La muerte de Chiara Páez, una adolescente de 14 años, embarazada, enterrada en el patio de casa de su novio, de 16, ha hecho estallar las redes sociales en Argentina con la convocatoria de una movilización que, bajo la consigna “Ni una menos”, exigirá medidas contra los feminicidios.
El caso de Chiara no es aislado, pero ha sido, probablemente, el que rebasó el límite tras una seguidilla de noticias sobre mujeres víctimas de violencia machista.
Lola, Melina, Candela, Ángeles... integran la lista de las causas más sonadas en los últimos años que acapararon la atención de la opinión pública en el país.
En 2014, 277 mujeres fueron asesinadas en Argentina, de las que 36 eran adolescentes, según la asociación civil La Casa del Encuentro.
El número varía levemente año a año y no muestra una tendencia, pero para Fabiana Tuñez, de la asociación civil, la cifra es apenas un piso: a falta de estadísticas oficiales, en La Casa del Encuentro se nutren de los casos que aparecen en 120 medios de todo el país, hacen un seguimiento y los analizan.
Así llegaron a los 261 casos de jóvenes de 13 a 21 años asesinadas entre 2008 y 2014.
Argentina incluyó a fines de 2012 el “femicidio” como figura en el Código Penal, para los asesinatos de mujeres en casos de violencia de género, pero Tuñez asegura que también son necesarias urgentemente las medidas de prevención.
“La inclusión como figura del femicidio genera que haya justicia, si bien llegamos tarde, y que se visibilicen los casos de violencia de género como una forma específica de violencia, pero nos falta un largo camino a recorrer para poder prevenir”, añade en diálogo con Efe.
La ley de Protección Integral de las Mujeres, sancionada hace más de cinco años en el país, tiene el objetivo prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
Para Tuñez, es necesario lograr que se reglamente el artículo de la ley sobre “el diseño del plan nacional para la erradicación de la violencia, algo que todavía no se ha cumplido”.
La elaboración de estadísticas oficiales y la creación de un ministerio o instituto especial para promover políticas para la igualdad de oportunidades también serían herramientas indispensables, ya que el Consejo Nacional de las Mujeres trabaja con un presupuesto limitado.
“En Argentina faltan dispositivos para las víctimas como hogares refugio, botones antipánico, programas de fortalecimiento, asistencia integral sostenida en el tiempo, campañas de información e inclusión de contenidos en las escuelas para educar a varones y mujeres en la equidad, la igualdad, libres de violencia de género”, explica Tuñez.
Asociaciones como La Casa del Encuentro o la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer trabajan constantemente en Argentina para erradicar la violencia de género, pero la convocatoria para la movilización del 3 de junio no partió de las instituciones sino de las redes sociales.
Con el lema “Ni una menos”, la propuesta fue rápidamente secundada por periodistas, escritoras y artistas para acudir al Congreso, el próximo 3 de junio, y pedir la efectiva aplicación de la ley.
La convocatoria subraya que se necesitan “más varones comprometidos con esta lucha”, en un país en el que la violencia de género no aparece como prioridad en el programa de los principales candidatos a la Presidencia en las elecciones del próximo octubre.
La movilización quiere que el problema se entienda como un tema de Derechos Humanos, “porque detrás de cada femicidio, de cada caso de violencia de género, también hay víctimas colaterales y tiene un impacto en toda la sociedad”, concluye Tuñez. Aldana Vales