Galicia se ha convertido en un verdadero problema para Albert Rivera tanto de cara a las elecciones generales, que están al caer, como con la vista puesta en los comicios autonómicos previstos para este otoño. La decisión del partido de sustituir al número uno de la candidatura electoral del 26J por A Coruña, Antonio Rodríguez, por el exmilitante de UPyD, José Canedo, y el cambio del cabeza de cartel en Pontevedra, Antonio Lara, por la edil María Rey, ha vuelto a abrir allí la caja de los truenos.
Estos cambios y la reciente destitución de los cinco coordinadores coruñeses afines a Rodríguez no han hecho más que agravar la crisis en una comunidad en la que Ciudadanos no consigue levantar cabeza. La situación de tensión ha obligado a que el secretario de Organización, Francisco Hervías, viaje este sábado hasta Santiago para ver si puede apaciguar los ánimos.
Galicia es uno de los puntos débiles del partido donde Albert Rivera tan solo consiguió en las pasadas elecciones generales el 9,07% de votos, quedando muy por debajo del PP (37,1%); de Podemos (25,04%) ,y del PSdG (21,33%). Este escuálido apoyo se tradujo en un escaño, precisamente el que logró Antonio Rodríguez como cabeza de lista por A Coruña.
La decisión de Rivera de eliminarle argumentando que el candidato coruñés “no estaba a la altura de las circunstancias” ha creado en vísperas del 26J un fuerte malestar interno. Esas “ circunstancias” a las que alude la dirección nacional hacen referencia a la mala imagen que había proyectado Rodríguez en la anterior campaña en la que no supo explicar en una de sus escasas comparecencias públicas cuáles eran las ofertas del programa de Ciudadanos para la región.
A raíz de aquel pinchazo, el partido decidió no sacarle prácticamente a la palestra. Hasta el punto de que en el único mitin que organizó Ciudadanos en Galicia, en concreto en A Coruña, la protagonista fue la dirigente catalana Inés Arrimadas, ante la ausencia del propio Rivera, que no pudo acudir al coincidir con el funeral de Estado por los agentes asesinados en Afganistán. La realidad fue que ninguno de los cabezas de lista del 20D intervinieron en aquel acto. El partido tampoco consiguió llenar el pequeño recinto elegido.
Otra de las protagonistas de aquel mitin fue Marta Rivera de la Cruz, escritora lucense y número 3 de la candidatura por Madrid. La dirigente madrileña tampoco se lució en su intervención en la que no hizo referencia a la tierra salvo para decir que “en Galicia es muy difícil todo”, incluido votar. “Como llueva el domingo, será dificilísimo para mucha gente”, soltó. O para recordar que es una de las autonomías “que más población pierde” y que eso no se soluciona “reforzando los chiringuitos políticos”, afirmó en referencia a las diputaciones.
De aquel mitin han quedado grabadas otras perlas de Rivera de la Cruz, como presumir de que en Galicia existían zonas como “los acantilados de Vixía da Herbeira que debería deberían salir en Juego de Tronos” o servir como platós para series y películas. O abogar por una rebaja del 7% del IVA cultural porque “va a afectar para bien a una actividad líder en Galicia: las orquestas”. “Todas las villas gallegas tienen sus fiestas patronales, su sesión vermú y su verbena... ¡Lo que va a ser eso!”, exclamó resaltando después la importancia del “cerdo celta” y de la “vaca rubia gallega”.
Esa ausencia de discurso político y de programa específico para Galicia va a llevar ahora a Albert Rivera a intentar cuidar algo más esa comunidad en estas elecciones del 26J. Fuentes del partido adelantan a eldiario.es que el líder de Ciudadanos irá a Vigo durante la campaña para dar apoyo a los nuevos y antiguos candidatos.
De momento, el clima es de absoluta tensión. El defenestrado Antonio Rodríguez se ha despedido acusando en rueda de prensa a la dirección nacional de haberle chantajeado y coaccionado para que abandonase el cargo sin reproches, y acusando al propio Albert Rivera de “dedazo y cacicada”. En Pontevedra también están en pie de guerra después de ver como Rivera cambiaba por sorpresa al anterior número uno, Antonio Lara, por concejala pontevedresa María Rey, alegando que querían “a una mujer” ahora en el puesto.
Fuentes del sector crítico aseguran a eldiario.es que lo que en realidad pretende con estos cambios la dirección nacional es “rodearse de un círculo de dirigentes afines” que no les den problemas.