Recibe a elDiario.es en la Fábrica de Artillería de Sevilla, en el barrio de San Bernardo, donde se fundió el bronce de los leones que hoy escoltan la fachada del Congreso de los Diputados. Es un edificio imponente y en desuso que el Ayuntamiento se ha propuesto rehabilitar para convertirlo en espacio multicultural y que su alcalde, Antonio Muñoz (La Rinconada, 1959), espera inaugurar unos meses después de que los sevillanos le otorguen su confianza el próximo 28 de mayo. Porque no tiene dudas. “Voy a ganar y gobernaré en solitario”, predice quien llegó al cargo hace poco más de un año por designación directa de Juan Espadas, cuando este fue elegido candidato a la Junta de Andalucía.
Fue una apuesta que algunos creyeron arriesgada para una ciudad emblemática para el socialismo, pero que hoy nadie cuestiona. Porque ha sabido combinar la modernidad con la tradición de una Sevilla que él mismo califica de poliédrica. Porque se ha ganado el cariño de los sevillanos. Porque se ha imbuido de las costumbres más arraigadas. Y porque ante todo huye, enfatiza, “de imposturas”. Ni teme al “efecto Moreno Bonilla” ni cree que esta ciudad, en términos políticos, se haya contagiado de la bronca política de Madrid que, en ocasiones, según reconoce, le sonroja y “aleja a la gente de la política”.
En Sevilla decir PSOE también es decir Felipe González y Alfonso Guerra, dos nombres que considera activos del partido, si bien reconoce que su grado de influencia es hoy menor porque están ya en la retaguardia. Con el primero no tiene relación alguna. Con el segundo charla de vez en cuando y no oculta que le encantaría que le acompañara en algún acto de campaña. No aclara si con la venia o no de Ferraz, claro.
Lean porque no deja pregunta sin respuesta y no duda tampoco en reconocer que las controversias dentro del seno del Gobierno de coalición han hecho daño al socialismo. Y aun así defiende que Sánchez, con quien “el periodismo activista tiene una obsesión”, merece un segundo mandato por la manera en que ha reaccionado ante la crisis. Un argumento, en su opinión, más que suficiente.
¿Quién es Antonio Muñoz?
Un sevillano nacido en La Rinconada, economista de formación, hijo de un albañil y un ama de casa que desarrolló su juventud y su etapa universitaria en Málaga, al que en Málaga le decían “el sevillano” y en Sevilla le decían “el malagueño”. Y que en este momento tengo el orgullo y la responsabilidad de ser alcalde de la ciudad más seductora del mundo.
¿La Semana Santa y la Feria le han servido para aumentar el índice de conocimiento?
Sin lugar a duda, la Semana Santa y la Feria han supuesto o ratificado la buena coyuntura económica que tiene la ciudad en este momento en términos de descenso del desempleo, creación de empresas e inversión foránea en nuestra ciudad. Y eso se ha demostrado en un alto grado de consumo y, por tanto, la Feria y la Semana Santa han supuesto una inyección económica para la recuperación ansiada en la que todos los territorios estamos trabajando. Y en lo que a mí respecta, la Semana Santa –y la Feria, en mayor medida–, por tener menos rigidez en cuanto a los comportamientos ciudadanos, han supuesto un baño o percatarme de que voy a ganar las elecciones en el 28 de mayo.
¿No tiene ninguna duda?
No tengo ninguna duda. Y no quiero que pueda parecer prepotente o autocomplaciente. Más allá de encuestas –algunas de ellas del periodismo activista [se refiere a medios afines a la derecha]–, el termómetro de la calle no engaña. La percepción que tengo, lo que me dice mi olfato de la gente que se me acerca, de la que me pide una fotografía o que se para a hablar conmigo de manera mayoritaria, me lleva a pensar que voy a tener el respaldo de la mayoría de los sevillanos y de las sevillanas.
Ciertamente, cuando se produjo la salida de Juan Espadas de la Alcaldía para hacerse cargo de la candidatura a la Junta de Andalucía, en el PSOE algunos pensaron que la suya era una apuesta muy arriesgada. Pero un año después se habla de un alcalde consolidado y de un candidato revelación. ¿Qué ha hecho para conseguir esto en tan poco tiempo?
Parto del hecho de que sustituir a un presidente del Gobierno, una presidenta de comunidad autónoma o un alcalde o alcaldesa en mitad de un mandato siempre es una operación de riesgo cuando la salida no tiene una causa por algo negativo, sino que fue una sustitución como consecuencia de la candidatura de Juan Espadas a la Junta de Andalucía. Era una operación de riesgo porque todo parecía indicar que con Espadas teníamos en principio garantizado el mantenimiento de la Alcaldía. Yo creo que esa transición se ha realizado de una manera ejemplar, sin traumatismos de ningún tipo y en ese sentido yo me siento bastante satisfecho. Y tengo que reconocer que se ha producido una vuelta a la ilusión para un partido que lleva ocho años gobernando una ciudad y que puede tener por ello cierto desgaste. Lo que percibo, lo que me dicen los medios y lo que me dicen los vecinos es que ha habido como un rearme de ilusión en torno a mi persona. Y eso puede amortiguar de una manera considerable el desgaste que pudiera haber después de una acción de gobierno durante ocho años.
¿Y qué ha hecho hasta llegar a eso?
Pues ante todo huyo de las imposturas. Cuando el PSOE y Juan Espadas piensan en mí, saben perfectamente cuál es mi perfil, mi visión de la vida y de la ciudad. Y por tanto, lo que he intentado es desarrollar una acción de gobierno coherente en una ciudad complicada, poliédrica. Esta ciudad más que dual, que a veces se simplifica como una ciudad en la que conviven la modernidad y la tradición, es más compleja que esa supuesta dualidad. Y yo creo que he aterrizado quizás en la Sevilla tradicional, en la Sevilla más vanguardista, más contemporánea… Podríamos decir que yo tenía ya mi recorrido realizado y es verdad que mi aterrizaje en esa Sevilla más tradicional lo he hecho sin impostura.
Le iba a preguntar precisamente por ello. ¿Cómo se desenvuelve un socialista del ala más a la izquierda del PSOE en una ciudad con tradiciones tan arraigadas como es Sevilla?
Creo que la clave, como le decía anteriormente, es hacerlo sin impostura, sin engañar a la gente. Porque si no lo eres y te acabas convirtiendo de la noche a la mañana en un conocedor o en un capillita, como decimos aquí en Sevilla, la gente te lo detecta al minuto. Y la gente yo creo que agradece la sinceridad, que cuando no conoces algo lo preguntes y que seas tú mismo. Y, en ese sentido, tengo que decir que me encuentro muy cómodo con las reuniones de trabajo, en las reuniones para organizar la Semana Santa y en el Complejo Mundo de las Hermandades. También ha supuesto para mí un conocimiento de muchas tareas que podían pasar desapercibidas. Por ejemplo, la tarea social que desarrollan esas hermandades en muchos barrios de Sevilla, la tarea también de recuperación del patrimonio, más allá de la consabida difusión de la fe católica, que es la tarea primordial que tienen estas organizaciones o hermandades religiosas.
Fue usted asesor de la candidatura de Tierno Galván en 1977…
Soy economista de formación y en mi época universitaria digamos que en una facultad tan politizada, en esos momentos de la Transición era difícil escapar de la política. Y el partido con el que me sentía más identificado era el PSP, que hizo una coalición con el Partido Socialista de Andalucía. Participé en esa campaña como un estudiante independiente que sentía simpatía por esas siglas políticas y recuerdo perfectamente un mitin de Tierno Galván en un campo de fútbol de Málaga que fue tremendamente emotivo, histórico, seductor… Lo recuerdo todavía, igual que el que también pronunció en esa etapa Santiago Carrillo. Pero tengo que decir que, en ese momento, cuando yo era una esponja de aprendizaje y muy sensibilizado políticamente por la propia universidad, quien me atrapó fue Tierno Galván.
Pinta de viejo profesor usted no tiene, ¿pero fue aquella colaboración algo premonitorio?
Nunca pensé que podía terminar siendo alcalde de Sevilla. ¡Ni muchísimo menos!
Si Madrid es la ciudad de la libertad, según Ayuso. ¿Qué diría usted qué es Sevilla?
Sevilla es diversidad, policromía, tolerancia. Sevilla es, en fin, mi lugar en el mundo. Sevilla es la ciudad que me hace mejor persona y sin lugar a duda, Sevilla no es Madrid. Sevilla está muy alejada, si hablamos en términos políticos, de la bronca política de Madrid. Veo con estupor la bronca permanente de la política en Madrid y la comparo con el escenario en Sevilla y tengo que decir que son como la noche y el día. Aquí las fuerzas políticas diferentes somos capaces de intentar llegar a acuerdos en beneficio de los ciudadanos. Al menos eso está en mi impronta política de lealtad institucional con la Junta de Andalucía.
Más de 20 ciudades compitieron por ser la sede de la Agencia Espacial Española. ¿Que ganase Sevilla fue una decisión partidista para favorecer al ayuntamiento más emblemático del PSOE?
En absoluto. Tengo la tranquilidad de haber presentado el mejor dossier y la mejor candidatura de las más de 20 ciudades que nos presentamos para albergar un hito tan importante. Presentamos la mejor candidatura porque hicimos algo que no hicieron otras ciudades, que es en vez de convertirlo en un proyecto o una candidatura del alcalde o del gobierno municipal o del Ayuntamiento, lo convertimos en un proyecto de la ciudad. Fue una candidatura que estuvo arropada por las universidades, por el entramado empresarial, por la Junta de Andalucía, por la Diputación Provincial… Recogimos 14.000 firmas de ciudadanos de a pie y de 320 instituciones y empresas a título individual. Por tanto, lo convertimos en algo colectivo. Y luego también tengo la tranquilidad de que el comité evaluador técnico decidió por unanimidad que la mejor candidatura era la de Sevilla. Por tanto, a veces se gana y a veces se pierde. Y en este caso tengo la satisfacción de haber hecho los deberes para un asunto que estoy seguro que todavía no valoramos lo suficiente por la trascendencia económica que va a tener para la economía, el empleo y las oportunidades de los jóvenes de Sevilla.
¿Por qué y para qué necesita Sevilla un estatuto de capitalidad?
Pues porque en primer lugar lo dice el Estatuto de Autonomía. Yo no me estoy inventando que Sevilla sea la capital de Andalucía. Lo decidimos los andaluces y las andaluzas. Y creo que ha habido mucho complejo, desde los gobiernos de la ciudad de Sevilla de distintos signos políticos, a la hora de solicitar para nuestra ciudad lo que nos corresponde como tercer área metropolitana de España y como capital de Andalucía. Yo no quiero una Ley de Capitalidad o un marco jurídico para Sevilla en contra de Málaga, Córdoba o Granada. Las ciudades andaluzas tenemos que colaborar y cooperar, no competir unas con otras. Pero, sin lugar a duda, Sevilla tiene una singularidad por ser la capital administrativa, económica, turística y cultural de Andalucía. También tiene un área metropolitana de un millón y medio de personas y unos problemas históricos de movilidad y de barrios pobres que son circunstancias merecedoras de que tengamos una ley de capitalidad como tienen Zaragoza, Madrid, Barcelona, Mérida, Palma, Santiago y tantas otras ciudades que son capitales de autonomía. ¿Por qué no Sevilla?
¿Cómo debemos leer que Juan Espadas no estuviera ayer en la presentación de su candidatura?
Estaba en el Parlamento. Estuve con él por la mañana visitando una urbanización emblemática que hemos hecho en la ciudad de Sevilla, que inició él y he terminado yo: la Avenida de la Cruz Roja. Tenía Parlamento, tenía votación y junto con otros parlamentarios también por Sevilla no pudieron acompañarme. Pero sentí su calor y sentí y estoy sintiendo continuamente su apoyo. No hay ningún problema.
12 de los 15 barrios más pobres de España están en Sevilla. ¿Ha hecho algo para revertir esa situación o necesita la colaboración del resto de administraciones?
Sevilla tiene en este momento un escenario de inversión pública y privada como hace décadas que no ha tenido. Está lanzada desde el punto de vista de superar unos déficits crónicos y también como una ciudad atractiva para la inversión en materia aeronáutica, espacial, de energía renovable y turística con hoteles de cuatro y cinco estrellas. Le digo esto porque esa situación envidiable, competitiva desde el punto de vista económico, que tiene la ciudad tiene una cara B, que son esos barrios vulnerables o casi en el umbral de pobreza de muchísimas familias. No podemos mirar para otro lado. Yo no quiero que nadie quede contagiado en sentido positivo de ese desarrollo económico que se está produciendo en la ciudad. Pero es indispensable, y se lo he dicho al Gobierno de España y al de la Junta de Andalucía, que si queremos revertir esa situación, como alcalde estoy dispuesto a liderar, pero necesito el acompañamiento presupuestario de ambas administraciones porque estamos hablando de una situación compleja. No solamente es un problema de rehabilitación de vivienda, de recuperación del espacio público, de absentismo escolar, de problemas de cultura, de atención social, de seguridad o de cultivo de drogas. Es todo eso y mucho más. Y eso requiere de una complicidad y de no mirar hacia otro lado de las tres administraciones.
Y, hasta ahora, ¿cuál ha sido la respuesta de Sánchez y de Moreno Bonilla?
Mi argumento principal es que, si hay una situación extraordinaria, tenemos que abordarlo con políticas extraordinarias. Si yo abordo esa situación con convocatorias del Gobierno de España, de algún Ministerio o de la Junta de Andalucía que pueden ocurrir un año o cada dos años, no llegamos a tiempo. Necesitamos políticas de punto y seguido, sin interrupciones y de manera permanente. Y en ese sentido, cuando pido la Ley de Capitalidad, uno de los argumentos es que tiene que servir precisamente para abordar situaciones extraordinarias con recursos extraordinarios.
¿En qué beneficia la ley estatal de vivienda a la ciudad de Sevilla?
Beneficia sencillamente porque las políticas que podemos desarrollar los ayuntamientos en una economía de libre mercado son para que el parque público de vivienda sea mayor. Es un marco jurídico que permite que ese parque público de vivienda crezca y sirve para que los desarrollos urbanísticos tengan obligatoriamente un porcentaje de vivienda de protección oficial. Estamos hablando de una ley o un marco jurídico que va a aumentar y que va a permitir que podamos atender de una manera más satisfactoria esa demanda creciente que tiene una ciudad como Sevilla, especialmente entre los jóvenes.
¿Y por qué dice la derecha que va a disparar los precios del alquiler y promover las ocupaciones?
Pues no lo creo. Una manera de frenar el alza de los precios es aumentando la oferta. Y, sin lugar a dudas, si estamos en una ley que permite aumentar el parque público de vivienda, lo que estamos haciendo es ampliar la oferta y por tanto debería de producirse el efecto contrario.
¿A favor o en contra de la tasa turística? ¿Es partidario de que se instaure en Sevilla?
Radicalmente a favor. Lo vengo defendiendo hace años. Predicaba en el desierto y cada vez son más ciudades las que están a favor. Incluso tuve problemas dentro del anterior Gobierno andaluz, gobernado por el PSOE, por defender esta postura de la fiscalidad turística. Lo hago desde el convencimiento de que ninguna ciudad ha dejado de recibir turistas o ha perdido afluencia turística porque se haya implantado una fiscalidad turística. Y creo también que es una manera de revertir los beneficios en una ciudad donde el turismo es la columna vertebral de nuestra economía. Hay también muchísimos ciudadanos que no les ven ningún beneficio a los flujos turísticos. Siento envidia en algunas ciudades italianas cuando veo que hay un cartel de obra que dice “Plaza urbanizada con la tasa turística”. Es una manera de que la gente vea la parte amable del turismo y de luchar también contra esos conatos incipientes de turismofobia.
Antes me decía que no tenía ninguna duda de su victoria el próximo 28 de mayo. ¿Siente la presión de ser el candidato de la ciudad más emblemática para el PSOE?
Siento que tengo un foco especial porque en este momento somos la mayor ciudad gobernada por el Partido Socialista. Siento que hay una lupa puesta sobre Sevilla para ver qué va a ocurrir y sobre todo, después de haberse producido un cambio en la Alcaldía. Pero a mí esto me supone también una enorme motivación. Ayer lo decía en el acto público de presentación de la campaña: siento una gran responsabilidad, pero me motiva de manera extraordinaria. Espero que Sevilla deje de ser la mayor capital gobernada por los socialistas, no porque yo pierda las elecciones, sino porque estoy seguro de que habrá algún compañero o compañera de otras ciudades mayores que Sevilla que van a gobernar en sus ciudades.
Al menos aquí, la izquierda a la izquierda del PSOE se ha puesto de acuerdo y ha decidido, con la excepción de Adelante Andalucía, concurrir en una misma candidatura. ¿Han aprendido la lección de las autonómicas?
Sí, pero no lo han aprendido suficiente. Porque tengo que decir que Izquierda Unida y Podemos van en una confluencia, pero el partido de Teresa Rodríguez va en otra candidatura. Desde el respeto más absoluto, pero creo que al electorado a la izquierda del PSOE le hubiera agradado que hubiera una única candidatura de los tres grandes partidos que hay a la izquierda del PSOE. No obstante, y lo digo de una manera contundente, igual que pienso que voy a ganar las elecciones, aspiro a gobernar en solitario. Venimos de ocho años sin tener una mayoría absoluta, con 13 concejales de 16, que es la mayoría absoluta, y hemos sacado todos los años los presupuestos municipales, los grandes proyectos urbanísticos de la ciudad y los proyectos industriales. No ha habido ninguno que se haya quedado atrás como consecuencia de no tener esa mayoría absoluta. Y es más, le pongo un ejemplo de este preciso año 2023: Sevilla, a diferencia de otras ciudades que no tienen mayoría absoluta, tiene presupuesto municipal. Gracias a un acuerdo, en este caso con Ciudadanos. Lo peor que le podía pasar a Sevilla en un momento de recuperación económica era que la maquinaria del sector público local, que maneja 1.200.000.000 de euros, quedara devaluada como consecuencia de no poder desarrollar inversiones, contratos o las propias subvenciones como consecuencia de tener un presupuesto prorrogado. Yo me puse manos a la obra para intentar que eso no sucediera. Incluso tengo que reconocer que hubo parte de mi equipo que me decía: alcalde, te vas a estrellar porque es de primero de política que en año electoral las diferencias se agrandan y por tanto no vas a poder sacar los presupuestos municipales. Bueno, ahí está la consecuencia, la negociación, la lealtad… Durante estos siete años hemos sido capaces de sacar los presupuestos tanto con Ciudadanos en el presente año como con la izquierda, e incluso en algún año con la abstención del Partido Popular. Eso da muestra de nuestra versatilidad y de cómo ponemos el interés general de los ciudadanos por encima de cuestiones partidistas.
Griñán y los ERE
¿A qué atribuye el crecimiento del Partido Popular que le otorgan todos los sondeos?
Es consecuencia de dos factores fundamentales: uno, que en las anteriores elecciones municipales habían tocado fondo tras pasar de una mayoría absoluta de 20 concejales como no había tenido nunca ningún partido a ocho. Y dos, a que su crecimiento viene en su gran mayoría por la desaparición del grupo Ciudadanos, según dicen las encuestas. De todas formas, yo aspiro a tener buena parte de los votos de los ciudadanos que votaron a Ciudadanos. Y también le digo que hay muchísima gente que cuando paseo por la calle me repite: “Yo he votado a Moreno Bonilla, pero en las municipales le voy a votar a usted”.
¿Una fotografía de José Antonio Griñán entrando en prisión después de recibir su tratamiento de radioterapia sería difícil de gestionar en esta campaña electoral?
En primer lugar, me produciría un gran dolor como persona por el aprecio y por la admiración que siento por Griñán. Y sin lugar a duda, creo que el tema de los ERE está lo suficientemente amortizado ya en las distintas elecciones de todo tipo que hemos ido teniendo. Por tanto, si se produjera esa foto, a mí lo que me daría es un pellizco interno de ver a Griñán entrando en prisión en sus circunstancias actuales.
¿Teme el 'efecto Moreno' en estas elecciones?
Moreno Bonilla no se presenta a las elecciones. No es el candidato del Partido Popular.
Pues para no serlo, se está implicando mucho en la campaña.
Se está implicando como secretario general del Partido Popular. Pero digamos que al Ayuntamiento de Sevilla no se presentan ni Pedro Sánchez, ni el señor Feijóo, ni Moreno Bonilla, ni Juan Espadas. Se presenta Antonio Muñoz por el PSOE y, por el PP, José Luis Sanz. La gente es lo suficientemente madura democráticamente como para valorar los ocho años de gestión en el Ayuntamiento de Sevilla. Tenemos un balance muy positivo, aunque no autocomplaciente ni muchísimo menos. Sabemos todavía que hay mucha tarea que hacer en muchísimos ámbitos de servicios públicos o de atención a la barriada, pero el balance comparado con cuando gobernaba la derecha es de una diferencia abismal.
¿Cómo imagina una Sevilla gobernada por el PP y Vox?
No, no lo quiero ni pensar porque en los cuatro años que gobernó Zoido esta ciudad fue como una especie de balneario. Y tengo que decir que la candidatura que se presenta ahora por el PP es una réplica de buena parte del equipo que tuvo Zoido. Por tanto, la pregunta que lanzo a los sevillanos en estos momentos es: si Sevilla va bien, ¿por qué cambiar de alcalde? ¿Por qué cambiar? ¿Cuáles serían las razones para frenar la situación de esa inversión pública, de esa inversión privada que está aconteciendo ahora mismo en la ciudad? Esto es como un equipo de fútbol. Si hay un equipo que está ganando todos los domingos y está consiguiendo trofeos, aunque tenga algunos defectos y pierda también algunos partidos, ¿por qué cambiar de entrenador?
Y más allá de Sevilla, ¿no cree que la tendencia le es favorable al PP?
Bueno, en Andalucía hay que reconocer que después de una victoria aplastante e inesperada de Moreno Bonilla, hay todavía como una estela. Está relativamente reciente la victoria y todavía no hay un recorrido de la acción de gobierno amplia como para que haya fisuras o grietas. Pero no es menos cierto que a medida que avanza el mandato del Partido Popular en la Junta de Andalucía empiezan a aparecer algunos goterones. El más evidente es el caso de Doñana y la situación de la sanidad y la educación. Por tanto, no temo al efecto Moreno Bonilla porque no se presenta, por la madurez del electorado y porque en todo caso ya empiezan a aparecer algunas grietas en la acción de gobierno.
El daño causado por los líos en el Gobierno de coalición
Más bien le hablaba del marco nacional. ¿Qué cree que le ha desgastado más al Gobierno de Pedro Sánchez: los líos de la coalición de Gobierno, la reforma de la malversación y la sedición o la ley del solo sí es sí?
Creo sinceramente que las controversias dentro del seno del Gobierno nos han hecho daño. Es verdad que hay poca cultura democrática en España de gobiernos de coalición. Era la primera vez que eso ocurría a nivel nacional y hay que sacar también lecturas positivas. Pero no es menos cierto que las diferencias han aflorado en demasiadas ocasiones con todo tipo de detalles, y eso ha hecho enturbiar o devaluar la acción de un Gobierno que se ha enfrentado a una crisis económica de una manera radicalmente opuesta a como se enfrentó el Gobierno del Partido Popular con Rajoy a la crisis de 2008, cuando recordemos que las políticas económicas que se llevaron a cabo fueron de recorte, recorte y recorte. Y, sin embargo, hemos visto cómo en esta crisis el escudo social, con la subida del SMI o con el apoyo a determinados sectores económicos, ha supuesto una política keynesiana de más gasto social. Por tanto, yo espero que los españoles, cuando toque votar al Gobierno de España, sepan diferenciar entre cómo gestiona el Partido Popular un escenario de crisis y cómo lo hace el Partido Socialista.
¿Qué le sugirió la imagen de Isabel Díaz Ayuso impidiendo la entrada del ministro Bolaños en los actos del 2 de mayo?
Me avergüenza que en la política española ocurran ese tipo de episodios como también me avergüenza la ausencia del grupo parlamentario Vox ante la entrada del presidente de Colombia en las Cortes españolas. Son situaciones que me sonrojan como político y que alejan a la gente de la política. Afortunadamente, tengo que reiterar que la situación política de Sevilla, incluso de un Gobierno que no tiene mayoría absoluta y que necesita de los acuerdos permanentemente de otras fuerzas políticas, es radicalmente opuesta de la de Madrid. La bronca no está instalada en Sevilla.
¿Es difícil abstraerse del ruido nacional en una campaña local?
Es difícil, porque quieras o no los medios de comunicación expanden lo que ocurre mayoritariamente en Madrid y en el Parlamento nacional. Pero yo intento tener una buena coraza. De ahí también mi eslogan de campaña: Sevilla y sólo Sevilla. Yo quiero que los ciudadanos, cuando echen la papeleta el 28 de mayo, lo hagan pensando en Sevilla. Que lo hagan pensando si con Antonio Muñoz la situación ha mejorado o ha empeorado, si hay un proyecto de futuro o hay un proyecto caduco, si podemos seguir ilusionando, seguir atrayendo grandes eventos como los Grammys en noviembre, si se pueden seguir produciendo noticias positivas como la de la Agencia Espacial… Si hay una catarata de buenas noticias en torno a Sevilla en los últimos tiempos, y no digo que sean todas como consecuencia de la gestión de Antonio Muñoz como alcalde, algo tendremos que ver. También en haber conseguido acabar desde el diálogo con esa frase que nos daban en los ministerios y en la Junta de Andalucía de que Sevilla ya tuvo bastante en el 92. ¡Hace ya 31 años de la Exposición Universal! Desde la lealtad institucional, podemos decir que estamos consiguiendo resolver muchísimos problemas que estaban aparcados y que tienen que ver fundamentalmente con las infraestructuras del transporte.
Su mirada es en positivo, pero parece que en los tiempos que corren lo que da votos es meterse en el fango. Ahí está el caso de Ayuso.
Bueno, yo creo que la actitud de la presidenta Ayuso, como algunas actitudes de Vox, lo que provoca y alimenta es el desapego de la política. Yo mismo soy antes que alcalde, ciudadano. Y cuando estoy viendo algún informativo o leo alguna declaración siento un rechazo innato y yo estoy dentro del ámbito de la política. No quiero pensar cuál es la reacción de una ama de casa, de una profesora, de un pequeño empresario o de un comerciante cuando ve ese espectáculo o ese esperpento. El abandono de Vox ante una visita institucional no tiene cabida en democracia. Eso es confundir las reglas de juego y repito: la consecuencia de todo eso es el desapego de la política. ¿Y quién recoge los votos del desapego de la política? Pues normalmente los extremos y sobre todo la extrema derecha, como hemos visto en la América profunda.
¿Ayuso es de extrema derecha?
Totalmente.
¿Existe el 'antisanchismo'?
Hay una obsesión del periodismo activista. Hay demasiadas portadas en contra de Sánchez cuando podríamos poner en el otro lado de la balanza la gestión económica de una crisis inesperada. Yo todavía recuerdo, en una visita a Sevilla de Nadia Calviño, una frase que a mí se me quedó grabada cuando dijo que recién constituido el Gobierno, el principal problema que había en la Mesa del Consejo de Ministros era el problema catalán. Ella invitaba a pensar lo que había sucedido después en esta legislatura, con la pandemia y con la guerra, y cómo han tenido que reorientar los presupuestos públicos y las políticas para atender esta crisis que no estaba en el guion de trabajo. Creo que solamente la manera en que se ha reaccionado ante la crisis es un argumento más que suficiente para que el Partido Socialista vuelva a ganar las elecciones cuando se convoquen para elegir Gobierno de España.
¿Hay un PSOE distinto al de Pedro Sánchez?
El PSOE siempre ha sido un partido muy plural en el sentido de distintas corrientes y opiniones. Y yo creo que eso es muy innato a los socialistas. La autocrítica, la diversidad de opiniones dentro, por supuesto, de una misma manera de entender la política y de entender la gestión pública. Por tanto, es lógico y normal que Pedro Sánchez pueda tener contestación dentro del partido, como la llegó a tener Felipe González o Alfonso Guerra en su momento, o como lo ha llegado a tener cualquier alcalde o presidente de la comunidad autónoma que haya podido gestionar.
Hablando de Felipe González y también de Alfonso Guerra, ¿ya no suman para el PSOE?
Sí, yo con Alfonso Guerra tengo una relación y coincidimos con frecuencia. Me gusta muchísimo poder compartir con él situaciones y análisis porque es un auténtico lujo hacerlo con su trayectoria y con la madurez política de quien no está ya en el día a día, lo que le permite una objetividad a la hora de de chequear lo que puede estar ocurriendo en el panorama político. Alfonso Guerra es un activo igual que lo es Felipe González para el PSOE. Lo que sí hay que reconocer es que el grado de influencia es menor porque están ya en una segunda retaguardia. Pero en lo personal me encanta poder hablar con los socialistas de antaño porque siempre aprendo.
¿Les ha invitado a participar en su campaña?
Con Felipe González no tengo ninguna relación. Me consta que viene en alguna ocasión por Sevilla, pero dentro de un ámbito estrictamente familiar. Con Alfonso sí que he quedado en tomar un café y me encantaría que pudiera en algún momento participar en algún acto de campaña, si a él le apetece.
¿Queda algo del 'felipismo' en el PSOE?
Queda un buen recuerdo y no hay acto público de los socialistas, como el de hace dos semanas en Valencia, en el que no haya un recuerdo a la gestión y a lo que significó para la modernización de España. De los gobiernos de Felipe González, Zapatero y ahora del de Pedro Sánchez. Yo creo que ese recuerdo de la gestión de Felipe, imagínese sobre todo en el caso de Sevilla lo que supuso esa inyección inversora en el año 92, fue un punto de inflexión para nuestra ciudad con el pretexto de la Exposición Universal. Eso sin Felipe González y Alfonso Guerra en el Gobierno no hubiera ocurrido. Me gusta de vez en cuando ver la hemeroteca y ver aquellos análisis que se hicieron en su momento, criticando incluso la prensa local que el primer tramo de AVE se hiciera entre Sevilla y Madrid o Madrid y Sevilla, y no entre Madrid y Barcelona. Bueno, eso fue una decisión estratégica para articular España de un presidente español, pero de un presidente del sur de España.
¿Y después de Pedro Sánchez, qué?
Bueno, yo espero que se ganen las elecciones en diciembre. Sería bueno ver a este Gobierno gobernar con el viento a favor porque hay que reconocerle al Gobierno central que ha estado gestionando España con una crisis sobrevenida en una doble vertiente. Dos crisis diferentes. Y por tanto, podemos decir que con el viento en contra, sí se puede presentar un balance positivo en cuanto a cuidar a la clase media, relanzar la economía o captar fondos de Bruselas. Yo quiero ser optimista pensando que este Gobierno con el viento a favor será capaz de ser incluso más ambicioso y que produzca un país que asuma los retos de la lucha contra el cambio climático, la reducción de las desigualdades y la transformación digital.
Le preguntaba por el ámbito orgánico de su partido. ¿Hay cantera?
Yo creo que sí. El PSOE siempre ha dado muestras de tener cantera. José Luis Rodríguez Zapatero cuando accedió a la secretaría general no era una persona muy conocida, Pedro Sánchez tampoco lo era. Digamos que hoy hay un alcalde, alcaldesa o presidente o presidenta de comunidad autónoma que garantizan la continuidad cuando toque.
Mójese y dígame el resultado del PSOE en Sevilla el próximo 28M.
(Largo silencio). Yo lo que sí le digo con total convencimiento y alejado de la prepotencia es que voy a seguir siendo alcalde. El PSOE va a seguir gobernando y lo vamos a hacer en solitario.
Es la primera pregunta de toda la entrevista en la que se ha quedado sin palabras.
Bueno, pues 14 concejales.
¿Su primera decisión si mantiene el gobierno?
Poner a los barrios de Sevilla en el centro de la reorganización municipal del equipo de gobierno.
Vídeo de la entrevista completa
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