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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La batalla de Madrid será clave en la definición de Podemos

Podemos es un partido. Está en construcción. Y la batalla que se acaba de abrir en Madrid será clave para la definición del proyecto político, y qué tesis se verán más reforzadas: ¿el partido movimiento de ruptura con aspiración de bloque histórico con otras fuerzas de izquierda y personificado en Pablo Iglesias o el populismo de izquierdas de discurso más transversal que representa un Íñigo Errejón menos cómodo con el discurso izquierdista –sobre todo con la alianza con IU–?

Este miércoles han dado el primer paso para encabezar la organización en Madrid algunos de los principales referentes del partido en la región: la portavoz municipal, Rita Maestre; la diputada por Madrid Tania Sánchez; y el portavoz en la Asamblea de Madrid, José Manuel López.

El movimiento engloba a dirigentes regionales referenciados en Íñigo Errejón, incluidos los diputados autonómicos que dimitieron del órgano regional en una crisis en marzo pasado que acabó con el cese del secretario de Organización, Sergio Pascual, mano derecha de Errejón.

La iniciativa, Proceso Adelante, también suma a personas provenientes de la extinta Convocatoria por Madrid de Tania Sánchez –el diputado autonómico Hugo Martínez Abarca, los concejales Jorge García Castaño y Esther Gómez, además de otros como David Campo o Juan Adame, que salieron de IU en febrero de 2015–. E incorpora a personas como el diputado en el Congreso Miguel Vila, hombre de confianza del aún secretario general del Consejo Ciudadano autonómico, Luis Alegre.

El paso adelante, en definitiva, puede suponer una suerte de jaque pastor, un golpe de mano de aquellos que ahora no están en la dirección regional –queda el equipo más próximo de Alegre y el sector Anticapitalistas– que con pocos movimientos dé la vuelta a los equilibrios de poder internos en la Comunidad de Madrid, lo cual inevitablemente tendrá consecuencias estatales, internas y externas.

Aquella lista conjunta del oficialismo que se presentó en febrero de 2015 encabezada por Luis Alegre frente a la de Miguel Urbán (Anticapitalistas) saltó por los aires con las dimisiones de marzo pasado y hoy ya ha quedado desbordada. El paso adelante de Maestre, Sánchez y López, tres de las principales cabezas visibles de la organización en Madrid –Maestre, además, es uno de los perfiles más conocidos de Ahora Madrid, que no tiene garantizado el concurso de Manuela Carmena para las elecciones de 2019–, estrecha el margen para el oficialismo más referenciado en la secretaría general de Podemos.

Pero no sólo por el perfil público de los tres dirigentes, sino también porque hace apenas seis meses Pablo Iglesias destituyó fulminantemente a Sergio Pascual por la dimisión en bloque de algunos de los que han arropado este miércoles a Maestre, Sánchez y López. Destitución criticada públicamente por su número dos, Íñigo Errejón, y que precedió a otra crisis vivida en julio con el relevo de parte de la dirección del grupo parlamentario autonómico. El mismo grupo parlamentario sobre el que puede tener repercusión el pacto alcanzado para la iniciativa Proceso Adelante.

Maestre, llamada a encabezar esta iniciativa en las primarias –entre el 5 y el 9 de noviembre–, así como el resto que ha tomado la palabra en la presentación –Sánchez, López y los diputados autonómicos Martínez Abarca y Clara Serra–, han insistido en que se trata “de un proceso para incorporar a los que faltan, superador de las disputas de familias internas, que mira hacia adelante y no hacia atrás”, que pivota sobre los siguientes aspectos: “Una organización más femenina y feminista, más amable, más participativa, más municipalista, más descentralizada y que pueda sumar más gente para derrotar al PP de la Púnica y la desigualdad”.

¿Más listas?

Habrá más. En los próximos días habrá más presentaciones de candidaturas. Uno de los que pueden dar el paso en breve es el portavoz en el Senado, Ramón Espinar, quien sería el candidato en el que se sentiría más referenciada la secretaría general de Podemos, donde aún hay heridas abiertas por la crisis de las dimisiones en marzo.

“Es tiempo de lanzar procesos para cooperar y no listas para competir”, afirmaba Espinar este miércoles: “La lógica de los nombres y las familias políticas nunca ha hecho bien a nadie. Es tiempo de hacer madurar a nuestra organización y ponerla a la altura de los 5 millones de votantes que hemos tenido y de las miles de personas que se dejan la piel en que sea posible. Necesitamos un debate sosegado sobre cómo construir el movimiento popular del siglo XXI y espacio para tenerlo con calma. Eso no lo vamos a resolver poniendo nombres sobre la mesa, sino dándole la vuelta a la conversación que es Podemos y poniendo a los dirigentes a escuchar después de dos años de monólogo (exitoso, pero monólogo). Démonos ese tiempo y seamos generosos con lo que nos traemos entre manos: un proyecto para ganar este país y ponerlo al servicio de su gente”.

De alguna manera, tanto Espinar como Maestre y Sánchez intentan espantar la imagen de disputa entre el errejonismo y el pablismo. Imagen que se verá más o menos reforzada en función de cómo se terminen de concretar las diferentes listas.

Además de Espinar, la organización en Madrid está pendiente de los movimientos de Miguel Urbán. Su corriente, Anticapitalistas, es la que ha mantenido el quórum en el Consejo Ciudadano de Madrid desde las dimisiones de marzo; el que no ha dejado caer a Alegre, en definitiva. Consiguió en febrero de 2015 casi la mitad del órgano –16 frente a los 18 de la lista encabezada por Alegre–, y en Podemos se especula con la posibilidad de que Espinar y Urbán terminen yendo de la mano. “Dependerá de la música que toque”, explican fuentes próximas al eurodiputado, “y de cómo sea el proceso de transacción de documentos, que se produce antes de las primarias para la dirección regional”.

Un proceso que aún está abierto y que puede desembocar no ya en una confluencia entre el proyecto de Espinar y el de Anticapitalistas, sino entre alguno de estos actores con el de Rita Maestre y Tania Sánchez –en particular Espinar, sobre todo si más afines a Iglesias, como Vila o el diputado autonómico y responsable de Redes, Eduardo Fernández Rubiño, se suman al Proceso Adelante–.

Podemos es un partido. Está en construcción. Y tanto el desarrollo de la batalla en Madrid, con posible jaque pastor incluido, como su desenlace tendrán consecuencias en la definición del proyecto político en su conjunto.