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Centroizquierda repite triunfo en Dinamarca y nuevo partido puede ser árbitro

Copenhague —

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Copenhague, 1 nov (EFE).- El bloque de centroizquierda de la primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen, ganó las elecciones legislativas del país nórdico pero se quedó a las puertas de la mayoría absoluta, en un panorama político muy fragmentado y con un nuevo partido que puede ejercer de árbitro.

Escrutado el 96 % de los votos, el centroizquierda logró el 48,9 % frente al 42 % de la oposición de derecha, lo que se traduciría en 86 escaños. A éstos cabría sumar previsiblemente tres de los cuatro que se reparten los territorios autónomos de las Islas Feroe y Groenlandia, que parece irán a parar a partidos afines.

En Groenlandia, los colegios electorales cierran a las 23.00 GMT y no se conocerá el resultado hasta la madrugada de este miércoles.

Frederiksen se quedaría así a un escaño de la mayoría absoluta, fijada en 90, por lo que tendrá que negociar previsiblemente con Los Moderados, una nueva fuerza creada hace un año por el exprimer ministro liberal, Lars Løkke Rasmussen, y cuyo proyecto de centro alcanzaría los 16 escaños.

El Partido Socialdemócrata sería el ganador con el 27,9 %, dos puntos más que en los anteriores comicios de 2019 y sus mejores números en dos décadas, pero pagaría el retroceso de varios de sus aliados, en especial, del Partido Social Liberal, que bajaría cinco puntos hasta el 3,6 %.

Los social liberales fueron los que forzaron a Frederiksen a convocar elecciones anticipadas, por un escándalo político vinculado al sacrificio de millones de visones en otoño de 2020 por una mutación del coronavirus.

El Partido Liberal mantuvo su condición de primera fuerza del bloque de derecha, pero con apenas el 13,6 %, el peor resultado en 34 años.

La caída de los liberales obedece en buena medida a la aparición de dos nuevas fuerzas creadas por dos exfiguras de ese partido: Los Moderados, que se colocarían como tercera fuerza con el 9,2 %; y el xenófobo Demócratas de Dinamarca, de la exministra de Integración Inger Støjberg, con el 8,4 %.

Regresar a la Cámara, en la que habrá doce partidos, supone un triunfo personal para la popular política, que hace menos de un año fue condenada a dos meses de prisión por ordenar la separación ilegal de parejas de refugiados en el que fue el primer juicio político en Dinamarca en tres décadas.

El Partido Socialista Popular, con el 7,9 %, lograría unos números algo mejores que en 2019, mientras que Alianza Liberal, con el 7,6 %, triplicaría su resultado.

El Partido Conservador, que a principios de verano aparecía en los sondeos como la primera fuerza del bloque de derecha, caería hasta el 5,7 %.

También entrarían en el Parlamento la rojiverde Lista Unitaria, los ecologistas de La Alternativa y otras dos fuerzas antiinmigración, Nueva Derecha y el Partido Popular Danés (DF), que continúa con su deriva después de llegar a ser en 2015 la segunda fuerza más votada en Dinamarca, pero que ahora no llega ni al 3 %.

LØKKE RASMUSSEN, ÁRBITRO ELECTORAL

El gran triunfador de las elecciones sería Lars Løkke Rasmussen, cuyo partido aparecía por debajo de la barrera mínima del 2 % hace un mes y ahora se sitúa como tercera fuerza política y será decisivo para la formación de un nuevo gobierno.

Durante la campaña, que estuvo dominada por temas como la sanidad y la crisis, Rasmussen rechazó unirse a ninguno de los dos bloques y defendió la necesidad de un Ejecutivo que agrupe a las principales fuerzas, excluyendo a las situadas en los extremos del arco parlamentario.

Frederiksen también apostó desde la convocatoria de las elecciones por un Ejecutivo de centro, aunque con ella como primera ministra.

“También es posible que lo siga siendo (Frederiksen), no lo puedo saber. Pero lo que sé con seguridad es que Dinamarca tendrá un nuevo gobierno”, dijo Rasmussen, que habló de “ruptura” en la política danesa.

Rasmussen quiere unir a socialdemócratas y liberales en un ejecutivo de centro, algo que solo ha ocurrido en una ocasión a finales de la década de 1970 y solo duró un año, si excluimos los gobiernos de concentración que hubo durante las dos Guerras Mundiales.

La participación en las elecciones, que durante todo el día se situó varios puntos por debajo de la de 2019, fue del 84,5 %, apenas una décima inferior a la de hace tres años.