El juicio por el caso Nóos que arranca este lunes en Palma de Mallorca será el primero de una lista de grandes investigaciones a tramas de corrupción que han sacudido a la sociedad española en los últimos años y que entran en los próximos meses en su fase definitiva, la de juicio oral. A Nóos le seguirán, sin que sea posible determinar aún el orden ni cuantos de ellos se celebrarán en 2016, el juicio a la trama Gürtel, el de la caja B del Partido Popular, la salida a bolsa de Bankia, el de sus tarjetas ‘black’ y el del ‘caso Palau’, con la financiación irregular de Convergencia detrás.
Con esos y otro interminable número de casos de corrupción como anestesia de la sensibilidad ciudadana, el caso Nóos emerge por haber salpicado, nada menos, que a la Jefatura del Estado, cuya titularidad cambió a los cuatro meses de que la infanta Cristina se convirtiera en el primer miembro de la familia real que se sentaba ante un juez.
Sin el protagonismo en la trama de Iñaki Urdangarin, yerno del anterior monarca y cuñado del actual, y el papel de comparsa de su esposa, Nóos hubiera sido otro detalle del mural que retrata el saqueo de las arcas públicas en Baleares y Valencia, las dos comunidades autónomas, junto a Madrid, emblema de la corrupción sostenida por las mayorías absolutas del Partido Popular. Ni siquiera la cantidad desviada para provecho de Urdangarin y su socio, Diego Torres, un total de 6,2 millones de euros, le permite competir con otros casos de desfalco a las arcas públicas.
El caso Nóos, sin embargo, ha marcado un antes y un después en la monarquía española. Ha posibilitado que fueran públicos algunos comentarios realizados en privado durante décadas y que cuestionaban la ética con que los borbones han ejercido su función en la monarquía constitucional que sucedió a la dictadura.
El retrato institucional de la familia real española pintado por los grandes medios de comunicación desde la transición comenzó a agrietarse. Ello ha sido posible gracias a los hallazgos de la propia investigación, que han permitido sentar en el banquillo, no sin muchas dificultades, a la hermana de Felipe VI como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos por su marido. Todavía es posible que le sea aplicada la doctrina Botín y su paso por el banquillo sea fugaz.
La relevancia penal de esos hallazgos ha sido defendida con determinación por un juez en el tramo final de su carrera, José Castro, a pesar de la radical oposición de la Fiscalía y del Gobierno, representado en el caso por el Ministerio de Hacienda y la Agencia Tributaria, que no aprecian rango de delito en la conducta de la infanta.
Podría haberse tratado de conductas desviadas en el ámbito privado, lo que hubiera permitido a la casa real aislar el problema y marcar distancias con mayor facilidad. Pero no era así. El yerno de Juan Carlos I había utilizado su posición para conseguir contratos de forma irregular con una ONG. Tanto en su actuación de recaudar dinero público en Valencia y Baleares, como en la de aquellos políticos que satisfacían sus aspiraciones, pesaba de forma determinante quién era él, o al menos, quién era desde que se había casado con la hija de Juan Carlos I.
Lo plasmó, como queriéndose disculpar, el expresidente de Baleares Jaume Matas en una entrevista en televisión cuyó contenido acabó incorporado a la causa. “No se hicieron facturas. Los responsables encontraron esta opción de sacarlo adelante sin hacer concurso público. Si lo hubiera propuesto un cualquiera, habría habido que hacerlo. Pero era el Duque de Palma”, dijo en el programa Salvados.
“Duque de Palma” es el título que se ha retirado a Iñaki Urdangarin y a su esposa. Esta habría disfrutado de parte del dinero procedente de la corrupción, más de medio millón de euros que le reclama la Fiscalía como responsable civil a título lucrativo. Y si se impone el criterio de la acusación popular, ejercida por Manos Limpias, la infanta será condenada por haber ayudado defraudado a Hacienda en 2007 y 2008, como poseedora del 50% de la firma utilizada para tal efecto por su marido. O lo que es lo mismo, Cristina de Borbón, miembro de la familia real española en el momento de los hechos, colaboró en hurtar 337.143 euros a las arcas públicas en la antesala de la crisis económica.
Su marido declaraba esos ingresos personales como si la actividad hubiera sido desarrollada por Aizoon, con el consiguiente ahorro. La infanta, por su parte, gastaba con la tarjeta de crédito de la sociedad en cenas, regalos, fiestas de cumpleaños para sus hijos, entrenadores personales... Las facturas incorporadas a la causa ponían delante de los ciudadanos la vida de la hija del rey costeada con dinero de la corrupción. Ella le dijo al juez que desconocía el origen ilícito de los fondos.
Las siete tandas de correos
Otro de los elementos de la investigación que ha ahondado en la herida que el caso Nóos abrió en la monarquía español han sido los correos de Iñaki Urdangarin. Su socio, y principal acusado junto a él, Diego Torres, fue dosificando en siete tandas la incorporación de los mensajes que el marido de la infanta había dejado en el servidor del Instituto Nóos. Y no solo han servido para describir la dinámica de la ONG sino que han salpicado a varios miembros de la casa del rey, incluido al jefe del Estado.
Urdangarin había sido advertido en 2005 por el conde de Fontao, asesor legal del rey, que su conducta era “impropia” y que debía abandonar el Instituto Nóos. Esta es la versión que defendió la Casa del Rey para blindar el papel del monarca. Pero en febrero de 2013, Torres entregó unos mensajes que ponían en duda esa tesis. El 12 de octubre de 2007, Urdangarin escribió a su socio: “Diego, a ver si mañana hablamos un minuto porque es importante. Su Majestad me ha comentado un posible patrocinador importante y al irme el domingo (a Estados Unidos) quiero dejarlo en tus manos bien atado”.
En el mensaje, Urdangarin informa sobre las supuestas gestiones que el Rey estaba haciendo para sacar adelante el proyecto Ayre, por el que Torres y el duque pretendían que España tuviera un segundo barco en la Copa América, algo que nunca se llegó a producir. En este caso, Urdangarin y Torres planeaban utilizar la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, supuestamente dedicada a ayudar a niños discapacitados Un informe de la UDEF asegura que solo el 1,5 por ciento de sus ganancias en tres años fueron a parar a fines sociales. En total, 620.000 euros acabaron entre 2007 y 2009 en manos de personas y empresas relacionadas con el Instituto Nóos.
En otro correo, fechado al día siguiente, Iñaki Urdangarin presume ante el jefe del proyecto Ayre, el regatista Pedro Perelló, del apoyo de Juan Carlos I a la idea. “Su majestad me ha vuelto a comentar las ganas que tiene de que el proyecto salga adelante”, comenta a Perelló. “Sobre vender las participación de la Familia (Real) en el proyecto cuando quien tú sabes nos está ayudando como lo está haciendo, no creo que sea el mejor camino. Sobre todo, porque mi experiencia me dice que el perfil bajo es mejor compañero de viaje que la venta excesiva de los activos”, le dice en otro momento. “ Hemos conseguido que el Rey se viera con Pedro para presentarle el proyecto”, dice Urdangarin a Torres en otro mensaje.
Juan Carlos de Borbón aparece mencionado en otros dos correos, redactados en inglés. Se trata de la referencia que hacen quienes se los intercambian a que el Rey está “en copia”. “Pongo en copia a tu suegro” , le dice Corinna Sayn-Wittgenstein al duque el 22 de febrero de 2005. Esa conversación versaba sobre la aspiración del duque a incorporarse a la fundación Laureus, con un sueldo anual de entre 200.000 y 250.000 euros, y cómo la amiga personal del Rey iba a terciar para ello. En otro correo, es la empleada de Nóos Luisa Massuet la que escrie a Corinna: “Te aviso que Su Majestad Juan Carlos I , rey de España, también ha recibido copia”.
Había pasado un año desde que los españoles comenzaran a conocer quién era Corinna Zu Sayn-Wittgenstein. El motivo fue el accidente sufrido por el rey mientras participaba en una lujosa cacería en Botsuana, organizada por la princesa. Los rumores de su relación sentimental con Juan Carlos I saltaban de las élites del país al conjunto de los españoles. A estas alturas se la señala sin tapujos como la examante del monarca, con el que compartió una vida de lujos.
Pero los correos electrónicos ahondaban en la faceta comercial de la princesa, íntimamente ligada a su relación personal con el jefe del Estado. Descrita como una comisionista profesional, planeó la duda de si sus intermediaciones han beneficiado al Estado español, como ella defiende, o si ha sido al revés, y su proximidad al rey la han permitido hacer negocios dentro y fuera de España.
La cacería en Botsuana motivó un hecho insólito en la historia de la monarquía española, la petición de perdón pública realizada por el monarca en marzo de 2012. Fue la primera señal clara de que la abidcación en Felipe VI ya se dibujaba en el horizonte. El 2 de junio de 2014, Juan Carlos I hizo pública su decisión. Cuatro meses antes había tenido que ver cómo su hija se convertía en el primer miembro de la familia real declaraba ante un juez.
Felipe VI en los correos
La estrategia procesal de Diego Torres de intentar demostrar la implicación de la casa real en sus negocios con Urdangarin alcanzó hasta al actual monarca. En una tanda de correos entregados al juez en diciembre de 2013, aparece un mensaje de 2003 en el que Urdangarin pide al entonces príncipe Felipe que reciba a un empresario amigo suyo. “Felipe, que tal, como te trata la vida… yo aquí ganándome el jornal (…) ¿Te acuerdas de Joaquin Boixareu y Marga Fiol? Son unos vecinos nuestros de Barcelona y con los cuales compartimos esquí y mesa en Baqueira”. Boixareu llegó a estar imputado en el caso Nóos por la constitución de la fundación para niños discapacitados. No consta que la reunión que solicitaba Urdangarin llegara a producirse.
El abogado de Torres, Manuel González Peeters, incluyó en su escrito una noticia publicada en los medios según la cual los príncipes cancelaron su fiesta de despedida de solteros en solidaridad con las víctimas del 11M, el atentado que tuvo lugar a dos meses del enlace. Sin embargo, Urdangarin ofrece en otro de los correos incorporados una lista de invitados por parte del príncipe a la fiesta. El correo electrónico está fechado el 13 de abril y el anuncio de cancelación del evento había tenido lugar el 24 de marzo anterior.
Con la abdicación en favor de Felipe VI, el retrato de la familia real española se redujo. Desde entonces, solo el rey, la reina, sus padres e sus hijas son parte ella. Cristina de Borbón y los demás son, desde junio, “familia del rey”.