A Javier Pérez Dolset le gusta presumir de su primer bombazo empresarial, el videojuego Commandos, que creó apenas acabada la carrera. Recién salido de la facultad y asociado con su hermano, Ignacio, que todavía estaba estudiando, sacó al mercado en 1998 un título basado en estrategia militar que se coló durante 20 años en la lista de los diez más distribuidos en todo el mundo y entretuvo a generaciones de adolescentes moviendo tanques y matando enemigos.
“Cuando tienes esa pasión por la tecnología vas viendo cómo pasan las olas y te subes a las que puedes”, contó este emprendedor del entretenimiento a El Confidencial en 2015 cuando su conglomerado empresarial todavía no tenía el agua al cuello.
Pérez Dolset y a su hermano Ignacio, también directivo de la multinacional Zed, han sido detenidos por la Policía y están, según la Fiscalía Anticorrupción, en el epicentro de una trama para vaciar la sociedad y que supuestamente desvió dinero de las millonarias subvenciones concedidas por el Gobierno español. Están acusados de insolvencia punible y fraude en las subvenciones.
Ambos se habían puesto al frente del conglomerado familiar tras varias aventuras empresariales, en las que se embarcaron ayudados por su padre, un visionario que hizo caja distribuyendo en España videojuegos de EEUU. Cuando sus hijos acabaron la universidad decidieron seguir sus pasos pero reorientando la empresa desde la simple distribución a producción. Así nació Pyro Studios y su primer gran éxito.
De los videojuegos a los móviles
En el año 1998 la empresa alumbró Commandos, un juego de estrategia militar diseñado íntegramente en España. La previsión de la compañía era vender unas 150.000 copias, pero el videojuego fue un éxito que alcanzó los 4,5 millones de unidades vendidas y una facturación de 500 millones de euros.
Tras los primeros videojuegos, llegaron las películas de animación con Planet 51 y dos premios Goya con Mortadelo. En realidad, los Pérez Dolset habían empezado a surfear en el negocio digital mucho antes. A principios de los 90 crearon una sociedad conjunta con Telefónica para distribuir Internet -cuando la Red era todavía un experimento- a la que llamaron TeleLine. Aquello fue la precuela de Terra, símbolo para siempre del derrumbe de las puntocom en España.
Pero antes del estallido los hermanos aprovecharon el auge del sector para vender a Telefónica su parte de TeleLine. Los beneficios les permitieron dar su segundo pelotazo, Commandos, y abrir la vía de los contenidos para móviles. Llegaba la ola de los politonos de móviles y aquellos rudimentarios pasatiempos para teléfonos del tamaño de un ladrillo y la saga familiar también decidió apuntarse a ella. Es ahí cuando nace lanetro.com.
Legan Abelló y los Lara
El proyecto creció y atrajo el interés de los grandes inversores. El multimillonario Juan Abelló decidió comprar el 10%, y tras él se animaron otros empresarios y fondos de inversión. La pequeña compañía de los Pérez Dolset crecía a base de inyecciones de capital y compra de otras empresas. Es en ese contexto cuando adquieren Zed, una empresa pionera en el sector de los contenidos para móviles, la firma que hoy está bajo sospecha y que centra las pesquisas de la Fiscalía Anticorrupción. Los hermanos desarrollaron a partir de entonces un negocio que en sus mejores años presumía de tener presencia en más de 50 países y contar con una plantilla de 1.400 trabajadores.
La velocidad de crucero de la compañía, que garantizaba una facturación superior a los 30 millones de euros, atrajo a la familia Lara. El Grupo Planeta pagó 100 millones de euros por un cuarto de la empresa. Fue en 2006, justo antes del estallido de la crisis, que abrió un agujero en las cuentas de la empresa que nunca se cerró, y que ha acabado con la quiebra de la empresa. Por medio, Abelló y los Lara han mantenido un enfrentamiento abierto con Javier Pérez Dolset hasta que le desalojaron de la compañía en una junta general el pasado mes de enero.
Él trató de evitarlo durante años. En 2013 intentó llevarse el negocio a Holanda para asociarse con el magnate ruso Mikhail Fridman, que entró en la compañía con su empresa VimpelCom. La aventura, a la postre, agrandaría el hoyo en el que ya se encontraba Zed. Sus devaneos con el multimillonario ruso y sus movimientos empresariales sin conocimiento de los socios enfadaron a quienes antes habían confiado en él. Pusieron en marcha su maquinaria legal y no descansaron hasta desalojarse del despacho.
Sobornos a políticos rusos
Sus desventuras rusas metieron a Zed Worldwide en una investigación por el presunto pago de sobornos a políticos rusos. A finales del pasado año, agentes del FBI interrogaron a Pérez Dolset y a la cúpula de la compañía, en una operación en la que colaboró la Guardia Civil y la Fiscalía Anticorrupción. Los agentes del FBI llevaban meses investigando las irregularidades cometidas a través del Grupo Tema, filial de Zed y participada por Fridman.
Los investigadores tratan de aclarar si desde las cuentas de Tema se desviaron 30 millones de euros hacia una compañía propiedad del hijo del ministro del Interior de Rusia. La colaboración de Pérez Dolset con los investigadores provocaron que VimpelCom anulase sus contratos con Zed y abrir una batalla judicial a través de Holanda, donde el empresario español había creado un holding. Las autoridades holandesas destituyeron a Pérez Dolset y pusieron en su lugar a Peter Wakkie, un abogado vinculado a las empresas de Fridman.
Los investigadores en España no se quedaron parados: siguieron el rastro del clan Pérez Dolset, ya muy debilitado, e indagaron en los movimientos de fondos de su antiguo emporio. También se detuvieron a rastrear las ayudas públicas. Tirando de ese hilo nació la operación Hanta. Los empresarios que alumbraron el Commandos llevaban ya meses acorralados.