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Burdeos levanta su templo al vino

EFE

París —

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Burdeos espera contar en 2016 con la primera Ciudad de las civilizaciones del vino, un complejo arquitectónico destinado a “explicar la verdadera dimensión universal de esta bebida”, cuyas obras han comenzado este mes.

“Queremos contribuir a proteger y a transmitir entre el gran público la cultura milenaria del vino”, precisó esta semana en su presentación una de las responsables del proyecto, Sylvie Cazes, para quien el futuro centro será el primero de esas características en Europa.

El edificio, que tendrá una altura de 55 metros y un diseño curvado en forma de espiral, se levantará a orillas del río Garona, sobre una superficie de 14.000 metros cuadrados, de los que 750 irán destinados a espacios de exposición y 3.500 compondrán un itinerario cultural jalonado por 23 salas temáticas.

El complejo también contará con un auditorio de 250 plazas, un salón de lectura-mediateca y seis salas equipadas para organizar talleres de iniciación y degustación.

La construcción del centro, que “ni es museo ni parque temático, sino todo eso y algo más”, según matizó el director del proyecto, Philippe Massol, correrá a cargo de un consorcio de 40 empresas reunidas en torno a la compañía GTM Bâtiment Aquitaine, filial de la constructora Vinci Construction.

El valor total del proyecto será de 63 millones de euros (85,7 millones de dólares), de los que un 77 % será de financiación pública, en la que participan la UE, el Ayuntamiento de la ciudad y el Estado Francés, entre otros organismos, y el 23 % restante, del sector privado.

La apertura al público está fijada para abril de 2016. Con ella, “Burdeos buscará convertirse en la capital mundial cultural del vino, después de ser ya, junto a otras nueve ciudades, capital económica” de esa bebida, precisó el director.

En términos laborales, el centro generará 600 empleos durante su fase de construcción, y 750, de forma directa o indirecta, una vez que esté terminado, y se espera que su repercusión financiera alcance los 40 millones de euros (54,4 millones de dólares) anuales para la economía local.

Su puesta en marcha, según Cazes, se enmarca en un contexto de expansión, en términos turísticos, de la ciudad de Burdeos, que cuenta con una media de tres millones de visitantes anuales.

La organización calcula que unas 450.000 personas visitarán el complejo al año, de las que un 80 % serían turistas franceses y un 20 % extranjeros.

Como reclamo previsto, dos grandes exposiciones anuales y diferentes eventos artísticos, científicos y culturales, como conciertos, debates o coloquios.

Cazes aseguró que la ruta guiada por el centro, que tendrá una duración aproximada de tres horas, se hará en ocho idiomas. También habrá un “itinerario especial para los más pequeños”.

En este sentido, el recorrido propone “una inmersión en el universo cultural del vino” jalonado por “etapas lúdicas, oníricas y sensoriales”, que permitirán comprender mejor la relevancia de esta bebida.

Para Cazes, este caldo es un “elemento indisociable de la cultura francesa y de tantos otros países” y, a lo largo de los años, a su juicio ha servido “para estrechar lazos entre los hombres”, así como para “engendrar mitos y ritos”.

Burdeos encara así la última etapa de un proceso que comenzó a fraguarse en 2008, “como respuesta a la falta de un espacio que hiciera justicia a su verdadera dimensión cultural, social y universal” y para contrarrestar que, según Cazes, “ninguno de los 20 museos o parques temáticos más visitados del país esté en el suroeste de Francia”.