El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, consideró hoy “un crimen de guerra” la demolición del templo de Baal en Palmira (Siria), patrimonio de la humanidad de la Unesco, y el asesinato de su arqueólogo por parte de yihadistas del grupo radical Estado Islámico (EI).
La Secretaría General condenó en un comunicado “los continuos actos de terror y las graves violaciones del derecho internacional” cometidos por el Estados Islámico, incluyendo la destrucción sistemática y el saqueo del patrimonio cultural del país“.
Palmira era considerada una reliquia única del siglo I a. C y una pieza maestra de la arquitectura y del urbanismo romano, por las columnas de su famosa calle principal y el templo de Baal.
Las ruinas asirias de Nimrud del siglo XIII a. C. y de Hatra, también patrimonio de la Unesco, el Museo de la Civilización de la ciudad de Mosul y el yacimiento de Dur Sharrukin, capital asiria durante parte del reinado de Sargón II (722 - 705 a. C.), también han sido pasto del pillaje y la barbarie de este grupo yihadista
El diplomático coreano reiteró que la destrucción de patrimonio cultural “es un crimen de guerra y sus responsables deben ser procesados”.
Además de la destrucción del sitio histórico, Ban también se consideró “indignado por el brutal asesinato de Khaled al-Asaad, jefe de arqueólogos retirado de Palmira, por el mismo grupo terrorista el pasado 18 de agosto”, y transmitió las condolencias a sus seres más cercanos.
El destacado arqueólogo, que fue decapitado en público y su cadáver colgado, fue también acusado por el EI de representar al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, en “congresos apóstatas”, en referencia a las conferencias internacionales sobre antigüedades.
“Estas acciones bárbaras de terror se unen a una larga lista de crímenes cometidos en los últimos cuatro años en Siria contra la población civil y el patrimonio histórico”, añadió Ban, quien llamo a la comunidad internacional a unirse para frenar la actuación terrorista del EI.