Considerada como “artista de artistas”, con una gran influencia en el arte contemporáneo, la bailarina y artista Loïe Fuller es protagonista de una gran exposición, en la que la Casa Encendida recupera la obra de esta mujer creadora de la “danza serpentina”, que se convirtió en una leyenda viviente en su época.
Bailarina, coreógrafa, iluminadora, inventora de efectos visuales, comisaria de arte, cineasta y empresaria, Loïe Fuller (Illinois, 1862 - París, 1928) desarrolló su trabajo entre Estados Unidos y Europa, donde era considerada una figura fundamental, aunque su obra no llegó a España hasta finales del siglo XX, en que fue incluida en colecciones y exposiciones de arte.
Sus largos velos de seda, los efectos novedosos de luz y de escenografía fascinaron a los simbolistas, que la convirtieron en su ídolo, así como a los artistas que se adscribieron al “art nouveau”, a los futuristas y a los primeros cineastas, destacó a Efe Aurora Herrera, comisaria de la exposición: “Fuller ejerció una gran influencia sobre los artistas de su tiempo”.
Su investigación en el campo escénico le llevó a abrir un nuevo campo de experimentación coreográfica y a crear la “danza serpentina”, con la que introdujo nuevas formas de ver la realidad y de entender el cuerpo y el movimiento.
Loïe Fuller obtuvo un éxito extraordinario gracias a su originalidad ante el asombro de los espectadores, recordó la comisaria, que en la exposición ha dedicado un amplio espacio a la proyección de películas originales en las que aparecen algunas de las numerosas imitadoras que tuvo, algunas de ellas con su consentimiento.
“No hay ninguna filmación de Loïe Fuller bailando, ya que se negó a que la filmaran. Eran tan sofisticados sus números en el escenario que pensaba que se perdía casi todo en el cine. Para ella, la fotografía era más honesta”, señaló Herrera, para quien Fuller fue una adelantada que hizo “la gran proclama cinética contemporánea como espectáculo, utilizando el cuerpo”.
La artista reconoció la energía dinámica que alberga el espacio escénico y rompió con los discursos lineales que pudieran producirse en el escenario. “Mezcló el cuerpo en movimiento, la envoltura que producía la luz sobre éste, el espacio en el que se desarrollaba, el color y el poder de la emoción y la expresión en estado puro, creando una nueva fórmula que trascendía las ideas de su tiempo”.
En el recorrido “seudocronológico” que ha planteado Aurora Herrera, se pueden contemplar, además de numerosas filmaciones de las imitadoras de Fuller que se proyectan sobre finas telas, fotografías, documentos, libros, carteles, esculturas procedentes, entre otros, de la Biblioteca Nacional de Francia, la New York Public Library, el Museo Rodin o el Museo D'Orsay.
Además, una película producida para la exposición por La Ribot en colaboración con Carles Santos, completa las propuestas dedicadas a la artista norteamericana.
Uno de los aspectos que ha querido resaltar la comisaria en este recorrido es la capacidad de trascendencia de Fuller. Aportó novedades técnicas y aplicó saberes científicos a la escena, registró numerosas patentes y produjo y administró espectáculos que viajaron por todo el mundo.
“Viajaba con todos los aparatos escénicos de su propiedad que necesitaba, siendo muchos de ellos inventos suyos”, recordó Herrera, para quien la puesta en escena de esta artista, musa inspiradora del pabellón diseñado por Henri Sauvage para la Exposición Universal de París en 1900, “era una metamorfosis”.
Esta exposición se podrá visitar hasta el 4 de mayo, al igual que la muestra “Generación 2014”, que abrirá también sus puertas el próximo viernes.
En ella se exhibirán los diez proyectos premiados en la XIII edición del Concurso de Arte Joven Generaciones, a la que se presentaron más de 800 candidatos.