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Los atentados de Cataluña, un “baño de realidad” de que otro 11M es posible

EFE

Madrid —

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Mañana se cumplen catorce años de la mayor masacre terrorista de Europa, el 11M, un aniversario que se conmemora meses después de los atentados yihadistas en Cataluña, que supusieron un “baño de realidad” al recordarnos que un ataque tan brutal como el de los trenes en Madrid puede producirse.

Cuando en los últimos años países como Francia, Bélgica o el Reino Unido veían cómo la amenaza yihadista se hacía realidad, España, objetivo también de Dáesh, vivía con aparente tranquilidad esa alerta hasta que un brutal atentado en Las Ramblas de Barcelona, el 17 de agosto pasado, devolvió a los españoles al escenario de aquel 11 de marzo de 2004 que arrancó la vida a 192 personas.

La investigación de los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), como subrayan a Efe fuentes de la lucha antiterrorista, “nos situó en la realidad de que pudo producirse otro 11M”, ya que quedó más que constancia de que la célula que actuó en Cataluña contaba con medios suficientes para repetir una masacre de esa magnitud.

Y es esta constatación, según añaden las fuentes consultadas, lo más destacado en la conmemoración de este 14 aniversario de los atentados de Madrid, que un año más tendrá mañana como escenario principal el Bosque del Recuerdo del parque de El Retiro.

Desde el 11M la lucha contra el terrorismo yihadista no ha cesado ni un solo minuto y hasta la fecha son 271 las operaciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad, 30 de ellas en otros países en colaboración con sus respectivas policías. Un total de 832 personas -79 de ellas en el extranjero- han sido detenidas en esas intervenciones.

¿Qué es lo que más preocupa ahora a los investigadores tras la caída del Califato?. Sin duda, resaltan a Efe las fuentes, los retornados, porque no se sabe con qué intención pueden volver e, incluso, si lo harán con algún mandato operativo de la organización terrorista a la que sirvieron.

Por eso, en este momento de cierta calma, cómo gestionar el regreso de los combatientes que abandonaron España para sumarse al Dáesh en Siria o Irak es uno de los retos a los que se enfrenta la lucha antiterrorista.

Se calcula que 200 españoles se enrolaron en el también denominado Estado Islámico. No es una cifra alta en comparación con países como Francia, Bélgica y, sobre todo, Rusia.

Las fuentes precisan que de los 37 retornados, 16 están ya en prisión y 21 en libertad. Sin embargo, no se sabe cuántos más pueden regresar, pero se estima una “cifra negra” de en torno a 100 españoles combatientes que pueden estar vivos.

Mientras la actividad policial se mantiene, los tribunales están ahora dando respuesta penal a esas operaciones, y no siempre en modo de condenas.

Así, no son pocas las absoluciones que se han decretado en los últimos meses. Y lo ha ordenado en algunos casos el Tribunal Supremo, que ha enmendado las decisiones de la Audiencia Nacional y ha dejado en libertad a yihadistas para los que se había acordado prisión por autodoctrinarse o por alabar al Dáesh en la red.

Los juicios a etarras en la Audiencia Nacional han dado paso a las vistas contra supuestos yihadistas, tras las cuales ha habido también un importante puñado de condenas, como los ocho años de cárcel que le han caído al líder de una red yihadista radicada en Melilla y desarticulada en 2014.

Una condena que se le impuso tras haber llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía -no es el único caso- y confesar que había ayudado a enviar combatientes a Siria, Libia o Mali para “hacer la yihad”.

Condenados o preventivos, todos o casi todos los yihadistas que están en prisión en España están sometidos a control dentro del plan de vigilancia que el Ministerio del Interior puso en marcha en julio de 2014 y que afecta a más de 270 presos.

Mucho ha tenido que ver este plan en las conformidades con las penas solicitadas por el fiscal.

Los últimos datos que ofreció Interior a este respecto, en octubre del año pasado, hablaban de 28 reclusos participantes en un programa de intervención voluntaria incluido en el citado plan y de que ocho de ellos habían asumido las penas pedidas por el Ministerio Público.

Un año más el 11M se conmemora bajo el nivel 4 de alerta antiterrorista, con todos los medios posibles desplegados para que la masacre que sacudió a Madrid, a España y a Europa no se repita.