La primera reunión entre el PSOE y Junts tras la investidura de Pedro Sánchez trató, según ambas delegaciones, única y exclusivamente sobre la metodología de trabajo de la que se dotarán los equipos de ahora en adelante. Y no es poca cosa. Porque la logística desplegada para abordar el diálogo entre los socialistas y los de Carles Puigdemont, por un lado, y con ERC, por otro, se ha convertido en toda una maraña de espacios de negociación y mecanismos de verificación que, en sí mismos, dan buena muestra de la complejidad del propio proceso.
En total, coincidirán en el tiempo hasta cinco espacios de trabajo político diferenciados que discurrirán en paralelo: dos con Junts, separados por temática; y uno con Esquerra, con un sistema de verificación distinto para cada uno de los partidos. Además, se mantendrá la Mesa entre los gobiernos de España y de la Generalitat de Catalunya. Y se convocará una más como foro de diálogo entre los propios partidos catalanes a propuesta del president Pere Aragonès.
El diálogo con Junts: dos mesas de trabajo y un verificador
La cita del pasado sábado en Ginebra entre las delegaciones del PSOE y Junts, encabezadas por Santos Cerdán y Carles Puigdemont, sirvió para anunciar el primer acuerdo respecto al sistema de trabajo: el nombre de la persona encargada de coordinar el sistema de verificación, integrado por un equipo de especialistas de diversa procedencia. Ambas formaciones hicieron público que ese papel será desempeñado por el diplomático salvadoreño Francisco Galindo.
Galindo coordinará a partir de ahora los equipos que acompañarán el trabajo del PSOE y de Junts en dos mesas diferenciadas. Una para abordar “el ámbito del reconocimiento nacional”, según se explicita en el documento firmado por ambos partidos. La otra, “para el ámbito de los déficits y limitaciones del autogobierno”. Por el momento se desconoce cuál será la periodicidad de las reuniones de ambos espacios y es probable, además, que las delegaciones que representen a ambos partidos puedan variar según los temas a abordar, que sí están esbozados en el texto del acuerdo político.
En la mesa “para el reconocimiento nacional” Junts propondrá la celebración de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Catalunya “amparado en el artículo 92 de la Constitución”. Mientras que el punto de partida del PSOE es “defender el amplio desarrollo” del Estatut de 2006.
Las distancias no son menores en el diálogo sobre el autogobierno. La intención de los de Carles Puigdemont es explícita en el acuerdo firmado: “La cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya”, se reclama. En este punto los socialistas son menos concluyentes y solo plantean apostar “por medidas que permitan la autonomía financiera y el acceso al mercado de Catalunya, así como un diálogo singular sobre el impacto del actual modelo de financiación sobre Catalunya”.
El diálogo con ERC: una mesa y un verificador propios
La competición acérrima y la lucha sin cuartel en el seno del independentismo fue durante la negociación de la investidura de Pedro Sánchez uno de los principales obstáculos a sortear por el PSOE. Algo que ha tenido su reflejo también en el resultado de las vías de diálogo que quedarán abiertas a partir de ahora. Con ERC, los socialistas se han comprometido a establecer otra mesa más de negociación completamente al margen de las de Junts.
Porque una de las cuestiones a las que los de Puigdemont dan más importancia es separar todo lo posible su negociación de la que ha llevado a cabo el Govern o ERC, y que en Junts descalifican como inútil. Toda una estrategia electoral centrada en remarcar que ellos negocian mejor que los de Oriol Junqueras, una de las razones por las que las mesas se han multiplicado.
La apuesta de los republicanos pasa, sin embargo, por poner en valor la mesa de diálogo entre gobiernos que ya se desarrolló durante la pasada legislatura y a la que Pere Aragonès ya ha invitado a sumarse al resto de formaciones independentistas, tanto a Junts como a la CUP. Si los republicanos han acabado reflejando en su acuerdo con el PSOE una mesa entre partidos es para introducir así la mediación al igual que Junts, que los socialistas no deseaban en ningún caso que se vincularla al Gobierno del Estado.
En el caso de ERC, el documento asegura igualmente que habrá un mecanismo de “acompañamiento, verificación y seguimiento” para lo que “se designará de común acuerdo a una persona de reconocido prestigio para realizar dichas labores”. El nombre de esta persona es por el momento desconocido, y es poco probable que los republicanos lo comuniquen ahora. “No montaremos el show de Junts la semana pasada, a nosotros nos importa la credibilidad internacional, y no haremos seguidismo de sus formas”, aseguraba este lunes una fuente del partido.
Además, para los republicanos es muy importante vincular esa mesa entre partidos a la mesa entre gobiernos, razón por la que conciben el primer espacio como un lugar de preparación o previo a los acuerdos que pasen por el órgano gubernamental. La semana pasada anunciaron una visita de Sánchez a Aragonès, en Barcelona, después de 17 meses sin celebrarse. Un encuentro con el que en el Palau entienden que se reactivará la relación bilateral y, con ella, la mesa de diálogo, que debería ponerse en marcha en los primeros compases de 2024, según entienden los republicanos.