La declaración del major de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Trapero se ha convertido en unos de los momentos álgidos del juicio por el 1 de octubre. Trapero ha cerrado su interrogatorio después de cinco horas con un alegato para defender que los Mossos emplazaron al Govern al “cumplimiento de la legalidad” y manifestaron que no pensaban acompañar “el proyecto independentista” en la reunión mantenida el 28 de septiembre con Puigdemont, Junqueras y Forn. “Les dijimos que no se equivocasen con nosotros”, ha resumido.
Los mandos de los Mossos y varios miembros del Govern mantuvieron dos encuentros a iniciativa del major celebrados el 26 y el 28 de septiembre, en los que se les trasladó “una preocupación por el orden y la seguridad pública” de cara al 1-O. En el primero −definido como insatisfactorio por Trapero− ya se instó a Puigdemont y al conseller de Interior Forn al “cumplimiento de la legalidad”, según su relato ante el Supremo. Al segundo, al que se suma Junqueras, acudieron con la intención de dejar claro “dónde estaba la cúpula del Cuerpo”.
“Dijimos que los Mossos no iban a quebrar nunca con la legalidad de la Constitución. Que no acompañamos el proyecto independentista, que estábamos molestos con declaraciones que había habido por parte de algunos responsables políticos [una declaración de Forn y otra de Turull]. Les dijimos que debían ser conscientes de que estábamos notificados por el Constitucional y se nos ponía en una posición en la que corríamos riesgos personales”, ha declarado Trapero.
El abogado del exconseller Forn, Xavier Melero, ha cuestionado si obtuvo algún “reproche” de los dirigentes políticos presentes para mantener vivo el planteamiento de que el Govern no presionó a los Mossos sobre la actuación del dispositivo del 1-O. “Hagan el trabajo que tengan que hacer”, fue la respuesta de Puigdemont, según Trapero. En este encuentro estuvieron presentes, además del major, los comisarios Joan Carles Molinero, Ferran López, Manel Castellví y Emili Quevedo. Los Mossos pidieron que acudiese Carme Forcadell, pero no ocurrió así.
Ha habido que esperar al cierre de la testifical para escuchar esta revelación en la Sala. Al no preguntar Vox −la parte que le ha propuesto como testigo, además de las defensas de Forn y Cuixart− por el 28-S, tampoco las demás acusaciones han podido hacerlo. El presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha intervenido cuando se rozaban las siete de la tarde para preguntar él mismo por las advertencias que hicieron al Govern los días previos al 1-O.
Plan para detener a Puigdemont
El jefe de la Policía autonómica, investigado en la Audiencia Nacional por un delito de rebelión, también ha revelado que tenían previsto un dispositivo para detener al president Carles Puigdemont y los consellers del Govern si así lo ordenaba la Justicia tras la declaración de independencia en el Parlament. Esas acciones estaban diseñadas desde dos días antes de esa votación, el 25 de octubre de 2017.
El 27 de ese mismo mes, el major de los Mossos telefoneó al fiscal superior y al presidente del Tribunal Superior de Justicia para comunicarles que el Cuerpo estaba a disposición de la Fiscalía y el órgano judicial en caso de que hubiese “algún tipo de orden en ese sentido”. “Desconocíamos qué era aquello y qué delitos podía haber, pero aparentemente era de una cierta gravedad y nos poníamos a su disposición”, ha declarado.
Traza una línea entre la actuación policial y Forn
Trapero ha trazado una línea clara entre la actuación de la Policía que él dirigía y su responsable político en aquel momento, Joaquin Forn, al que el mando ha acusado de actuar “con un punto de irresponsabilidad”. Por contra, los Mossos, ha dicho Trapero, tuvieron como único fin “cumplir con los mandamientos judiciales”.
La distancia que ha querido marcar Trapero entre el Cuerpo policial y el miembro del Govern ha aparecido pronto en su declaración. Después de una interrogatorio insustancial de la acusación popular, que ejerce Vox, el fiscal Javier Zaragoza ha preguntado a Forn por las declaraciones del conseller en las que aseguraba que los Mossos garantizarían que los ciudadanos votaran con normalidad. Esas declaraciones, ha dicho Trapero, “encajaban muy mal, especialmente mal a medida que fuimos avanzando y ya teníamos órdenes judiciales concretas”.
“Hubo un comunicado por nuestra cuenta para decir que no estábamos de acuerdo con lo que decía Forn (...) creo que había un punto de irresponsabilidad, pero el Cuerpo tiene la fuerza que tiene”, ha rematado Trapero, quien se refería a una nota interna distribuida en la Intranet del Cuerpo en la que se explicaba que la oposición a la coordinación por parte del coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos, impuesta por la Fiscalía, no era compartida por la Jefatura del Cuerpo, pero a que a diferencia de lo afirmado por Forn, lo acataba.
Enfrentamiento con Pérez de los Cobos
El enfrentamiento personal entre Trapero y Pérez de los Cobos también ha salido a relucir en este interrogatorio. El exjefe de los Mossos ha reconocido la “tensión” en las reuniones y que él pudo no estar muy afortunado al expresar su rechazo a que el guardia civil coordinara la actuación de los Cuerpos frente al 1-O. Incluso ha llegado a decir que considera que no era la persona adecuada porque, a su entender, no tenía experiencia operativa. Trapero ha dicho que su intervención en la reunión en defensa de los Mossos quizá no fue “muy acertada”: “Reconozco que pudo no ser apropiada y no hacerlo con las palabras correctas. En el Cuerpo hay bastante confusión y lo vivo de una manera. Cada uno vive las cosas a su manera”.
El major ha defendido la actuación de los Mossos d'Esquadra el 1-O. Ante las críticas por su inacción ha dicho que lo único que tenían posibilidad de aportar eran los “binomios” de agentes en cada colegio. Se trataba de enviar esas parejas de agentes a los 2.300 agentes o concentrar los movilizados en “100 colegios y que otros 2.200 hagan lo que quieran”.
Así, los binomios informaban de lo que pasaba y “el grueso” de la intervención correspondería, como ocurrió, a Policía y Guardia Civil. El razonamiento de Trapero es que los Mossos no tienen más de 800 agentes de intervención frente a los más de 6.000 que había enviado Policía y Guardia Civil a Catalunya.
En cualquier caso, el dispositivo no fue obra de Trapero, ha dicho él mismo, sino de “una reflexión” del conjunto de los mandos de la Policía autonómica. “Los binomios hicieron su función y lo hicieron bien”, ha añadido.
Frente a las acusaciones de que él estaba alineado con el proceso independentista y la actuación del Govern, Trapero ha dicho que llevaba un tiempo “incómodo” al frente de los Mossos cuando Jordi Jané dejó la dirección política del Cuerpo. El fiscal Zaragoza le ha preguntado por qué se fue Jané y él ha contestado: “Pienso que la deriva política, supongo que él no quiere correr un riesgo, estaba incómodo (…) Estábamos incómodos los dos y él llega un momento en que no quiere sufrir ningún tipo de riesgo”.