La batalla de Trapero y Pérez de los Cobos, acto III: la verdad del major

“Aquí estriba mi firmeza, aquí mi seguridad, la prueba de mi verdad, la muestra de mi firmeza”. Como en el poema de Santa Teresa, el major Trapero ha comparecido ante el Tribunal Supremo para exhibir la determinación con la que asegura se enfrentó al referéndum del 1 de octubre: solo con la Ley y la Constitución. Según defendió, ni compartía el plan secesionista, ni son ciertas las acusaciones de connivencia con el Govern.

Repudiado por parte del independentismo, acusado por la Fiscalía, el jefe espiritual de los Mossos d’Esquadra escribió durante su declaración el tercer capítulo de su enfrentamiento con el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, al que acusó haberle ofendido días antes desde la misma silla. La fuerza de Santa Teresa emanaba de su fe en Cristo. Josep Lluís Trapero cree firmemente en sí mismo.

Con esa confianza en él, que alcanza la soberbia según sus detractores, declaró Trapero voluntariamente ante el Tribunal Supremo como testigo, a riesgo de comprometer su futuro judicial en la Audiencia Nacional. La Fiscalía de este segundo tribunal le acusa de un delito de rebelión y pide para él 11 años de prisión. Con su testimonio del jueves, Josep Lluís Trapero aspira a dejar impronta en la sentencia que condicionará el juicio posterior.

Durante la declaración, el major de los Mossos admitió que no le sentó bien la designación de Pérez de los Cobos como coordinador de la actuación policial para el 1-O y que así lo expuso en las dos reuniones a las que asistió. Incluso dijo que no le parecía que el entonces jefe del Gabinete de Coordinación de la Secretaría de Estado de Seguridad tuviera el perfil “operativo” indicado para ello.

“Yo hago una defensa del Cuerpo y es así, y probablemente no muy acertada y también se lo he de reconocer”, le dijo Trapero al fiscal. Las quinielas que hacían quienes siguen la trayectoria del policía apuntaban a que no dejaría pasar la oportunidad de declarar y defenderse. Sorprendieron más estas asunciones de idoneidad durante su largo testimonio. “Cada uno vive las cosas a su manera y le reconozco que a lo mejor no estuve lo más acertado, pero el espíritu que había era el de defender el Cuerpo y hacer las cosas lo mejor posible”, asumió ante el tribunal.

A las siguientes reuniones, explicó él mismo, prefirió mandar a su segundo. El propio Trapero reprodujo lo que le dijo al comisario Ferran López: “En este tema, Ferran, creo que no estoy haciendo un buen papel con De los Cobos y lo vi como una liberación en ese sentido”.

Un solo major

La conselleria de Interior recuperó en 2017 la figura del major de los Mossos, el máximo rango para un agente de la Policía autonómica que, sin embargo, no implicaba más atribuciones al ya por entonces jefe operativo del Cuerpo. Se trataba de un reconocimiento al ascendente del policía en el Cuerpo. Y como su único major fue a declarar Trapero el jueves: a defender a una Policía castigada en su imagen por el procés, según él mismo reconoció.

El viernes, al día siguiente de la declaración, la periodista Mayka Navarro publicó en La Vanguardia un artículo que describía la expectación con la que se siguió en los Mossos la declaración de su major. No hubo vehículo policial o televisión de los servicios centrales de los Mossos que no estuviera conectada el jueves a la retransmisión en directo del juicio. En alguna ocasión, los agentes rompieron a aplaudir.

Esos aplausos no se reproducirán en el imaginario independentista. Con su última frase ante el tribunal, el major se asegura ser desplazado del altar del procés. De la reunión con Puigdemont el 28 de septiembre, Trapero declaró: “Dijimos que los Mossos no iban a quebrar nunca con la legalidad de la Constitución. Que no acompañamos el proyecto independentista, que estábamos molestos con declaraciones que había habido por parte de algunos responsables políticos”. “Que no se equivocaran con nosotros”, llegó a decir en otro momento. Su intervención la cerró con un “creo que no me he dejado nada”.

Este relato choca frontalmente con la versión del Ministerio Público, que en su escrito de acusación ante la Audiencia Nacional afirma que el procés contó siempre con la “movilización ciudadana” como una “fuerza coactiva” para la independencia, “en el marco de un proceso tutelado por un cuerpo policial armado como son los Mossos d’Esquadra”.

“Paciencia y contención”

Trapero exhibió ante el Tribunal Supremo una concepción de la seguridad ciudadana que habría justificado la actuación de los Mossos d’Esquadra y que se basa, según él, en el criterio de proporcionalidad. Algo así como “si lo que vas a hacer para impedir algo, provoca algo peor, mejor no lo hagas”. Y para apoyar su decisión de no enviar a sus antidisturbios a los colegios policiales esgrimió una supuesta frase de la jueza Mercedes de Armas, que no figura en ningún auto, pero que asegura le dijo al finalizar la reunión del 27 de septiembre: “Actúen con paciencia, contención y garantizando la paz social”.

Así que Trapero y su cúpula idearon el despliegue de los “binomios”, las parejas de mossos d’Esquadra que se repartirían por los cerca de 2.300 centros de votación. El major de los Mossos explicó que así lograban cubrir todos los colegios y no concentrar a los cerca de 800 antidisturbios con los que cuenta en unos cuantos colegios. Para intervenir a raíz de lo que informaran los binomios, añadió, ya estaban los más de 6.000 agentes de intervención que había enviado a Catalunya el Ministerio del Interior.

La Fiscalía piensa, sin embargo, que aquello se limitó a una representación. “Una farsa”, afirmó gráficamente en su declaración Pérez de los Cobos. El coronel de la Guardia Civil cree que recurrir al criterio de proporcionalidad y mantenimiento de la convivencia ciudadana fue una simple excusa para incumplir el mandato judicial, algo inconcebible en la concepción del servicio público con al que se maneja el coronel.

Trapero le contestó el jueves: “Dice que no puede ser una excusa para evitar la intervención, cosa que a mi me parece ofensiva”. Pérez de los Cobos alega que poco después de las siete ya tenían la certeza de que los Mossos no harían nada para impedir el referéndum. Trapero, por contra, asegura que Policía y Guardia Civil rompieron lo acordado y no esperaron a los informes de los Mossos.

En 1575, Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada compareció ante un tribunal de la Inquisición, acusada de practicar una doctrina nueva y supersticiosa. Resultó absuelta y cuatro siglos después se convirtió en doctora de la Iglesia. El major Trapero no deberá esperar tanto, aunque el juicio en la Audiencia Nacional solo arrancará cuanda haya sentencia del procés en el Tribunal Supremo. Este fallo determinará lo creíble del testimonio del jefe de la Policía autonómica, beatificado en Catalunya por su gestión de los atentados de Barcelona. La obstinación que se le atribuye promete que su verdad sobreviva a él. Y también su enfrentamiento con el coronel Pérez de los Cobos.