Podemos e IU buscan que sus fricciones no lastren el trabajo parlamentario del grupo confederal

Izquierda Unida ha comenzado a ejercer su autonomía en el Congreso de los Diputados. Y no tiene intención de dejar de hacerlo en el corto o medio plazo. El resto de organizaciones que se integran en Unidos Podemos-En Comú-En Marea lo asumen. Incluso les parece bien. En Podemos creen que “no es negativo” porque permite llegar a parte de la ciudadanía que se identifica con los de Alberto Garzón. Pero, advierten unos y otros, es necesario coordinar los trabajos parlamentarios y, sobre todo, no llevar las pugnas orgánicas a un espacio que es confederal por definición. 

Estas son las principales conclusiones de la reunión del pasado miércoles de la dirección del tercer grupo parlamentario del Congreso, según diferentes fuentes consultadas por eldiario.es en los últimos días. Unidos Podemos-En Comú-En Marea ha vivido dos convulsas semanas que han tensionado las difíciles relaciones en un espacio que mezcla sujetos autonómicos y estatales con diferentes intereses, tamaños, estrategias y horizontes electorales.

El conflicto, muy intenso por momentos, se ha visualizado en dos iniciativas concretas. Por un lado, una serie de proposiciones no de ley sobre autopistas que eran, a la vez, redundantes, complementarias y contradictorias. Por el otro, una propuesta de reforma de ley electoral “cocinada” por Podemos y asumida por casi todo el grupo confederal.

Casi, porque IU no la considera propia al tener la suya “desde hace 30 años” y no haber sido consultados por el partido mayoritario del espacio a la hora de fijar un documento de trabajo concreto para negociar con Ciudadanos. Un pacto imprevisto que ha dado un vuelo impensable en propuestas similares en los últimos 30 años. De momento, representantes de cerca de un tercio de los diputados han anunciado su intención de apoyar una modificación siquiera parcial para el ciclo 2019-2020.

Podemos e IU, las principales fuerzas estatales del grupo, han reconocido en sus interlocuciones bilaterales y multilaterales sus errores en las formas con las que han tramitado ambas iniciativas. Las pugnas internas les penalizan mucho más que a otras organizaciones políticas por lo que evitarlas y minimizarlas se convierte en una necesidad.

Acelerar el acuerdo para municipales y autonómicas

Podemos e IU mantienen abierta su negociación para buscar un marco común con el que concurrir juntos a las municipales, autonómicas y europeas de 2019. Las conversaciones las protagonizan los respectivos secretarios de Organización, Pablo Echenique e Ismael González.

Desde IU apuntan que los últimos movimientos de la coalición “no se han hecho pensando en elecciones”. Reconocen “que coinciden en el tiempo”. Pero aseguran que la dirección que lidera Garzón ha “detectado déficits” que se tienen “que corregir”. Por ejemplo: “Si cada vez que hacemos una cosa todos los medios se lo dan a Podemos...”.

Esto lleva a que “surjan tensiones”, admiten. “Pero no significa que se busque la tensión”, explican.

Desde Podemos apuntan que el acuerdo marco general entre ambas organizaciones para las elecciones tiene que estar terminado, o casi, en marzo. El partido que lidera Pablo Iglesias tiene previsto el acto En Marcha 2019 con el que se lanzará la precampaña del ciclo electoral que viene.

Este acuerdo marco fue una exigencia de Garzón que, en un principio, rechazó Podemos. Pero en la dirección que lidera Iglesias han asumido que se tiene que hacer para “intentar estandarizar” una miríada de candidaturas que en 2015 convirtieron elegir la papeleta en un sinsentido en algunas ciudades.

Esta vez, Podemos sí acudirá como sujeto jurídico. Una novedad importante sobre las elecciones de hace tres años.

“Será una directriz general”, apuntan desde Podemos. “Que dé flexibilidad a los territorios para elegir”. 

Sin plazos para la unidad orgánica

Más a largo plazo se contempla también la necesidad de abordar la fórmula con la que se concurrirá en 2020. Tanto Garzón como Iglesias han reiterado, en público y en privado, su apuesta por repetir la alianza electoral. Es lo único que hay decidido. Y, de momento, no es un tema de conversación formal entre dirigentes de ambas organizaciones.

La unidad orgánica de los dos partidos sí fue muy comentada tras el 26J y hasta Vistalegre 2, del que este lunes se cumple un año. Los líderes de IU y de Podemos apostaban por encontrar espacios comunes que tendieran a un sujeto político superador. Algo teorizado desde hace años por la coalición de izquierdas, y por el PCE como ha recordado recientemente su nuevo Comité Central. Y defendido, pero muy a largo plazo, por Pablo Iglesias.

La ausencia de esa unidad orgánica pone en un problema, relativo, a Garzón. En la Asamblea Federal de IU que le proclamó coordinador también se aprobó ese camino, esa intención de “superar” la coalición para ir a un espacio mayor de unidad popular.

Al no ocurrir, al menos en el medio plazo, se abre un abanico de opciones. Todas, en realidad. Repetir la fórmula de 2016. Cambiar el nombre de la coalición. Mantenerlo. Que la coalición entre IU y Podemos no se reedite. O sí, pero en otras condiciones. 

Las direcciones de ambos partidos aseguran que ese debate no se está produciendo. Al menos de momento.