Aitor Merino y Asier Aranguren se conocieron en 1986 en una ikastola en Pamplona cuando ambos contaban doce anÌos. Aquel anÌo, uno despueÌs del atentado en Hipercor, ETA habiÌa matado a 41 personas y el GAL estaba a pleno rendimiento. Asier y Aitor fueron inseparables hasta los 16 anÌos, momento en el que se distanciaron y siguieron caminos distintos. Aitor cambioÌ Pamplona por Madrid, donde hizo carrera como actor (Historias del Kronen, Te doy mis ojos, etc). Asier, por su parte, continuó un camino de lucha y reivindicacioÌn poliÌtica en Pamplona. Retomaron el contacto con 20 anÌos, cuando Asier llamoÌ a Aitor para que él y otros actores mostraran su apoyo al movimiento insumiso. Tiempo despueÌs, en marzo de 2002, Asier desaparecioÌ. Se habiÌa integrado en ETA. Fue detenido en mayo de 2003 y pasoÌ los siguientes ocho años en prisioÌn.
Esta es la historia que cuentan Aitor Merino y su hermana Amaia en Asier ETA biok - Asier Y yo (Doxa Producciones), que se estrena en cines el 17 de enero. La cinta ha sido galardonada con el Premio Irizar en el pasado Festival Internacional de Cine de San SebastiaÌn, con cuatro premios en el Festival Guadalajara Construye 7 / Works in Progress y el Premio de PostproduccioÌn del Consejo Nacional de CinematografiÌa de Ecuador. Esta conversación se produjo antes de la detención de Aranguren en la operación de la Guardia Civil en Bilbao contra los abogados de los presos de ETA.
Asier Aranguren sale de prisioÌn y usted decide comenzar a grabar.
Fue el diÌa anterior a que fuera liberado. BajeÌ de casa y con el dinero que no teniÌa, tirando de tarjeta, compreÌ una caÌmara y me fui a la frontera francesa a grabar la liberacioÌn de Asier.
¿EÌl estaba avisado?
No, no sabiÌa absolutamente nada. De hecho, cuando sale de la caÌrcel, yo grabo escondido tras unos setos. Asier se encontroÌ con la peliÌcula ya empezada.
¿Fue el diÌa anterior a que fuera liberado cuando deciden hacer el documental o era algo que ya estaba previsto?
HaciÌa tiempo que Amaia y yo sentiÌamos la necesidad de hablar de Asier. Amaia fue la que tuvo la primera idea: hacer una peliÌcula casi experimental, una idea bastante difusa. Al principio quisimos hacer un documental sobre eÌl, pero con el paso de la grabacioÌn, el foco fue cambiando. A medida que pasaba el tiempo, empezaron a generarse dudas que hasta ese momento habiÌan permanecido latentes, por lo que el foco dejoÌ de ser Asier para serlo yo. Yo y mis sentimientos hacia eÌl. No fue deliberado. Iba a ser una peliÌcula solamente sobre eÌl, pero finalmente se convirtioÌ en una sobre nosotros, sobre la amistad, sobre la violencia.
¿Y cómo reaccionoÌ Aranguren? Es una peliÌcula en la que un amigo puede llegar a caer mal a mucha gente. ¿Hubo dificultades en este sentido?
Nosotros tenemos en cuenta que la peliÌcula para eÌl es un marroÌn.
Pero se prestoÌ a hacerla.
SiÌ, es un acto de generosidad muy grande que habla del grado de amistad que tenemos y de su generosidad. No solo la suya, sino tambieÌn la de su familia y allegados.
En el documental sale incluso una cena de Navidad en casa de su madre.
Exacto. El hecho de que eÌl salga en esta peliÌcula no solo le afecta a eÌl, sino a toda la familia, a su pareja y amigos. Nosotros, ademaÌs, nos dimos cuenta de que no podiÌamos obviar el hecho de que ha formado parte de una organizacioÌn que ha ejercido la violencia y teniÌamos que tomar una postura clara al respecto. LoÌgicamente, es uno de los temas que hemos tratado con maÌs cuidado, porque no podiÌa ser un retrato complaciente. Encontrar ese equilibrio es tambieÌn una cuestioÌn de tacto y al mismo tiempo de compromiso con lo que queremos contar.
La peliÌcula surge con la intencioÌn de hacer entender a sus amigos de Madrid su amistad con un militante de ETA y coÌmo asimilar una decisioÌn que a usted mismo le ha costado digerir. ¿Ha llegado a hacerlo? ¿A entender queÌ le pudo llevar a integrarse en ETA?
La primera vez que vi llorar a mi madre fue porque un policiÌa acababa de matar a un amigo suyo en una manifestacioÌn. Era muy ninÌo y se me quedoÌ grabado. Nos han tocado ese tipo de vivencias. Pero luego, despueÌs de trasladarme a vivir Madrid, lo maÌs difiÌcil siempre ha sido poder hablar de este tema maÌs allaÌ de los estereotipos. Salir del relato de los buenos y malos. Hablar de Asier, del Asier amigo, responde a nuestra necesidad de compartir la idea de que este es un conflicto complejo. De dar a conocer al otro. Dar a conocer y justificar son cosas distintas.
Cuando llegó a Madrid no solo valiÌa con mostrarse contrario a ETA sino tambieÌn a sus fines.
Incluso los medios de izquierdas siguen aferrados a esta dinaÌmica. ¿CuaÌntas veces tengo que decir yo en esta entrevista que estoy rotundamente en contra de la violencia de ETA para que me crean si a la vez defiendo, por ejemplo, los derechos de los presos, algunos de ellos encarcelados por motivos poliÌticos y no estrictamente relacionados con la violencia? Porque los medios espanÌoles, como este mismo, del cual soy socio, por cierto, todaviÌa titulan que el comunicado del EPPK es “de los presos de ETA”, cuando hay muchos presos de ese colectivo que los son por haber ejercido la poliÌtica o el periodismo, desde una disidencia no violenta, es decir, fuera de ETA. En sus aledanÌos ideoloÌgicos, vale, pero fuera. Eso me indigna en lo maÌs profundo.
He sentido una gran soledad. Me entristece mucho, tambieÌn, que mis companÌeros de profesioÌn, que siempre hemos sido tan combativos, que tenemos la vitola de responder ante las injusticias... que durante anÌos haya habido un silencio coÌmplice respecto a este tema. Tengo companÌeros que en privado deciÌan una cosa pero eran incapaces de denunciarla en puÌblico. Que conste que lo entiendo. Casi todos hemos caiÌdo en la trampa del miedo. Del o estaÌs conmigo o contra miÌ. Pero creo que esto va a cambiar. De hecho, en nuestra peliÌcula intervienen varios amigos actores, algunos muy conocidos. Es un gesto que Amaia y yo (y maÌs auÌn que nosotros, el propio Asier) les agradecemos de corazoÌn.
Muchos activistas en Euskadi dicen que en otros sitios estamos entendiendo ahora la represioÌn que ha habido alliÌ desde hace anÌos.
Pues en comparacioÌn, esta es una versioÌn light.
El padre de Asier Aranguren fue miembro de Egin, su abuelo tuvo que exiliarse a Venezuela porque era gudari. ¿Hace falta vivir aquello para entender queÌ te puede llevar a tomar una decisioÌn como la que tomoÌ él?
Te puedo asegurar que Asier hubiera preferido no pasar ocho anÌos en la caÌrcel. No comparto su decisioÌn de entrar en ETA, pero es el resultado de una serie de vivencias, algunas heredadas como las que mencionas, y de una situacioÌn poliÌtica tambieÌn heredada del anterior reÌgimen, cuya sombra es alargada. De todas maneras, ETA, con sus brutalidades, tambieÌn es responsable del odio que se le tiene al conjunto de la izquierda abertzale. Les ha puesto en bandeja a los diferentes gobiernos la excusa para reprimir impunemente. Y lo que es maÌs grave, con el apoyo de gran parte de la poblacioÌn, que piensa: “Que se jodan, ellos se lo han ganado”.
AlliÌ el director de un medio, Martxelo Otamendi, llegoÌ a denunciar torturas durante su detencioÌn.
Efectivamente. Y aquiÌ siempre se quita credibilidad diciendo eso de: denuncian sistemaÌticamente. A lo mejor es que se tortura tambieÌn de forma sistemaÌtica. AquiÌ en Madrid –y que conste que estoy generalizando, seÌ que hay excepciones–, denominar a esto conflicto ya es tomar una posicioÌn erroÌnea. Como si no tuviera un origen poliÌtico. La percepcioÌn que tiene la mayoriÌa, como deciÌa, es muy sesgada. Respecto al tema vasco, se omite una parte de la realidad. ¿CoÌmo sentir compasioÌn hacia la madre de un preso encarcelado a cientos de kiloÌmetros si no se informa sobre lo que ha de padecer esa madre para poder visitarlo? ¿QuieÌn va a sentir pena si a un joven lo encarcelan por pertenecer a una organizacioÌn juvenil, y solo por eso, si no se da voz lo que ese joven tiene que decir en su defensa? ¿CoÌmo sentir rabia ante los relatos de torturas si se nos priva de esos relatos? No se puede sentir empatiÌa por lo que se desconoce. Por eso, me indigna la mayor parte de la prensa de Madrid; a eso se le llama connivencia. Y ya es hora de dar un giro, me parece que ya es hora.
Un diÌa le confundieron con un militante de ETA despueÌs de salir de copas con su amigo Asier. Entraron en su casa y le pusieron una pistola en la sien.
Es la mejor muestra de que no es lo mismo que te cuenten las cosas que vivirlas. De la misma manera que para miÌ los cuestionamientos que me haciÌan mis amigos de Madrid me sirvieron para replantearme los miÌos propios, por otro lado, el tener una relacioÌn con Asier me ha hecho ver que muchas cosas que eÌl denunciaba eran ciertas. A miÌ me confundieron, aquel diÌa, con un militante de ETA por un parecido fiÌsico, y porque estaba con Asier, al que ya teniÌan fichado. Fue hace catorce anÌos. La policiÌa entroÌ en su casa y sufriÌ un maltrato en toda regla, no solo verbal. Me golpearon. Hay un parte meÌdico y hay una denuncia que por supuesto fue archivada. Yo lo que me pregunteÌ en aquel momento fue: si a miÌ, que me han confundido con otra persona, me han tratado asiÌ, ¿queÌ haraÌn con alguien en reÌgimen de incomunicacioÌn? Lo que yo paseÌ es un aperitivo comparado con otros testimonios que he escuchado en primera persona. Y no hace falta remontarse a tiempos oscuros, ocurre hoy.
Entonces convocó una rueda de prensa para denunciar lo ocurrido. ¿Temió que aquello pudiera afectarle a su trabajo?
Me podiÌa maÌs la indignacioÌn. Era mi obligacioÌn hacerlo puÌblico. ¿CoÌmo no denunciar lo que podriÌa estar pasando en otras situaciones? Para miÌ fue una obligacioÌn y tambieÌn una leccioÌn, porque pude ver en primera persona coÌmo casi todos los medios se hicieron eco de la noticia recalcando el hecho curioso de que a un actor lo confundieran con un etarra, en lugar de denunciar los malos tratos. Esa era la noticia, no lo otro.
Termina la peliÌcula y se lanza una pregunta: ¿queÌ estaÌ por encima de queÌ?
La pregunta se refiere a: ¿cuaÌndo la violencia es legiÌtima como forma de lucha?
¿Como medio para un fin?
Para un fin poliÌtico. En el caso de ETA, para miÌ, no, a partir de cierto momento por lo menos. No es legiÌtima. Pero, ¿cuaÌndo, para los que nos declaramos pacifistas y aborrecemos la violencia, en queÌ caso el tomar las armas seriÌa una opcioÌn legiÌtima? ¿Acaso nunca lo es? No tengo la respuesta. La verdad, no quisiera tener que verme en esa tesitura.
El documental no deja de plantear cuestiones.
No es un ejercicio impostado. Son cuestiones que nosotros, Amaia y yo, tenemos abiertas. Es que con temas tan complejos nos parece maÌs honesto habitar en la duda, aunque genere cierta angustia.
¿Tienes maÌs dudas una vez terminada la peliÌcula?
Muchas maÌs.
¿Alguna respuesta clara?
Tenemos claro que este conflicto tiene una raiÌz poliÌtica y la solucioÌn debe ser poliÌtica.