Ante el caos sanitario que vive la Comunidad de Madrid, la región española con una mayor tasa de contagios y fallecidos por coronavirus, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, está intentando desvincularse de la gestión de la pandemia que realiza la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, cuestionada por los expertos epidemiológicos e incluso desde las propias filas populares. La culpa de lo que sucede en Madrid, que mantiene intactas sus competencias en Sanidad, es, a juicio de Casado, en exclusiva del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Ayuso es una de las grandes apuestas personales de Casado, y a la que hasta hace apenas unas semanas consideraba como un “ejemplo” de las políticas que él mismo pondría en marcha en el caso de llegar a la Moncloa. En los primeros meses de la pandemia, el líder del PP alabó constantemente la labor de la dirigente madrileña, contrarrestándola en todo momento con el “desastre” las “mentiras” y el “caos” que a su juicio caracterizaban la labor del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos frente al virus.
Coincidiendo con el agravamiento de la epidemia en Madrid de los últimos días, que el viernes forzó a la adopción de confinamientos en 37 áreas sanitarias y que motivó la reunión entre Ayuso y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de este lunes –en el que acordaron reforzar la coordinación con un equipo conjunto específico–, el líder del PP ha desterrado en cambio de su discurso las alabanzas que habitualmente solía dedicar a la presidenta madrileña. Casado no quiere que el desgaste que sufre la dirigente autonómica afecte al plan que se ha fijado para el nuevo curso político, que pasa por presentarse como “alternativa” de gobierno, poniendo en valor la “capacidad de gestión” de la derecha frente a la izquierda.
Los errores de planificación, la falta de recursos y la tardanza en la adopción de medidas en Madrid no facilitan la difusión de esa visión que el líder del PP pretende trasladar al conjunto del país de que el PP es el “único” partido capaz de arreglar los supuestos desaciertos del Ejecutivo progresista. Dificultan, además, la permanente estrategia fijada por Casado desde su triunfo en las primarias para intentar aunar en su partido al electorado que en los últimos años se ha marchado a Vox o Ciudadanos, una pretensión que está lejos de cumplirse, según las últimas encuestas.
La argumentación falsa del líder del PP
Casado prefiere centrar sus intervenciones públicas en cargar toda la responsabilidad de la situación que se vive en la comunidad madrileña en el Ejecutivo central, a pesar de que la región mantiene intactas sus competencias en materia sanitaria, en la contratación de rastreadores o en la gestión de los hospitales y la atención primaria, que se encuentra al borde del colapso.
Un argumento que ha repetido el líder del PP en sus declaraciones más recientes es que “la competencia exclusiva de las pandemias declaradas a nivel internacional es de los gobiernos estatales”. Este lunes Casado insistía en esa idea durante una entrevista en Telecinco: “Esto –que la competencia de las pandemias es del Gobierno– no lo digo yo, sino una ley que aprobó Zapatero en el año 2011”, señaló.
El presidente de los populares se refería a la Ley de Salud Pública que, sin embargo, no sostiene semejante afirmación. La normativa tan solo circunscribe como funciones del Ministerio de Sanidad “la gestión de alertas de carácter supraautonómico o que puedan trascender del territorio de una comunidad autónoma o la gestión de alertas que procedan de la Unión Europea, la Organización Mundial de la Salud y demás organismos internacionales y, especialmente, de aquellas alertas contempladas en el Reglamento Sanitario Internacional (2005), en su caso, en coordinación con las comunidades autónomas y las ciudades de Ceuta y Melilla”.
Según esta normativa, también corresponde al Gobierno “la coordinación y evaluación de la Red de Vigilancia en salud pública, velar para que los criterios utilizados en la vigilancia sean homogéneos, estén homologados y por la oportunidad, pertinencia y calidad de la información; la coordinación y gestión de los intercambios de la información correspondiente a la vigilancia tanto en el ámbito nacional como en el ámbito de la Unión Europea, de la Organización Mundial de la Salud y demás organismos internacionales relacionados con la salud pública”, así como “la coordinación de los mensajes dirigidos a la población en el caso de que las Autoridades sanitarias emitieran comunicados o recomendaciones en contextos de alerta o crisis sanitarias o que afecten a riesgos inciertos que pudiesen afectar a más de una comunidad autónoma”.
Contradicciones en el discurso sobre las competencias
La citada ley se limita a establecer que “la autoridad sanitaria estatal tendrá facultades para actuar en las actividades públicas o privadas para proteger la salud de la población”. Esto no implica que las comunidades autónomas pierdan sus competencias en Sanidad que, de hecho, se mantuvieron intactas incluso durante el estado de alarma, ni que la “competencia exclusiva” en la gestión de las pandemias corresponda al Gobierno como trata de remarcar el líder del PP. Sus afirmaciones chocan además con la postura que él mismo defendió durante el confinamiento, cuando acusó al Ejecutivo de actuar de forma “autoritaria” por tratar de mantener el mando único para coordinar a las 17 comunidades.
Ante las manifestaciones de este fin de semana en algunos barrios madrileños con vecinos que protestan por considerar que se les estigmatiza con las restricciones decretadas por la Comunidad de Madrid, y que afectan en exclusiva a zonas obreras, Casado señalaba este lunes que “las cuestiones absurdas es mejor no contestarlas” sobre todo cuando el Gobierno de Pedro Sánchez, añadía, ha “abandonado a todos los barrios, los del sur y los del norte”.
La fijación del líder del PP por culpar de la pandemia al Ejecutivo no tuvo tregua pese a la escenificación de la unidad de acción que trataron de mostrar Ayuso y Sánchez este lunes, con su reunión en la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid situada en la Puerta del Sol.
Los casos de corrupción salpican a Génova 13
Casado mantiene sus ataques al Gobierno en un momento en el que su partido vuelve a estar salpicado por la corrupción. El viernes se conoció la imputación del exministro del Interior Jorge Fernández Díaz en la pieza separada del caso Villarejo que investiga el espionaje del Gobierno de Mariano Rajoy al extesorero del PP Luis Bárcenas, una causa en la que la Fiscalía Anticorrupción también ha solicitado la imputación de la exministra y exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, cuyo apoyo fue decisivo para que Casado ganara las primarias de 2018.
Este lunes, además, se conocía que el senador David Erguido, un dirigente del PP madrileño muy cercano al líder de los populares, renunciaba a su escaño en el Senado tras ser citado a declarar como imputado dentro del caso Púnica.
En este complicado contexto, Casado ha decidido limitar sus apariciones públicas realizando declaraciones exclusivamente en entrevistas radiofónicas y televisivas. La última rueda de prensa que ofreció el líder del PP fue hace 20 días, el 2 de septiembre, después de la reunión que mantuvo con Sánchez en la Moncloa. Aunque este lunes se celebró un Comité de Dirección del partido en Génova 13, ni Casado ni ningún otro dirigente popular salió después en rueda de prensa para someterse a las preguntas de los medios.