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Los audios de Cifuentes en el juzgado: “No encuentro el trabajo, con varias mudanzas en siete años… No quiere decir que no lo tenga”

Cristina Cifuentes se sentó el 23 de julio pasado ante la jueza Carmen Rodríguez-Medel como imputada y siguió defendiendo que cursó con total regularidad el máster de Derecho Local y Autonómico de la Universidad Rey Juan Carlos, que elaboró un Trabajo Fin de Máster y que incluso lo defendió ante lo que, no está segura, podría ser un tribunal. En el audio de esa declaración, al que ha tenido acceso eldiario.es, se oye a la magistrada preguntar si “desde marzo hasta ahora no ha revisado cajas” para encontrar el TFM, a lo que Cifuentes responde que sí, pero que no es una tarea “fácil” y que eso no quiere decir que en un futuro aparezca.

La Universidad Rey Juan Carlos tampoco encuentra el supuesto TFM de Cifuentes. La Universidad, sin embargo, elaboró un acta de la falsa defensa del trabajo. Las tres profesoras cuya firma aparece en ese documento han reconocido en sede judicial que nunca examinaron a Cifuentes y una de ellas asume que reprodujo las firmas de las otras dos para elaborar el acta con el que la expresidenta madrileña intentó desmentir la información de eldiario.es sobre su máster con notas falsificadas.

“¿Usted realizó ese trabajo?”, pregunta a Cifuentes el fiscal en un momento de la declaración. Y ella contesta rotundamente: “Sí”. “Yo no lo tengo físicamente, aunque es posible que esté. No ha sido posible encontrarlo, he tenido varias mudanzas en estos siete años y no he encontrado el trabajo, como tampoco encontré la matrícula, los impresos, la documentación relativa al máster… Es no quiere decir que no lo tenga, pero hoy por hoy no lo tengo y he dado autorización expresa a la Universidad para que, si lo tiene, lo haga público”, asegura Cifuentes en el audio.

Cristina Cifuentes declaró por espacio de una hora y diez minutos aproximadamente. Para evitar a los medios de comunicación utilizó la escolta de la que todavía dispone y accedió en un un vehículo camuflado directamente al aparcamiento de los juzgados. El peso del interrogatorio lo llevó el fiscal, suplente por vacaciones de la titular en el caso, y la jueza Rodríguez-Medel. Ninguno de los abogados formuló pregunta alguna a la expresidenta madrileña.

Cuando llega el momento de que pregunte la jueza, ésta insiste en la ubicación del TFM y Cifuentes dice que ha revisado “muchas” cajas, tanto en la sede del Gobierno autonómico, en su trastero, en casa de un familia… “No es una tarea tan fácil”, añade. Y la Rodríguez-Medel insiste: “¿Ni siquiera para hacerla en tres meses?”.

El fiscal: “Hablemos de ese trabajo que nadie encuentra”

En un punto de la declaración, el fiscal plantea: “Hablemos de ese trabajo de fin de máster que usted no tiene y que nadie encuentra”. Es entonces cuando Cifuentes asegura que lo elaboró sin ayuda de nadie y que su contenido no era “muy extenso”. Según la tesis de la expresidenta, la materia le venía como anillo al dedo, ya que versaba sobre el reparto competencial entre las Fuerzas de Seguridad y en aquel momento, ella, como “jefa” de las distintas policías en Madrid, según el término que utiliza, tenía acceso a documentación y bibliografía. 

La expresidenta también da, a lo largo de su declaración, una explicación sobre la supuesta defensa del TFM que dista mucho de las exigencias universitarias a un acto así. Por primera vez, sitúa en la escena a un hombre, del que no sabe siquiera si integraba el supuesto tribunal. Incluso duda de que se tratara de un tribunal. “Bueno, ante un tribunal, después de todo lo que se ha publicado, ya uno cuestiona… defendí ante unas personas que supongo que fueron el tribunal, pero la verdad es que fue muy breve, de las líneas generales del trabajo”, responde a preguntas del fiscal.

El representante del Ministerio Público le pregunta si las personas que la examinaron fueron Cecilia Rosado, Clara Souto y Alicia López de los Mozos. Ella contesta que no lo sabe porque había pactado con el director del Instituto de Derecho Público, Enrique Álvarez Conde, antes de matricularse, que no era necesario que fuera a clase y que podría aprobar únicamente con trabajos.

“No recuerdo ahora mismo si había dos o tres personas. Creo recordar que una era un hombre, pero no sé si era miembro del tribunal o estaba allí… porque la verdad es que aquella lectura fue un acto bastante informal, no era la lectura de una tesis doctoral, ni de un… no, ni una opsoición, no, era un trabajo final de máster, fue algo muy rápido y algo que le diría un poco superficial. Hice una breve exposición de las líneas generales del trabajo, posiblemente contestar alguna pequeña aclaración, pero fue un trámite, y muy breve además”.