el Gobierno no comparte- y una orientación a la izquierda que permita elementos de encuentro. No se entendería que no apoyara las cuentas públicas o medidas encaminadas a la protección de los más vulnerables”.
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