Antonio Hernando, el tercero de los 'chicos de Blanco', regresa indultado de la traición al “no es no”

Irene Castro

18 de octubre de 2021 22:38 h

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Es la cuadratura del círculo. El fin de una etapa de Pedro Sánchez que, para algunos de los que estuvieron a su lado en los momentos malos, ha sido un espejismo. El presidente del Gobierno recupera a Antonio Hernando (Madrid, 1967) para su nuevo equipo en Moncloa. El “listo” de los 'chicos de [José] Blanco' –el estrecho equipo de colaboradores que tuvo el exministro y exsecretario de Organización en el que la tercera pata era Óscar López– hace un paréntesis en su etapa de lobbista para incorporarse al núcleo duro del presidente al que abandonó hace cuatro años, cuando defendió la abstención en la investidura de Mariano Rajoy. 

Sánchez ha pasado página de aquella negra etapa del socialismo en la que él fue la víctima cuando le apartaron del liderazgo por su empeño en el “no es no” que hubiera evitado un nuevo gobierno del PP y con toda probabilidad, habría conducido a España a unas terceras elecciones generales. Pero no todos los que estuvieron con él entonces –y que ahora se ven relegados– han olvidado lo que ocurrió y recuerdan que fue Hernando el “traidor” que defendió la abstención por la que apostaron los grandes poderes del partido, entre ellos los que habían sido sus baluartes, Pepe Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba. 

A ellos les debe todo en su vida en política. Hernando llegó a Ferraz de la mano de Carmen Cerdeira, que entonces se encargaba del área de movimientos sociales, según recuerda un veterano dirigente: “Venía de trabajar como abogado laboralista. De los tres era el más formado”. Afiliado a UGT, había trabajado en su equipo jurídico antes de pasar por algunas asociaciones vinculadas con la inmigración. 

Pero fue con Rubalcaba con quien fue ganando peso en el Congreso. Su primer escaparate fue la comisión de investigación del 11-M. También fue portavoz de inmigración y saltó a la de Interior cuando su mentor como ministro. Formó parte de las ejecutivas de José Luis Rodríguez Zapatero como responsable de Política Municipal y después en la de Rubalcaba, como secretario de Política Autonómica y Relaciones Institucionales. 

Siempre cercano al poder, su mayor ascenso se produjo cuando su amigo Sánchez se hizo con la secretaría general del PSOE en 2014. El hoy presidente del Gobierno le hizo portavoz en el Congreso y a López, en el Senado. Trabajaron juntos dos años y fue en 2016 cuando todo se rompió. Hernando abandonó a Sánchez en el Comité Federal del 1 de octubre y se posicionó con los barones y la vieja guardia. No acompañó al que había sido su amigo en su salida de Ferraz y permaneció como portavoz parlamentario. Desde la tribuna le tocó defender la abstención que partió al PSOE en dos. 

En el enfrentamiento entre Sánchez y Susana Díaz tuvo un papel discreto, aunque del lado de la andaluza. La victoria de Sánchez en las primarias contra la líder andaluza provocó una víctima más esa misma noche: Hernando presentó su dimisión como portavoz. No obstante, se quedó en el Congreso, donde quedó relegado a un ultimísimo plano. “Le dieron un despacho en la planta menos uno. Tuvo un papel reservado. Se dedicaba a leer y tenía la ilusión de hacer la tesis”, recuerda un compañero de escaño. Por aquel entonces algunos socialistas comentaban que vagaba por los pasillos del Parlamento como un fantasma. Era la primera vez en muchos años que estaba alejado del poder y también lo estuvo en la moción de censura en la que su antiguo amigo llegó a Moncloa con su voto afirmativo. 

Los puentes con Óscar López se mantuvieron hasta cierto punto entonces. Sánchez le concedió la presidencia de Paradores, pero con Hernando las cosas siguieron rotas y acabó en la vida privada de la mano de José Blanco. Siete meses después de su salida del Congreso, Hernando se convertía en director de una nueva consultora, Acento, en la que también ha acabado el exministro del PP Alfonso Alonso. La empresa presumió en una carta enviada a compañías del Ibex de sus contactos con ministros socialistas. “Va a seguir siendo un lobbista”, advierte un dirigente socialista que recela del nuevo giro de Sánchez. “La cabra tira al monte y bajó circunstancialmente porque se acabó el pasto. Esto ha sido un paréntesis”, agrega sobre el “guiño al pasado” que ha comenzado Sánchez y que tiene en el fichaje de Hernando “la guinda del pastel”. 

Sánchez retomó el contacto con Hernando hace unos meses, aunque en su núcleo duro en el partido desechaban hasta hace bien poco que fuera a culminar en una incorporación al equipo. Pero el tándem Sánchez y López ha tomado otra dirección: se suma como director adjunto del gabinete con el objetivo de engrasar la maquinaria ante el ciclo electoral que se avecina. “Es muy competente”, dice alguien que trabajó cerca de Hernando en el partido. “Es listo”, coinciden todas las fuentes consultadas. “Es un gran político y debemos tener a los mejores”, ha sentenciado el presidente.