El artista gallego Enrique Tenreiro se sentará en el banquillo el próximo 10 de diciembre por pintar en letras rojas el mensaje “por la libertad” en la lápida de Francisco Franco. Los hechos sucedieron el 31 de octubre de 2018, cuando los restos del dictador todavía se encontraban en el Valle de los Caídos. El juzgado de instrucción número 4 de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) ha acordado la apertura de juicio oral contra él por un delito contra la libertad de conciencia y otro de profanación y daños en tumba. La Audiencia Provincial ha puesto fecha a la celebración de la vista oral. Se producirá el 10 de diciembre, según una diligencia emitida el pasado 26 de febrero.
Los magistrados analizarán en el enjuiciamiento lo sucedido en el Valle de los Caídos el día que se produjeron los hechos. A las 10.50 de la mañana Tenreiro entró en la Basílica —junto a un fotógrafo que inmortalizó el momento— para realizar una pintada en la tumba del dictador en la que se leía el mensaje “por la libertad”, que acompañó junto al dibujo de una paloma. Mientras realizaba la performance, y antes de ser retenido y apartado de la tumba por los guardias de seguridad, justificó su comportamiento al grito de “por la libertad y la reconciliación de todos los españoles”. “Para que no haya ningún bando vencido. Por la libertad. No tengo nada contra Franco”, añadió.
En el escrito dirigido al juzgado la fiscal expuso que Tenreiro realizó esta actuación “amparándose en su concepción socio-política de la sociedad” y “con evidente desprecio hacia los sentimientos religiosos de los presentes”, ya que la “tumba del General Francisco Franco” se encuentra en “la parte posterior del altar mayor de la Basílica”. “La acción descrita anteriormente tuvo lugar mientras los niños de la Escolanía estaban accediendo al Coro y los sacerdotes celebrantes de la Eucaristía se dirigían al altar mayor”, destacó la fiscal el pasado 14 de enero de 2020.
El Ministerio Público acusa al artista gallego de un delito contra la libertad de conciencia, le pide un año de prisión y también le requiere que asuma —en concepto de responsabilidad civil— el coste de la limpieza (323,41 euros) y las devoluciones de entradas que asumieron ese día (510 euros): 833,41 euros en total.
Según el auto de apertura de juicio oral, la acusación ejercida por la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos pide una pena mayor. Solicita dos años de cárcel por delitos contra la libertad de conciencia, de acto de profanación y daños en tumba; y cinco meses más de prisión por otro delito de profanación. En ese mismo auto se expone que la Abogacía del Estado ha pedido al acusado la reparación económica de los “daños ocasionados [833 euros] más los intereses legales previstos” en la Ley de Enjuiciamiento Civil.
El letrado de Tenreiro lamenta que el juicio se vaya a celebrar en la Audiencia Provincial porque “si no está de acuerdo con el fallo ya no puede recurrir” ante este órgano. “Me quedaría irme al Supremo y no es un órgano de apelación, es un órgano de casación”, añade el abogado. En su escrito de defensa, también alega que considera “sorprendente y preocupante” las “aseveraciones” realizadas por el Ministerio Público “sobre la concepción socio-política de la sociedad y los sentimientos religiosos” de Tenreiro.
El artista gallego asegura en declaraciones a elDiario.es que afronta “bien” el juicio que se celebrará en diciembre. “En este país todavía hay mucha gente franquista que no iba a permitir que me fuera de rositas”, indica. “Estaba claro que me iban a intentar meter en la cárcel”, añade. Para evitarlo asegura que desarrolló una estrategia cuando realizó la pintada en la tumba del dictador. Cuenta que al ser interceptado por los guardias de seguridad alegó que no tiene “nada contra Franco” para evitar que le imputasen “un delito de odio” porque conllevaría “un montón de años de cárcel”.
Más de dos años después, Tenreiro insiste en que realizó la performance por la “reconciliación de todos los españoles”. “Había unos españoles que se sentían humillados porque después de 40 años de democracia se mantuviese un mausoleo a un dictador. Eso no permitía la reconciliación, porque si la gente se siente humillada no se sienten en paz”, sentencia.
elDiario.es ha contactado con la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, sin haber recibido respuesta por el momento.