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Las alarmas con Bankia se encendieron en el Banco de España 7 meses antes de la intervención

¿Pudo evitarse el desastre de Bankia? ¿O al menos disminuir el impacto que tuvo en las cuentas públicas su rescate? Estas preguntas continúan flotando en el aire después de la declaración en la Audiencia Nacional del exdirector general de Supervisor del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, aunque el representante ofreció algunos datos desconocidos hasta ahora. Entre ellos, que las primeras dudas en el Banco de España sobre la situación de Bankia surgieron entre octubre y noviembre de 2011, es decir, siete meses antes de su intervención y del rescate por valor de 23.500 millones de dinero público.

En octubre, tan solo habían pasado tres meses de la salida a bolsa de Bankia. Fue encontes cuando comenzaron las suspicacias en el Banco de España. Pero según reconoció Martínez Tello este lunes al juez Fernando Andreu, las “serias dudas” sobre la entidad llegaron en el primer trimestre de 2012, cuando el regulador comenzó a comprobar que las proyecciones de Bankia empiezan a no cumplirse. ¿Por qué entonces no se intervino la entidad antes? Martínez Tello aseguró que los problemas de solvencia de Bankia no eran suficientemente graves, según el criterio del Banco de España.

Al trasladar la acción a abril, Martínez Tello fijó en el 25 de abril un acontecimiento crucial: el avance del informe del Fondo Monetario Internacional sobre la situación del sistema financiero español. Sin mencionar explícitamente a Bankia, el FMI hacía referencia a la vulnerabilidad del banco y solicitaba “medidas prontas y decisivas para reforzar sus balances”. “Era un informe extrañísimo y sorpresivo”, dijo Martínez Tello, por el contenido y por el momento en el que se produjo.

En marzo se habían aprobado las cuentas de la entidad con beneficios de 309 millones, sin informes de auditoría, cuando debían haberse reflejado pérdidas por 2.979. El Banco de España sabía que el auditor ya ponía entonces dos problemas: la valoración de acciones de Bankia en BFA -la entidad resultante de la fusión de siete cajas- y los créditos fiscales.

Tras el informe del FMI, el Ministerio de Economía solicita un plan de viabilidad al entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato. Este lo presenta y cifra en 7.000 millones de euros la cantidad que la entidad necesita para seguir adelante, después de que Economía ya le rechazara un primer plan. Según la estimación del propio Martínez Tello ya en aquel momento Bankia necesitaba entre 9.000 y 10.000 millones.