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Aitor Esteban, premio al mejor orador parlamentario en la gala de periodistas

EFE

Madrid —

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El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, ha sido premiado con el premio “Emilio Castelar” al mejor orador en la tradicional gala anual de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), en la que el grupo vasco hizo pleno al lograr los tres galardonados para los que estaba nominado.

Les ha tocado el “cupón”, señaló la presidenta del Congreso, Ana Pastor, en alusión a la reciente aprobación del cupo vasco durante un irónico discurso que de nuevo fue el más aplaudido durante la gala, celebrada anoche en un céntrico hotel de Madrid.

La portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, recibió el premio “Azote del Gobierno”, uno de los galardones estrella, junto al de mejor orador, que reparten los periodistas parlamentarios para premiar o castigar a diputados, senadores y eurodiputados.

EL “Azote de la Oposición” fue para el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que no asistió a la gala, como tampoco lo hicieron los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, y de Podemos, Pablo Iglesias.

Sí acudió el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que se fue con las manos vacías, aunque estaba nominado tanto al premio al mejor orador como al “Azote de la Oposición”.

Además del Emilio Castelar que recibió Aitor Esteban, el PNV se llevó otros dos premios: al “Parlamentario más activo”, que recayó en el diputado Mikel Legarda, y al “Senador del año”, que obtuvo su portavoz en el Senado, Jokin Bildarratz.

También se llevó tres galardones el PSOE: la portavoz del Congreso, Margarita Robles, recibió el Luis Carandell a la “Mejor relación con la prensa”; el diputado Odón Elorza el premio al “Parlamentario 2.0”; y el secretario de Organización del partido, José Luis Ábalos, al “Diputado revelación”.

El “Senador revelación” fue para Óscar Guardingo, de Unidos Podemos, mientras que el premio al “Eurodiputado del año” fue para Esteban González Pons, del PP.

Este año el galardón del “Castigo para la prensa” se lo llevó el diputado de ERC, Gabriel Rufián, que, al igual que el resto de los parlamentarios republicanos catalanes, no asistió a la gala.

La “Pregunta del millón” fue para una del senador de Compromís Carles Mulet sobre “¿Qué protocolos tiene adoptados el Gobierno ante la posibilidad de un apocalipsis zombi?”, que, según Ana Pastor, nunca hubiera sido admitida por la Mesa del Congreso y que concitó buena parte de las risas de una noche marcada por el humor.

Especialmente celebrado fue una vez más el discurso de la presidenta del Congreso, quien siguiendo el estilo irónico con el que se destapó el año pasado bromeó con las costumbres y manías de los diputados durante los plenos.

“Hay para todos”, advirtió Ana Pastor, que comentó lo mucho que le gusta hablar a Rivera y lo mucho que le gustan los micrófonos a Pablo Iglesias, así como el pañuelo palestino que siempre lleva el diputado de Unidos Podemos Rafa Mayoral. “Lave el pañuelo”, le pidió.

También señaló a Rajoy, “un tipo normal, con sentido común, oportuno y conveniente”, sus “palabras favoritas”, y de quien dijo que tiene que llamarle insistentemente en las sesiones de control para que responda en segundo turno.

La lentitud en bajar desde su escaño, arriba en el hemiciclo, del canario Pedro Quevedo; la altura del también canario Alberto Rodríguez que le aleja del micrófono e impide que se le oiga bien; la boda del líder de IU, Alberto Garzón, que viste mejor desde entonces; o la prolongación de los plenos cuando llega un real decreto que debe defender el ministro Cristóbal Montoro, fueron otros de los señalados por la presidenta.

Pero si algo le llama la atención a Pastor son las camisetas que lucen los diputados. “No hay semana que no tenga su causa”, aseguró Pastor, para quien, no obstante, el diputado que más aplaude y grita desde su banquillo es Toni Cantó, de quien advirtió a Rivera, porque “puede ir al primer banco”.

Sus últimas palabras fueron para desear que 2018 sea un “año de concordia y entendimiento”, en el que la política sirva a los españoles para mejorar la vida de quienes todavía lo están pasando mal.