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Los audios de Cifuentes en el juzgado: “Me considero la gran perjudicada de la falsificación del acta”

Cristina Cifuentes se presentó ante la jueza que investiga su máster como una víctima. En su declaración en los juzgados de Plaza Castilla, la expresidenta madrileña afirmó que nunca presionó a la Universidad Rey Juan Carlos y se desentendió de lo que hizo su equipo para conseguir el acta falsificada que, dice, acabó convirtiéndola en la mayor perjudicada: “Yo estaba a mis temas, que eran gobernar”.

La expresidenta declaró durante más de una hora ante la jueza Carmen Rodríguez-Medel, titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid. Relató cómo vivió la publicación de la noticia de eldiario.es sobre su máster falso el 21 de marzo, un asunto en al que en un primer momento no dio “mayor importancia”, según revela en los audios del interrogatorio a los que ha tenido acceso eldiario.es.

Hacia el final del interrogatorio, la jueza le pregunta cómo vivió la publicación de la noticia. Cifuentes relata que el día anterior tuvo “un conocimiento muy superficial” del asunto porque había pasado un mal día debido a su comparecencia en el Congreso sobre la financiación irregular del PP.

“Había tenido una comparecencia en el Congreso para mí muy difícil, emocional, personal, y yo ese día estaba agotada, extenuada, y cuando salí de la comparencia desconecte el teléfono y no quería saber nada de la humanidad”, cuenta. Pero al final del día recibió una llamada de su jefa de Gabinete, Marisa González, contándole que unos periodistas estaban preguntando por su máster. “No le di mayor importancia porque como no había hecho nada incorrecto...”, añade.

Al día siguiente admite que cambió la situación. Ante la repercusión de la noticia, Cifuentes relata que intentó conseguir documentación con la que contestar: “lo primero es que pedí a mi Gabinete que pidieran a la Universidad todos los documentos que acreditaban que yo había cursado ese máster”.

Pero Cifuentes no sabe concretar ante la jueza a quién le encarga esa gestión, ni con qué personas de la Universidad Rey Juan Carlos se ponen en contacto. Rodríguez-Medel insiste en conocer detalles de cómo se produjeron esos contactos, pero la expresidenta madrileña reitera que ella no estaba al tanto y delega la responsabilidad en su equipo. “No tengo ni idea, no lo sé (...) no sé decirle porque porque yo no estaba, yo estaba a mis temas que eran gobernar, de esto se encargaron desde mi gabinete”, insiste.

“No le presté atención al acta”

En un momento a lo largo del 21 de marzo, Cifuentes recibe el acta sobre la presentación de su Trabajo de Fin de Máster (TFM), pero no sabe precisar cómo. Solo sabe que ella no pidió ese documento en concreto porque desconocía de su existencia, dice, y que en un primer momento, como hizo con la noticia, no le da mucha importancia y no se preocupa en comprobar si los profesores que aparecen son los que estaban en la defensa de su TFM. “No le presté atención al acta, yo no recordaba aquello, han pasado muchos años”, añade.

La situación, de nuevo, cambia más tarde cuando es consciente de que ese acta se falsificó para que le sirviese como arma contra la información sobre su máster. Aun así, Cifuentes trata de presentarse ante la jueza como una víctima de esa falsificación: “si como parece ser está falsificada a quien perjudica es a mí, porque ¿alguien puede pensar que yo voy mandar a los medios de comunicación y a enseñar públicamente un acta que está falsificada? Yo me considero la gran perjudicada de la falsificación de ese acta”.

La jueza insiste en preguntarle qué hizo para conseguir esa documentación, pero Cifuentes siempre contesta que ella, personalmente, nada: “Lo hice todo a través de mi Gabinete”. Así, niega haber hablado con Maite Feito, la asesora de su Gobierno que fue a la Universidad a intentar tapar el escándalo, ni con Rafael Van Grieken, su consejero de Educación que llamó insistentemente al rector, Javier Ramos.

También niega haber hablado directamente con Ramos aunque vio una llamada perdida suya en el móvil. La jueza le pregunta por qué no le contestó: “Creo que era mejor que no tuviéramos ningún tipo de conversación para que nadie pudiera pensar que había habido ningún tipo de interferencia por mi parte”.

Ya en el turno de su abogada, Cifuentes insiste en negar las presiones, ni de ella ni de nadie de su equipo: “De ninguna de las maneras, yo no lo habría consentido, de hecho es que lo único que quería es que me mandaran la documentación oficial”. La versión de otros de los imputados, sin embargo, es que hubo una serie de presiones desde el entorno de Cifuentes para construir el acta con el que la expresidenta madrileña pudiera defenderse el mismo día que se publicó la noticia.