Apenas 12 horas después del anuncio de Abascal de romper todas las coaliciones autonómicas de Vox y el PP y de retirar el apoyo a esos gobiernos, la extrema derecha ha empezado a sufrir las primeras deserciones en Extremadura y Castilla y León. El consejero extremeño de Gestión Forestal y Mundo Rural, Ignacio Higuero, ha comunicado a primera hora su intención de abandonar la organización de extrema derecha y quedarse a las órdenes de María Guardiola, del PP.
La presidenta extremeña, entretanto, ha pedido ayuda al PSOE, a quien ha denominado “la segunda fuerza mayoritaria”, pese a ser la lista más votada, para que facilite la gobernabilidad en la Región, y ha exigido al líder de Vox en Extremadura, Ángel Pelayo, que entregue el acta de senador por designación autonómica, un cargo al que llegó con los votos del PP.
También en el Gobierno de Castilla y León el polémico consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, ha decidido desafiar a Santiago Abascal y permanecer en el Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, quien lo ha ratificado en el cargo tras aceptar las dimisiones del resto de representantes de la extrema derecha en su Gobierno: el vicepresidente, Juan García Gallardo, quien anunció su renuncia con un alégato xenófobo, y los consejeros de Agricultura y Ganadería, Gerardo Dueñas; e Industria y Empleo, Mariano Veganzones.
Tras comunicar la ruptura los gobiernos regionales con el Partido Popular, el líder de Vox, Santiago Abascal, ya había reconocido este viernes durante una entrevista en Telecinco que hubo discrepancias por la decisión dentro del partido y admitido que “no descarta que haya cargos que desobedezcan las directrices del partido y permanezcan en sus puestos tras la ruptura”.
En la entrevista, Abascal ha asegurado que no quiere tener nada que ver con la “inmigración ilegal” y que “tampoco quiere ser cómplice del Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo”.
“No somos un partido norcoreano y, evidentemente, las decisiones que se toman en el partido se toman por mayoría”, ha explicado Abascal en una entrevista en Telecinco, tras reconocer que había “diferentes voces dentro de la formación” pero que la definitiva ha sido totalmente “democrática”. “Soy el líder del partido y evidentemente mi opinión tiene un peso mayor, pero asumo como principal responsable los resultados electorales que surjan a raíz de esta decisión”, ha concluido el líder del partido de extrema derecha que no ha querido aventurar si esta maniobra podría haber nacido por Se Acabó la Fiesta, su contrincante por la derecha dirigido por Alvise Pérez.
El que fuera vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, tras anunciar su dimisión este viernes, ha reconocido que “las decisiones del Comité Ejecutivo Nacional y el sentido del voto son secretos”. “Yo puedo hablar por mí, pero todos los miembros hablaron con libertad”, ha afirmado el ahora exvicepresidente en la misma línea que Abascal.
La decisión tomada el jueves, donde el secretario general aseguraba que era “una de las decisiones más importantes de la historia política de Vox”, desequilibra el tablero político de cinco gobiernos autonómicos que tendrán que reestructurarse y cuyas consecuencias todavía son inciertas. En el epicentro de la decisión, el reparto de menores migrantes que se encuentran en Canarias, Abascal ha afirmado que no se tratan “ni de niños ni de menores” y que “su gente” es plenamente consciente de “la violencia que se vive cerca de los centros de menores”.
Respecto al devenir de los ayuntamientos que también están conformados por el Partido Popular y Vox, el líder de la formación de extrema derecha ha asegurado que “cualquier institución que ayude a la inmigración ilegal no contará con el respaldo del partido”, pero reconoce que “al igual que no rompieron los gobiernos regionales porque Feijóo pactara la renovación del Consejo General del Poder Judicial con Sánchez”, en este caso esperarán a ver cómo se gestiona el reparto de migrantes desde los ayuntamientos.