Una asesora del Gobierno de Cifuentes admite que contactó con los responsables del máster el día del escándalo

La jueza que investiga el falso máster de Cristina Cifuentes ha escuchado en la tarde de este lunes a Maite Feito, la exasesora del Gobierno regional que acudió a la Universidad Rey Juan Carlos el día que eldiario.es destapó el escándalo. Ha negado que presionase a las profesores, aunque fue alertada de la información antes de que se publicase y admite que contactó con todos los protagonistas del caso. Desde la funcionaria que modificó las notas hasta el rector, pasando por la jefa de Gabinete de Cifuentes.

La titular del juzgado número 51 de Madrid, Carmen Rodríguez-Medel, imputó a Feito, que dimitió como asesora de la Consejería de Educación , después de que Cecilia Rosado, una de las profesoras del máster de Cifuentes, relatase las presiones que sufrió por su parte. En el acta falsificada sobre el TFM de la expresidenta, la firma de Rosado es la única verdadera. También estaba citada para explicar por qué acudió a la Universidad el día en que se publicó la información.

El relato de Feito encadena una serie de contactos y reuniones con los protagonistas del caso en las horas previas y posteriores a que se publicase la noticia. La razón de que estuviese en el centro de esos contactos es vinculación con la Universidad. En ningún caso, ha dicho, esos contactos tenían por objeto ejercer presiones para procurar a Cifuentes una coartada, según explican fuentes presentes en la declaración.

La funcionaría alerta a la asesora regional

Feito ha explicado que el día 20 de marzo, horas antes de que se publique la noticia, recibe una llamada de Amalia Calonge, la funcionaria que modificó las notas de Cifuentes en la intranet. Ambas son amigas desde hace años porque Feito fue profesora en esa Universidad. Según su versión, Calonge le cuenta “preocupada y angustiada” que eldiario tiene una información sobre las notas que modificó a la expresidenta y que no encuentra el mail del profesor Pablo Chicho de la Cámara.

Feito intenta entonces ponerse en contacto con la jefa de Gabinete de Cifuentes, Marisa González, que la despacha diciendo que no puede atenderla. Poco después le devuelve la llamada “muy nerviosa”, explica Feito, y le cuenta que los periodistas de eldiario.es se han puesto en contacto con ella. González le pide a Feito detalles sobre el máster de Cifuentes, pero esta dice que su respuesta fue que contactase con los profesores de derecho, que ella era de Filosofía.

La entonces asesora del Gobierno regional también se pone en contacto la noche del día 20 con el rector de la Universidad, Javier Ramos, al que avisa de que irá a visitarle el día siguiente. El martes 21 se publica la noticia sobre las notas falsificadas de Cifuentes y Feito acude a la Rey Juan Carlos. La razón, le ha dicho a la jueza, es que tenía previsto un encuentro con dos profesores por una ponencia que iban a hacer. Uno de ellos es José María Álvarez Monzoncillo, que responsable de posgrados de la URJC.

Cuando acude a la Universidad, Feito relata que acude a saludar a Ramos a su despacho. Este le contesta que está muy ocupado y no puede atenderla, así que se queda en la antesala esperando a Álvarez Monzoncillo porque le han dicho que estaba citado al despacho del rector. Estaba citado porque en ese despacho se convocó una reunión de urgencia para abordar la crisis del máster.

Según Feito, ella intentó entrar a esa reunión solo para hablar con Álvarez Monzoncillo, pero le advirtieron de que era un encuentro para preparar la rueda de prensa, por lo que abandonó la sala. A pesar de ello, volvió a entrar en dos ocasiones más. Con el fin de enterarse de lo que estaba ocurriendo, Feito reconoce que llamó al responsable del máster, Enrique Álvarez Conde. También inmerso en el gabinete de crisis, le derivó a una de las profesoras, Cecilia Rosado.

Ante la jueza, Feito explica que mantuvo varias llamadas telefónicas con Rosado el mismo día de la publicación de la noticia. La asesora del gobierno regional le preguntó por el Trabajo de Fin de Máster de Cifuentes, pero Rosado le contestó que no lo tenía y que solo iba a hablar con el rector. Niega que le amenazase, como relató Rosado.

Feito también ha negado tener una relación de amistad con Cifuentes y que dimitiese de su cargo de asesora por la imputación. Según fuentes jurídicas, ha dicho a la jueza que cesó para prejubilarse con el 100% de la pensión. Feito era asesora de la Consejería de Educación, cuyo titular el Rafael Van Grieken, que también llamó al rector insistentemente el día que se publicó la noticia.

Las presiones que relató una de las profesoras

En su declaración como imputada, Rosado explicó que Feito le exigió desde el primer momento con frases como “el trabajo tiene que aparecer” y que le envió insistentes mensajes de Whatsapp en ese sentido. “Búscame bibliografía”, le ordenó también, según las fuentes consultadas. “O arregláis esto o Cifuentes y el rector os van a matar”, le llegó a decir a Rosado.

Según desveló eldiario.es el pasado 4 de abril, Cifuentes encomendó a Feito que intentase buscar una salida a la crisis que habían generado las informaciones sobre su máster falso. Lo hizo porque Feito es amiga personal de Cifuentes desde hace varios años, como ella misma confirmó a eldiario.es. Fuentes de la URJC aseguran que fue ella también quien animó a Cifuentes a matricularse en ese máster, a finales de 2011.

La propia Feito reconoció que el 21 de marzo acudió al rectorado de la Universidad Rey Juan Carlos, a pesar de estar en comisión de servicios –desde 2015 no es profesora de esta universidad– por su condición de asesora en la Comunidad de Madrid. No tenía ningún cargo en la URJC que justificase su presencia allí. Feito alegó que la causa no fue el máster de Cifuentes, sino una mesa sobre feminismo que se celebraría en mayo y donde ella tenía previsto participar.

Las gestiones de Feito desembocaron en que Cifuentes consiguiera varios documentos con los que responder a las primeras informaciones. Entre ellos, el acta de evaluación del Trabajo de Fin de Máster (TFM), que después se demostró que había sido falsificada. Las profesoras Clara Souto y Alicia López de los Mozos alegaron que su firma no era la que aparecía en ese documento. La única firma real es la de la profesora Cecilia Rosado, la que ahora ha relatado amenazas de Feito.