Con el objetivo de dejar atrás una primera mitad de la legislatura marcada por las malas noticias de la pandemia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuyo desgaste ya se empezaba a reflejar en algunas encuestas, decidió el pasado 10 julio, apenas unas semanas antes del cierre del curso político, emprender un nuevo rumbo cambiando a seis de sus ministros.
El objetivo de la reforma del Ejecutivo, que no afectó a los ministros de Unidas Podemos, es encarar la segunda mitad de la legislatura con más optimismo, presentando a su nuevo equipo como el “Gobierno de la recuperación”, en un escenario en el que España lidera los rankings mundiales de vacunación y de crecimiento económico después de meses de emergencia sanitaria.
Dando más peso a otros perfiles del PSOE, Sánchez dejó caer a algunos de los ministros con más relevancia de su Gabinete que, a la vez, acusaban un mayor desgaste tanto por su sobreexposición como por algunas polémicas decisiones. En ese grupo estaban la exvicepresidenta primera Carmen Calvo –a la que ha sucedido el nuevo ministro de Presidencia, Félix Bolaños–, el exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos –sustituido por Raquel Sánchez–, y el exministro de Justicia Juan Carlos Campo –cuya cartera está ahora ocupada por Pilar Llop–.
El presidente sustituyó también a la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González-Laya –relevada por José Manuel Albares–, a la de Educación, Isabel Celaá –que cedió el ministerio a Pilar Alegría–, al de Ciencia, Pedro Duque –sucedido por Diana Morant– y al de Cultura, José Manuel Rodríguez-Uribes, que ha sido sustituido por Miquel Iceta, quien se mantuvo en el Gobierno tras ceder el Ministerio de Política Territorial a Isabel Rodríguez, la nueva portavoz del Ejecutivo. Sánchez también cesó a su jefe de Gabinete, Iván Redondo, al que hasta entonces se llegó a considerar “el ministro 23” por su todopoderosa influencia en las decisiones del presidente.
Indemnizaciones de casi 5.000 euros al mes
Más de mes y medió después de esa crisis de Gobierno, ¿qué ha sido de los ministros salientes? ¿Cuáles son sus planes una vez abandonado el Ejecutivo? Campo ha regresado a la Audiencia Nacional, donde tenía puesto como juez. Calvo y Ábalos tienen previsto seguir como diputados del PSOE en el Congreso al menos hasta el final de legislatura y Rodríguez Uribes se mantiene en la dirección del Partido Socialista, como secretario de Laicidad. En cambio, González-Laya, Celaá, Duque y Redondo, a la espera de encontrar nuevos retos profesionales, han optado por solicitar la indemnización como ex altos cargos y cobrarán el 80% del sueldo que percibían cuando estaban en el Ejecutivo hasta un máximo de dos años, tal y como adelantó Maldita.es a finales de julio.
Esa indemnización, que se paralizaría en el caso de encontrar un nuevo trabajo –este diario ha tratado sin éxito saber si alguno de los cuatro está en camino de empezar en un nuevo puesto– al ser incompatible con otro salario, se puede cobrar por un período máximo de dos años y siempre que se haya estado al menos ese tiempo en el cargo, que es el caso de Duque, Celaá y Redondo. González Laya, en cambio, solo podrá percibirla durante un año y medio, ya que ese fue el tiempo durante el que ejerció ministra de Asuntos Exteriores. Según el artículo 20 de la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2021, los presupuestos que estaban vigentes cuando fueron cesados, el sueldo de un ministro es de 74.858 euros anuales, por lo que Celaá, González Laya y Duque tienen derecho a cobrar una asignación de 59.886.48 euros al año, unos 5.000 euros mensuales, para compensar su incompatibilidad y la prohibición durante ese tiempo de incorporarse a puestos de trabajo relacionados con sus funciones en el Gobierno.
Redondo, que era jefe del Gabinete de Presidencia, recibió en 2020, según las retribuciones para el 2020 que hay publicadas en el Portal de Transparencia, 118.131,66 euros, por lo que si el porcentaje se calcula en función de esta cifra, recibiría 7.875,44 euros mensuales durante un período máximo de dos años.
Campo no se siente en una “puerta giratoria”
Quienes sí mantendrán actividad profesional serán Campo, Calvo, Ábalos y Rodríguez Uribes. El primero solicitó su reingreso en la plaza de juez de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional por lo que, según el régimen de incompatibilidades recogido en la legislación actual, dada su condición anterior de ministro tendrá la obligación de abstenerse en todos los procedimientos donde estén los partidos o los representantes de los partidos.
“Volver al puesto de trabajo al que accediste hace 34 años no es ninguna contaminación ni ninguna puerta giratoria, es una vuelta a tu profesión”, se defendió Campo el pasado 22 de julio en una entrevista a la agencia Europa Press después de que arreciaran las críticas contra él por pasar de máximo responsable político de la administración de Justicia a volver a formar parte de esta, en cuestión de días. Para el ahora juez en activo, lo importante es que la Audiencia Nacional, y concretamente la Sala de lo Penal de la que formará parte, es un órgano en el que las decisiones se adoptan de forma colegiada, “y no cabe la influencia de nadie salvo la jurídica”.
Desde el entorno más cercano a Calvo confirman a elDiario.es que su pretensión es seguir como diputada del PSOE hasta el final de la legislatura. “Me verán en mi escaño en cuanto mi grupo me convoque a lo que tenga que convocar. Yo soy diputada en este momento”, aseguró ella misma solo cuatro días después de ser cesada por Sánchez. “Seguiré ayudando a mi partido, que es lo que he hecho siempre y lo que tengo que seguir haciendo, en mi escaño, con mis compañeros”, insistió la exvicepresidenta en su última intervención pública, hace algo más de un mes.
Calvo sigue siendo además la máxima responsable de Igualdad en la dirección del PSOE, a pesar de que en su cese como vicepresidenta pesó mucho una supuesta pérdida de confianza del presidente con motivo de la negociación de la Ley Trans, que enfrentó a la que fue la 'número dos' del Ejecutivo con la titular de Igualdad, Irene Montero, durante meses, y eran conocidas las discrepancias entre ambas ministras en esas y otras políticas de Igualdad.
Uribes vuelve a la universidad
Ábalos, por su parte, renunció a su cargo de secretario de Organización del PSOE –y fue sustituido por Santos Cerdán– apenas unas horas después de ser cesado como ministro de Transportes por parte de Sánchez, un gesto que él mismo no esperaba y que también pilló de sorpresa a gran parte del partido, pero que supuso una clara pérdida de confianza del presidente del Gobierno que también es el secretario general del partido. No obstante, su pretensión es continuar como diputado en el Congreso hasta 2023, según ha podido conocer este diario.
En definitiva él fue uno de los dirigentes que apoyó a Sánchez en las primarias frente a Susana Díaz en 2017 desde el principio, a pesar de que no habían tenido mucha relación antes, pero rápido entró a formar parte de su equipo más cercano hasta que le nombró secretario de Organización en aquel congreso. Como uno de los pocos veteranos que Sánchez tenía entonces en su círculo más estrecho, fue el defensor de la posición del PSOE en la moción de censura contra Mariano Rajoy que presentó Pablo Iglesias y, después, la que impulsó con éxito Sánchez en 2018 para echarle de Moncloa.
Quien sí mantiene su puesto en el partido es el exministro de Cultura José Manuel Rodríguez Uribes, pero con responsabilidades muy menores. Según figura en el organigrama del PSOE, y tal y como recoge él mismo en su perfil de Twitter, sigue siendo el Secretario de Laicidad de la dirección socialista. Además, el también extitular de Deportes es profesor titular de Filosofía del Derecho y Derechos Humanos en la Universidad Carlos III de Madrid a donde tiene previsto regresar en los próximos meses.